/ sábado 25 de mayo de 2024

Médula | El “deb-hate” de Acapulco

No hizo falta esperar al desarrollo de los temas de servicios públicos, seguridad y reconstrucción de Acapulco sobre los cuales se “debatiría” para darse cuenta que éstos en realidad no le importan a los candidatos a la alcaldía.

Dicen que la primera impresión es la que cuenta, y varios de ellos desperdiciaron ese primer minuto tan importante que tenían para presentarse, en atacar a Abelina López Rodríguez, lo cual harían a lo largo de las casi tres horas y media que duró eso que el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana (IEPC) promovió como un debate.

No lo fue. El cómo solucionarán los graves problemas de Acapulco en las tres áreas, apenas asomó la cabeza.

Es más, ni siquiera lo fue en la definición de Arthur Schopenhauer de que el debate político consiste en convencer de que se tiene razón, aún sin tenerla.

Y es que la política es tan seria como para dejarla en manos de políticos, y a los que participaron en el “debate” realizado la tarde del viernes, ni siquiera les importó tener razón en algo.

Aquello se convirtió en una catarsis de traumas personales. Así se observó en las intervenciones del destituido director de Vía Pública, Raúl Ceballos, hoy candidato de México Avanza, reprochando a su ex jefa el haber sido jitomateado por comerciantes por culpa, según acusó, de otra funcionaria. Algo que debió ser duro para él, pero irrelevante para el ciudadano que busca emitir un voto razonado.

De igual manera actuaron Yoshio Ávila de Movimiento Ciudadano; Ramiro Solorio ahora del PES, y Carlos Granda de la coalición PAN-PRI-PRD, cuyos ataques no solo contra la candidata de Morena-PT-PVEM, Abelina López, si no también hacia la secretaria del Bienestar Leticia Lozano fueron su eje discursivo.

Se exhibieron a sí mismos como haters de Abelina, y no como adversarios políticos.

La palabra viene del inglés hate, que significa odio.

Lo que vimos no fue un debate de ideas o proyectos de desarrollo municipal en el que los candidatos nos dijeran no solo qué van a hacer, si no cómo lo van a hacer, y la viabilidad en el contraste de sus propuestas.

Fue un “deb-hate” (Suena deb-jeit- en espaninglish), porque las expresiones fueron de odio, intolerancia y mal gusto, como esa de Ramiro Solorio de que en su gobierno “si habrá presidenta del DIF”.

La falacia ad hominem, aquella que ataca a la persona pero no sus argumentos, o en este caso ad feminem, predominó.

Aunque los atacantes también se llevaron lo suyo, de parte de las candidatas Gloria Bracho, del PSG; Luz del Carmen Torreblanca, de Alianza Ciudadana; que hicieron cancelar a Yoshio una réplica que ya había solicitado para seguir atacando a Abelina.

También hubo contra ataque del candidato Edson Rivelino Pérez del Partido del Bienestar, quien logró hacer enojar a Carlos Granda que en respuesta lo llamó palero.

Y es que sí fue evidente la operación política del equipo de la morenista que logró transformar lo que sería un tiradero de todos contra Abelina, en un escenario de tres contra tres en el cual ella lograra su propósito en medio de la distracción, como lo hizo en el debate de su anterior campaña a la alcaldía cuando Ramiro Solorio fungió como su guardaespaldas al entretener al finado Ricardo Taja (el único que en realidad competía con ella), con el cuento de que le había matado a su perrito.

¿Y cuál fue en ambos debates, el de la pasada elección y el de ésta, el propósito de Abelina? Hablarle a su público, el voto duro de Morena y el propio.

No necesitaba más. Las encuestas la colocan muy arriba, y la más reciente, de Laboratorio de Opinión Pública, revela además dos datos interesantes: El 80 por ciento ya tiene bien definido por quién votará, y el voto switcher es de 19 por ciento, mismo que al repartirse entre todos los partidos y en algunos casos mantenerse donde está, no da como para que existan sorpresas.

Por cierto que la encuesta también aclara que Movimiento Ciudadano sí puede rebasar al PRI, al PAN y al PRD de manera individual, colocándose como segunda fuerza política en Acapulco, lo cual dejará a Yoshio Ávila con un excelente referente en su incipiente carrera electoral, pero no le dará para bajar a Carlos Granda del segundo lugar, pues la coalición sumará los votos de los tres partidos, enviando a Yoshio a tercero. Nada mal para su primera vez.

Por último. Felicidades a mis colegas Karina Gómez y Marco Antonio Aguileta por su muy profesional desempeño como moderadores. Al IEPC también aunque dejaron fuera de la transmisión a mi portal enterado.mx. Ni modo. Ya habrá más procesos. Esperemos que con más calidad argumentativa de los participantes, y menos fallas de parte de lo organizadores.

