/ jueves 8 de octubre de 2020

Extinción de fideicomisos

La iniciativa de extinguir 109 fideicomisos, aprobada por los diputados del congreso federal, es un durísimo golpe a científicos, investigadores, deportistas, cineastas, artistas, damnificados por huracanes, entre otros. Se ha argumentado que había corrupción. Pero no se ha presentado ninguna prueba en ese sentido; menos una denuncia ante el ministerio público federal. No dudo que algunos o muchos funcionaran deficientemente, pero hacer tabla rasa es, si así fuere, como querer extirpar el pus de un dedo cortando la mano completa. Lo que debiera hacerse con un bisturí se realiza con una guadaña.

La única lógica que tiene esta medida es que los 68 mil millones de pesos se habrán de utilizar en los programas clientelares del presidente, porque ya se acabaron los fondos de estabilización que dejaron las administraciones anteriores.

El golpe es directamente contra la ciencia, la tecnología, el arte, el deporte, y los damnificados (por lluvias, huracanes, temblores), la investigación, entre otros. Y esto es así porque no hay ningún programa que los sustituya. Dicen los morenistas que en unos meses se darán a conocer. Es decir, no hay nada. Se destruye una estructura sin tener programa o plan alternativo. Igual pasó con el seguro popular, las guarderías. El objetivo es que el presidente maneje estos recursos discrecionalmente con la perspectiva de las elecciones del próximo año. Está claro.

La iniciativa de extinguir 109 fideicomisos, aprobada por los diputados del congreso federal, es un durísimo golpe a científicos, investigadores, deportistas, cineastas, artistas, damnificados por huracanes, entre otros. Se ha argumentado que había corrupción. Pero no se ha presentado ninguna prueba en ese sentido; menos una denuncia ante el ministerio público federal. No dudo que algunos o muchos funcionaran deficientemente, pero hacer tabla rasa es, si así fuere, como querer extirpar el pus de un dedo cortando la mano completa. Lo que debiera hacerse con un bisturí se realiza con una guadaña.

La única lógica que tiene esta medida es que los 68 mil millones de pesos se habrán de utilizar en los programas clientelares del presidente, porque ya se acabaron los fondos de estabilización que dejaron las administraciones anteriores.

El golpe es directamente contra la ciencia, la tecnología, el arte, el deporte, y los damnificados (por lluvias, huracanes, temblores), la investigación, entre otros. Y esto es así porque no hay ningún programa que los sustituya. Dicen los morenistas que en unos meses se darán a conocer. Es decir, no hay nada. Se destruye una estructura sin tener programa o plan alternativo. Igual pasó con el seguro popular, las guarderías. El objetivo es que el presidente maneje estos recursos discrecionalmente con la perspectiva de las elecciones del próximo año. Está claro.