/ domingo 5 de enero de 2020

Violeta del Anáhuac

Es año bisiesto. Se considera que, tras el paso de un cuatrienio, un promedio de cinco millones de personas festejará su cumpleaños el día de su nacimiento el 29 de febrero. No antes, no después. Por lo tanto, no es irrelevante la fecha. Como no lo es para el mundo.

Si no existiera el año bisiesto las estaciones estarían descompasadas. Y afectaría fechas como por ejemplo la Navidad que se celebraría en una estación distinta a la del invierno en el hemisferio norte –en verano-. O la Semana Mayor.

Así, durante tres años contamos el año en 365 días, y en el cuarto, agregamos un día más para recuperar las 5 horas, 48 minutos y 56 segundos que quedan fuera del calendario normal, y que ahora esos ajustes llevan a ser contados en 365 días, 5 horas, 49 minutos y 12 segundos, para sumarse en un solo día y no descompasar el ciclo. Algo que consideró el emperador Julio César por el movimiento del sol en el que el Planeta Tierra recorre su órbita 365,24219 veces dando la suma de tiempo anterior y que no se ajustaba a la división del tiempo establecido y respetado por el calendario juliano, en el año 44 antes de Cristo, que también está basado en el movimiento del astro sol y que distribuye los meses en 30, 31 y 28 días, al que agregaron los romanos un día más para hacer un calendario más exacto (aún hay desfase de segundos) y que el calendario gregoriano buscó ajustar mejor marcando excepciones en múltiplos de 100, solo si son divisibles en múltiplos de 400 (el año 1900 no fue bisiesto, el 200 si).

Solo que las kábalas han hecho registro de acontecimientos más sobresalientes en los años bisiestos. Y encontraron, por ejemplo, que el inicio de la Guerra Civil en España fue en año bisiesto de 1936, y el hundimiento del Titánic en el año bisiesto de 1912. En el año bisiesto anterior -2016- el registro tiene la muerte de Fidel Castro, el Acuerdo de Paz en Colombia y el triunfo de la elección en Estados Unidos de Donald Trump, entre otros sucesos.

Los acontecimientos no tienen porque ser negativos. Lo sobresaliente no tiene porque ser malo. Sin embargo, estos primeros días del año bisiesto de 2020 están centrados en la bandera roja que ondea en Bagdad por el asesinato, el viernes anterior por un dron de Estados Unidos, del General Qasem Soleimani, estratega de las intervenciones iraníes en Oriente Próximo, considerado por Estados Unidos como el terrorista número 1 del mundo; del Comandante de la Milicia paramilitar iraquí chií Fuerzas de Movilización Popular, Abu Mahdi al Mohandes, y ocho militares más, y que ya ha cobrado una reacción, cuando el sábado posterior al ataque varios cohetes fueron arrojados en la Zona Verde de Bagdad, y la base aérea Balad, donde, casualmente, están las tropas estadounidenses, aunque se dice habrá más “sin precipitación”.

La respuesta del Presidente de Estados Unidos, que podría ser reelecto este 2020 luego que pase favorablemente el juicio político que pesa en su contra, no ha sido menor. Y nuestro país, México, no está lejos del interés de ambos. En el 2011 la detención de Massor Arbabsiar, llevó a información que detallaba la búsqueda de mexicanos pertenecientes a un cártel delictivo para asesinar al Embajador de Arabia Saudita en Estados Unidos, Adel al Jubeir, por un pago de un millón y medio de dólares. Nuestro país habría negado el ingreso de esta persona al país.

Iniciamos pues la vuelta al astro Sol. La historia de este año bisiesto está apenas en las primeras páginas. Ojalá al final, no tengamos que hacer recuento de daños, sino de alcances de conciencia.

Es año bisiesto. Se considera que, tras el paso de un cuatrienio, un promedio de cinco millones de personas festejará su cumpleaños el día de su nacimiento el 29 de febrero. No antes, no después. Por lo tanto, no es irrelevante la fecha. Como no lo es para el mundo.

Si no existiera el año bisiesto las estaciones estarían descompasadas. Y afectaría fechas como por ejemplo la Navidad que se celebraría en una estación distinta a la del invierno en el hemisferio norte –en verano-. O la Semana Mayor.

Así, durante tres años contamos el año en 365 días, y en el cuarto, agregamos un día más para recuperar las 5 horas, 48 minutos y 56 segundos que quedan fuera del calendario normal, y que ahora esos ajustes llevan a ser contados en 365 días, 5 horas, 49 minutos y 12 segundos, para sumarse en un solo día y no descompasar el ciclo. Algo que consideró el emperador Julio César por el movimiento del sol en el que el Planeta Tierra recorre su órbita 365,24219 veces dando la suma de tiempo anterior y que no se ajustaba a la división del tiempo establecido y respetado por el calendario juliano, en el año 44 antes de Cristo, que también está basado en el movimiento del astro sol y que distribuye los meses en 30, 31 y 28 días, al que agregaron los romanos un día más para hacer un calendario más exacto (aún hay desfase de segundos) y que el calendario gregoriano buscó ajustar mejor marcando excepciones en múltiplos de 100, solo si son divisibles en múltiplos de 400 (el año 1900 no fue bisiesto, el 200 si).

Solo que las kábalas han hecho registro de acontecimientos más sobresalientes en los años bisiestos. Y encontraron, por ejemplo, que el inicio de la Guerra Civil en España fue en año bisiesto de 1936, y el hundimiento del Titánic en el año bisiesto de 1912. En el año bisiesto anterior -2016- el registro tiene la muerte de Fidel Castro, el Acuerdo de Paz en Colombia y el triunfo de la elección en Estados Unidos de Donald Trump, entre otros sucesos.

Los acontecimientos no tienen porque ser negativos. Lo sobresaliente no tiene porque ser malo. Sin embargo, estos primeros días del año bisiesto de 2020 están centrados en la bandera roja que ondea en Bagdad por el asesinato, el viernes anterior por un dron de Estados Unidos, del General Qasem Soleimani, estratega de las intervenciones iraníes en Oriente Próximo, considerado por Estados Unidos como el terrorista número 1 del mundo; del Comandante de la Milicia paramilitar iraquí chií Fuerzas de Movilización Popular, Abu Mahdi al Mohandes, y ocho militares más, y que ya ha cobrado una reacción, cuando el sábado posterior al ataque varios cohetes fueron arrojados en la Zona Verde de Bagdad, y la base aérea Balad, donde, casualmente, están las tropas estadounidenses, aunque se dice habrá más “sin precipitación”.

La respuesta del Presidente de Estados Unidos, que podría ser reelecto este 2020 luego que pase favorablemente el juicio político que pesa en su contra, no ha sido menor. Y nuestro país, México, no está lejos del interés de ambos. En el 2011 la detención de Massor Arbabsiar, llevó a información que detallaba la búsqueda de mexicanos pertenecientes a un cártel delictivo para asesinar al Embajador de Arabia Saudita en Estados Unidos, Adel al Jubeir, por un pago de un millón y medio de dólares. Nuestro país habría negado el ingreso de esta persona al país.

Iniciamos pues la vuelta al astro Sol. La historia de este año bisiesto está apenas en las primeras páginas. Ojalá al final, no tengamos que hacer recuento de daños, sino de alcances de conciencia.