/ miércoles 6 de mayo de 2020

Orden jurídico de excepción ante crisis sanitaria

Con preocupación aún escucho voces que no dan crédito a la existencia del COVID-19 y quisiera creer que basan su desdén a las medidas sanitarias en aras de la tranquilidad mental, necesaria, vital para enfrentar ésta crisis y la vida misma. Sin embargo, y a pesar de que desconocemos a fondo lo que sucede en los hospitales, lo que ha llegado debiera ser suficiente para asumir como ciudadanía el dictado responsable de un orden jurídico de excepción.

En nuestro país y en cada entidad federativa así como en cada municipio y comunidades, el orden jurídico sugerido por las autoridades federales con la Declaratoria de Emergencia Sanitaria, para preservar la salud y la existencia misma en México, ha tenido respuestas específicas que ha llevado a la Secretaría de Gobernación a fijar una posición de no respaldar la restricción y solicitar no haya excesos en las mismas. Algo que ha parecido contradictoria ante la misma posición de las autoridades en materia de Salud en su solicitud de “quedarse en casa”, fijar tiempos de aislamiento social, educativo, laboral.

Como es que ante esas medidas haya quien dude, cuestione, contradiga y arriesgue su vida si no están en el grupo que no puede –ni debe- quedarse en casa para cumplir su papel para preservar el mismo orden jurídico y con él, la existencia humana?.

Las autoridades comunales, las que gobiernan mediante voto directo a sus comunidades, han sido más firmes para tomar un nuevo orden jurídico, de excepción. Al cerrar los caminos de acceso a sus lugares, y dejar abiertos solo para dos emergencias: salud y alimentación. Todo mediante autorización expresa de sus comisari@s, parece que nos han dado ejemplos de la forma en que podemos preservar la salud y la propia existencia. Lo que ha parecido un exceso a la Secretaría de Gobernación es, sin embargo, una forma de entender el derecho a la vida.

El Estado ha hecho uso en los días que transcurren del Artículo 73 y tomado del capítulo VXI el concerniente a la facultad para organizar “…un Consejo General de Salubridad”, que se ha encargado de dictar las medidas que debemos seguir a partir de darnos todos los días a las 7 de la noche un “parte informativo” que en sus propias palabras y basados en estadísticas, los números pueden ser más fríos al elevarse mediante fórmulas matemáticas.

Podría llevar ésta semana considerada de mayor riesgo a la aplicación de un estado de excepción para al país?, cuando se mueve la necesaria preservación de la vida con los acuerdos firmados con Estados Unidos de Norteamérica y Canadá para reactivar algunos sectores de la economía?, y la entendible necesidad de salir a trabajar para comer y pagar los servicios que no se han detenido?, cuando la no previsión temprana con una información oportuna conduce a muchas y muchos mexicanos a arriesgar la seguridad de salud en busca de la subsistencia diaria?.

El gobierno en sus tres órdenes tiene hoy más que nunca un gran compromiso. México acudirá al Articulo 29 y está ante el riesgo de declarar un estado de excepción?. La temporalidad de la acción, si no es precisada, podría llevar a más riesgos. Por hoy, nuestro reconocimiento a quienes hacen frente a la batalla más peligrosa que libra el mundo, a médicas y médicos, a trabajadores de centros hospitalarios, a médicas y médicos que desde el sector privado hacen frente con sus propios recursos a su juramento de preservar la vida. Y también, entre el gran sector de los gobiernos que se mantienen en pie como sus autoridades de salud, de seguridad, protección civil, entre otros, a las y los periodistas que mantenemos una actividad fundamental para tomar decisiones. DIOS los bendiga, DIOS nos bendiga. (Cuando esto escribo, mi hijo Omar Ortega, médico, me dice que un amigo y compañero suyo está internado por COVID-19, DIOS lo salve y también a ellos los proteja. Amén)

Con preocupación aún escucho voces que no dan crédito a la existencia del COVID-19 y quisiera creer que basan su desdén a las medidas sanitarias en aras de la tranquilidad mental, necesaria, vital para enfrentar ésta crisis y la vida misma. Sin embargo, y a pesar de que desconocemos a fondo lo que sucede en los hospitales, lo que ha llegado debiera ser suficiente para asumir como ciudadanía el dictado responsable de un orden jurídico de excepción.

En nuestro país y en cada entidad federativa así como en cada municipio y comunidades, el orden jurídico sugerido por las autoridades federales con la Declaratoria de Emergencia Sanitaria, para preservar la salud y la existencia misma en México, ha tenido respuestas específicas que ha llevado a la Secretaría de Gobernación a fijar una posición de no respaldar la restricción y solicitar no haya excesos en las mismas. Algo que ha parecido contradictoria ante la misma posición de las autoridades en materia de Salud en su solicitud de “quedarse en casa”, fijar tiempos de aislamiento social, educativo, laboral.

Como es que ante esas medidas haya quien dude, cuestione, contradiga y arriesgue su vida si no están en el grupo que no puede –ni debe- quedarse en casa para cumplir su papel para preservar el mismo orden jurídico y con él, la existencia humana?.

Las autoridades comunales, las que gobiernan mediante voto directo a sus comunidades, han sido más firmes para tomar un nuevo orden jurídico, de excepción. Al cerrar los caminos de acceso a sus lugares, y dejar abiertos solo para dos emergencias: salud y alimentación. Todo mediante autorización expresa de sus comisari@s, parece que nos han dado ejemplos de la forma en que podemos preservar la salud y la propia existencia. Lo que ha parecido un exceso a la Secretaría de Gobernación es, sin embargo, una forma de entender el derecho a la vida.

El Estado ha hecho uso en los días que transcurren del Artículo 73 y tomado del capítulo VXI el concerniente a la facultad para organizar “…un Consejo General de Salubridad”, que se ha encargado de dictar las medidas que debemos seguir a partir de darnos todos los días a las 7 de la noche un “parte informativo” que en sus propias palabras y basados en estadísticas, los números pueden ser más fríos al elevarse mediante fórmulas matemáticas.

Podría llevar ésta semana considerada de mayor riesgo a la aplicación de un estado de excepción para al país?, cuando se mueve la necesaria preservación de la vida con los acuerdos firmados con Estados Unidos de Norteamérica y Canadá para reactivar algunos sectores de la economía?, y la entendible necesidad de salir a trabajar para comer y pagar los servicios que no se han detenido?, cuando la no previsión temprana con una información oportuna conduce a muchas y muchos mexicanos a arriesgar la seguridad de salud en busca de la subsistencia diaria?.

El gobierno en sus tres órdenes tiene hoy más que nunca un gran compromiso. México acudirá al Articulo 29 y está ante el riesgo de declarar un estado de excepción?. La temporalidad de la acción, si no es precisada, podría llevar a más riesgos. Por hoy, nuestro reconocimiento a quienes hacen frente a la batalla más peligrosa que libra el mundo, a médicas y médicos, a trabajadores de centros hospitalarios, a médicas y médicos que desde el sector privado hacen frente con sus propios recursos a su juramento de preservar la vida. Y también, entre el gran sector de los gobiernos que se mantienen en pie como sus autoridades de salud, de seguridad, protección civil, entre otros, a las y los periodistas que mantenemos una actividad fundamental para tomar decisiones. DIOS los bendiga, DIOS nos bendiga. (Cuando esto escribo, mi hijo Omar Ortega, médico, me dice que un amigo y compañero suyo está internado por COVID-19, DIOS lo salve y también a ellos los proteja. Amén)