/ lunes 25 de marzo de 2024

Violeta del Anáhuac | Elí, Elí, lama sabactaní

A Ceci Flores, Madre Buscadora

Era el funeral del Papa Juan Pablo II, y los recuerdos y las anécdotas salían a la luz, uno de ellos, de un obispo mexicano que señalaba una conversación con S.S. el Papa sobre un tema difícil que cruzaba y la respuesta no pudo ser más filosófica y alentadora: "Recuerda que después del Viernes de Crucifixión viene el Sábado de Gloria".

Cuando Ceci Flores, del Colectivo Madres Buscadoras de Sonora, con pala en mano, vestida de beisbolista, tocó la puerta de Palacio Nacional en busca de entablar comunicación con el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, esperando una audiencia, y con ello, un compromiso para que se convierta en una política pública el tema que ha causado tanto dolor en el país, no encontró al ser humano que esperaba, ni aún vistiendo la ropa del deporte que encanta al mandatario, sino a un personaje indiferente, distante, burlón de su dolor expresado en la frase "que ahí me deje la pala”, el instrumento de labriegos que ahora es ocupado para remover tierra para encontrar entierros clandestinos y seres queridos desaparecidos.

Es Semana Santa 2024. El calor nos indica que no hemos cuidado bien la casa común que tenemos: La Tierra, y que es un tema que debemos cuidar hasta como asunto de sobrevivencia. El Domingo de Ramos, la fiesta del "¡Hosanna!", el salve con el que es recibido Jesús será, sin embargo, el preámbulo del dolor de la injusticia que marcó al mundo y generó un antes y un después en el tiempo.

La liturgia es conmovedora, pero aún alentadora, vendrá el momento más difícil de entender cuando se dé el prendimiento del divino preso, su sentencia, su condena, su viacrucis, su crucifixión y, en medio de dos ladrones, la pronunciación de frases que antecederán a la obscuridad de su muerte hasta la gloriosa resurrección.

Una de ellas, la séptima frase: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”, está la de “ELI, ELI LAMA SABACTANI”, que se enfrenta a la contraparte de la vida que es la muerte, para después depositar la confianza plena en el Creador.

En el terreno de la vida, aún cuando exista la defensa a ultranza de algunos seguidores en quien gobierna y que evidentemente no están en ninguno de los contextos de abandono que ha vivido este periodo de gobierno, enfrentada a la muerte, Ceci se aferra a una pala que no le devolverá a su hijo vivo, pero tiene la confianza de encontrarlo para recuperar también la paz.

Podría alguien calmar el alma de una madre que ha perdido a dos hijos y que confronta el número oficial de desaparecidos: "12 mil desaparecidos en el país, cuando en realidad -dice- son más de 100 mil". Parece que la frase pueda representar el estado en el que Ceci Flores enfrentó al poder y recibió como sentencia la indiferencia que la llevó a vivir el Viernes de la Crucifixión y cargar su pala como cruz, también en el camino del Gólgota en el que se ha convertido el veto para la justicia y se ha quedado dentro como lugar de la calavera.

Sin embargo, así como lo dijo con tanta filosofía el Papa Juan Pablo II en conversación privada, como palabras de aliento, vendrá el sábado de resurrección, pero quizá a ella solo se acceda mediante la consciencia de la realidad y algunos y algunas, prefieran mantenerse en el Gólgota y dejar fuera la vida del país.

Lo veremos el 2 de junio de este año luego de que la luna gibosa menguante en sagitario despeje la noche.

A Ceci Flores, Madre Buscadora

Era el funeral del Papa Juan Pablo II, y los recuerdos y las anécdotas salían a la luz, uno de ellos, de un obispo mexicano que señalaba una conversación con S.S. el Papa sobre un tema difícil que cruzaba y la respuesta no pudo ser más filosófica y alentadora: "Recuerda que después del Viernes de Crucifixión viene el Sábado de Gloria".

Cuando Ceci Flores, del Colectivo Madres Buscadoras de Sonora, con pala en mano, vestida de beisbolista, tocó la puerta de Palacio Nacional en busca de entablar comunicación con el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, esperando una audiencia, y con ello, un compromiso para que se convierta en una política pública el tema que ha causado tanto dolor en el país, no encontró al ser humano que esperaba, ni aún vistiendo la ropa del deporte que encanta al mandatario, sino a un personaje indiferente, distante, burlón de su dolor expresado en la frase "que ahí me deje la pala”, el instrumento de labriegos que ahora es ocupado para remover tierra para encontrar entierros clandestinos y seres queridos desaparecidos.

Es Semana Santa 2024. El calor nos indica que no hemos cuidado bien la casa común que tenemos: La Tierra, y que es un tema que debemos cuidar hasta como asunto de sobrevivencia. El Domingo de Ramos, la fiesta del "¡Hosanna!", el salve con el que es recibido Jesús será, sin embargo, el preámbulo del dolor de la injusticia que marcó al mundo y generó un antes y un después en el tiempo.

La liturgia es conmovedora, pero aún alentadora, vendrá el momento más difícil de entender cuando se dé el prendimiento del divino preso, su sentencia, su condena, su viacrucis, su crucifixión y, en medio de dos ladrones, la pronunciación de frases que antecederán a la obscuridad de su muerte hasta la gloriosa resurrección.

Una de ellas, la séptima frase: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”, está la de “ELI, ELI LAMA SABACTANI”, que se enfrenta a la contraparte de la vida que es la muerte, para después depositar la confianza plena en el Creador.

En el terreno de la vida, aún cuando exista la defensa a ultranza de algunos seguidores en quien gobierna y que evidentemente no están en ninguno de los contextos de abandono que ha vivido este periodo de gobierno, enfrentada a la muerte, Ceci se aferra a una pala que no le devolverá a su hijo vivo, pero tiene la confianza de encontrarlo para recuperar también la paz.

Podría alguien calmar el alma de una madre que ha perdido a dos hijos y que confronta el número oficial de desaparecidos: "12 mil desaparecidos en el país, cuando en realidad -dice- son más de 100 mil". Parece que la frase pueda representar el estado en el que Ceci Flores enfrentó al poder y recibió como sentencia la indiferencia que la llevó a vivir el Viernes de la Crucifixión y cargar su pala como cruz, también en el camino del Gólgota en el que se ha convertido el veto para la justicia y se ha quedado dentro como lugar de la calavera.

Sin embargo, así como lo dijo con tanta filosofía el Papa Juan Pablo II en conversación privada, como palabras de aliento, vendrá el sábado de resurrección, pero quizá a ella solo se acceda mediante la consciencia de la realidad y algunos y algunas, prefieran mantenerse en el Gólgota y dejar fuera la vida del país.

Lo veremos el 2 de junio de este año luego de que la luna gibosa menguante en sagitario despeje la noche.