/ jueves 8 de febrero de 2024

El Gobierno reconoce su miedo e incompetencia

En reiteradas ocasiones, desde hace dos años, he escrito sobre la incompetencia, la negligencia, la ineficacia e ineficiencia del gobierno -en sus tres ámbitos de responsabilidad- así como del desgobierno, el caos y la anarquía que prevalecen en Guerrero.

He señalado que la competitividad (capacidad de atraer inversión, estimularla, promoverla para que se creen empresas, éstas generen empleos; a su vez, éstos produzcan bienes y servicios) es nula. Y que, en este estadio de violencia, no existe ni existirá capital alguno que se interese por invertir en Guerrero. También, he preguntado por si existe un plan y programas para abatir los índices de violencia (secuestros, extorsión, homicidios, etcétera) en Acapulco, Zihuatanejo, Chilpancingo, Iguala, Taxco, Ciudad Altamirano, así como varias ciudades de la Tierra Caliente, la Montaña, Centro, Costa Grande y Costa Chica: todo el estado. He afirmado que la autoridad o no quiere o no puede y que Guerrero es un estado fallido.

Desafortunadamente, la confirmación y confesión, por escrito, ha venido proveniente del ayuntamiento de Iguala -lo mismo hizo el de Tepecoacuilco- al cancelar los festejos del día de la bandera nacional. El documento oficial señala, con eufemismos, que “Este año, ante el clima de incertidumbre generado por los acontecimientos que ocurren en nuestro municipio , el estado y el país . . . hemos tomado la decisión de cancelar . . . los festejos de la Feria de la Bandera . . .” Lo que está implícito es que se confiesa y reconoce la incompetencia de la autoridad municipal y, por ende, de la estatal y federal para contener la delincuencia y defender la vida, la libertad, los bienes, así como el comercio, las actividades sociales y económicas, el libre tránsito de las personas físicas y morales.

Esto es trágico porque los ciudadanos estamos indefensos. De nada ha servido el pago de nuestros impuestos, para obtener la seguridad que debe procurar el gobierno municipal, estatal y federal. ¿Qué no están y su razón de ser es significar la fuerza armada pública del Estado mexicano para combatir la delincuencia y proteger a los ciudadanos?

¿De qué tamaño será la fuerza, el poder y el miedo que le tienen la Policía Estatal, la Guardia Nacional y el Ejército a las organizaciones criminales, que capitulan y abjuran de sus deberes y atribuciones? El aforismo jurídico, proveniente de los principios generales del Derecho dice: “A confesión de parte, relevo de prueba”. Para ocupar la expresión del poeta Javier Sicilia: “Si no pueden, ¡váyanse!”

En reiteradas ocasiones, desde hace dos años, he escrito sobre la incompetencia, la negligencia, la ineficacia e ineficiencia del gobierno -en sus tres ámbitos de responsabilidad- así como del desgobierno, el caos y la anarquía que prevalecen en Guerrero.

He señalado que la competitividad (capacidad de atraer inversión, estimularla, promoverla para que se creen empresas, éstas generen empleos; a su vez, éstos produzcan bienes y servicios) es nula. Y que, en este estadio de violencia, no existe ni existirá capital alguno que se interese por invertir en Guerrero. También, he preguntado por si existe un plan y programas para abatir los índices de violencia (secuestros, extorsión, homicidios, etcétera) en Acapulco, Zihuatanejo, Chilpancingo, Iguala, Taxco, Ciudad Altamirano, así como varias ciudades de la Tierra Caliente, la Montaña, Centro, Costa Grande y Costa Chica: todo el estado. He afirmado que la autoridad o no quiere o no puede y que Guerrero es un estado fallido.

Desafortunadamente, la confirmación y confesión, por escrito, ha venido proveniente del ayuntamiento de Iguala -lo mismo hizo el de Tepecoacuilco- al cancelar los festejos del día de la bandera nacional. El documento oficial señala, con eufemismos, que “Este año, ante el clima de incertidumbre generado por los acontecimientos que ocurren en nuestro municipio , el estado y el país . . . hemos tomado la decisión de cancelar . . . los festejos de la Feria de la Bandera . . .” Lo que está implícito es que se confiesa y reconoce la incompetencia de la autoridad municipal y, por ende, de la estatal y federal para contener la delincuencia y defender la vida, la libertad, los bienes, así como el comercio, las actividades sociales y económicas, el libre tránsito de las personas físicas y morales.

Esto es trágico porque los ciudadanos estamos indefensos. De nada ha servido el pago de nuestros impuestos, para obtener la seguridad que debe procurar el gobierno municipal, estatal y federal. ¿Qué no están y su razón de ser es significar la fuerza armada pública del Estado mexicano para combatir la delincuencia y proteger a los ciudadanos?

¿De qué tamaño será la fuerza, el poder y el miedo que le tienen la Policía Estatal, la Guardia Nacional y el Ejército a las organizaciones criminales, que capitulan y abjuran de sus deberes y atribuciones? El aforismo jurídico, proveniente de los principios generales del Derecho dice: “A confesión de parte, relevo de prueba”. Para ocupar la expresión del poeta Javier Sicilia: “Si no pueden, ¡váyanse!”