“Nada se parece tanto a la injusticia como la justicia tardía.”: Séneca.
El 22 de junio de este año se llevó a cabo una ceremonia, encabezada por el Presidente de la República, en el Campo Militar número uno, de la Ciudad de México, para dar inicio a los trabajos de la denominada “Comisión para el acceso a la verdad, el esclarecimiento histórico y el impulso a la justicia de las violaciones graves a los derechos humanos cometidas de 1965 a 1990”.
Kilométrico el nombrecito, ¿verdad?
Ojalá sirva para que se también se procure y administre justicia en favor de los familiares de aquellas personas secuestradas, vejadas, torturadas y asesinadas por los grupos subversivos.
La violación a sus más elementales derechos humanos constituye delito de lesa humanidad, tal como rezan las consignas de los organismos defensores y las convenciones internacionales contra la tortura y otros tratos o penas crueles inhumanos o degradantes.
Digo, porque fueron víctimas, porque eran personas, porque eran seres humanos privados de su libertad y, en muchos de los casos, privados de su vida. ¿O es que a ellos no se les van a reconocer esos derechos fundamentales? Todos parejos, ¿no?