No hizo falta esperar al desarrollo de los temas de servicios públicos, seguridad y reconstrucción de Acapulco sobre los cuales se “debatiría” para darse cuenta que éstos en realidad no le importan a los candidatos a la alcaldía.

Dicen que la primera impresión es la que cuenta, y varios de ellos desperdiciaron ese primer minuto tan importante que tenían para presentarse, en atacar a Abelina López Rodríguez, lo cual harían a lo largo de las casi tres horas y media que duró eso que el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana (IEPC) promovió como un debate.

No lo fue. El cómo solucionarán los graves problemas de Acapulco en las tres áreas, apenas asomó la cabeza.

Es más, ni siquiera lo fue en la definición de Arthur Schopenhauer de que el debate político consiste en convencer de que se tiene razón, aún sin tenerla.

Y es que la política es tan seria como para dejarla en manos de políticos, y a los que participaron en el “debate” realizado la tarde del viernes, ni siquiera les importó tener razón en algo.

Aquello se convirtió en una catarsis de traumas personales. Así se observó en las intervenciones del destituido director de Vía Pública, Raúl Ceballos, hoy candidato de México Avanza, reprochando a su ex jefa el haber sido jitomateado por comerciantes por culpa, según acusó, de otra funcionaria. Algo que debió ser duro para él, pero irrelevante para el ciudadano que busca emitir un voto razonado.

De igual manera actuaron Yoshio Ávila de Movimiento Ciudadano; Ramiro Solorio ahora del PES, y Carlos Granda de la coalición PAN-PRI-PRD, cuyos ataques no solo contra la candidata de Morena-PT-PVEM, Abelina López, si no también hacia la secretaria del Bienestar Leticia Lozano fueron su eje discursivo.

Se exhibieron a sí mismos como haters de Abelina, y no como adversarios políticos.

La palabra viene del inglés hate, que significa odio.

Lo que vimos no fue un debate de ideas o proyectos de desarrollo municipal en el que los candidatos nos dijeran no solo qué van a hacer, si no cómo lo van a hacer, y la viabilidad en el contraste de sus propuestas.

Fue un “deb-hate” (Suena deb-jeit- en espaninglish), porque las expresiones fueron de odio, intolerancia y mal gusto, como esa de Ramiro Solorio de que en su gobierno “si habrá presidenta del DIF”.

La falacia ad hominem, aquella que ataca a la persona pero no sus argumentos, o en este caso ad feminem, predominó.

Aunque los atacantes también se llevaron lo suyo, de parte de las candidatas Gloria Bracho, del PSG; Luz del Carmen Torreblanca, de Alianza Ciudadana; que hicieron cancelar a Yoshio una réplica que ya había solicitado para seguir atacando a Abelina.

También hubo contra ataque del candidato Edson Rivelino Pérez del Partido del Bienestar, quien logró hacer enojar a Carlos Granda que en respuesta lo llamó palero.

Y es que sí fue evidente la operación política del equipo de la morenista que logró transformar lo que sería un tiradero de todos contra Abelina, en un escenario de tres contra tres en el cual ella lograra su propósito en medio de la distracción, como lo hizo en el debate de su anterior campaña a la alcaldía cuando Ramiro Solorio fungió como su guardaespaldas al entretener al finado Ricardo Taja (el único que en realidad competía con ella), con el cuento de que le había matado a su perrito.

¿Y cuál fue en ambos debates, el de la pasada elección y el de ésta, el propósito de Abelina? Hablarle a su público, el voto duro de Morena y el propio.

No necesitaba más. Las encuestas la colocan muy arriba, y la más reciente, de Laboratorio de Opinión Pública, revela además dos datos interesantes: El 80 por ciento ya tiene bien definido por quién votará, y el voto switcher es de 19 por ciento, mismo que al repartirse entre todos los partidos y en algunos casos mantenerse donde está, no da como para que existan sorpresas.

Por cierto que la encuesta también aclara que Movimiento Ciudadano sí puede rebasar al PRI, al PAN y al PRD de manera individual, colocándose como segunda fuerza política en Acapulco, lo cual dejará a Yoshio Ávila con un excelente referente en su incipiente carrera electoral, pero no le dará para bajar a Carlos Granda del segundo lugar, pues la coalición sumará los votos de los tres partidos, enviando a Yoshio a tercero. Nada mal para su primera vez.

Por último. Felicidades a mis colegas Karina Gómez y Marco Antonio Aguileta por su muy profesional desempeño como moderadores. Al IEPC también aunque dejaron fuera de la transmisión a mi portal enterado.mx. Ni modo. Ya habrá más procesos. Esperemos que con más calidad argumentativa de los participantes, y menos fallas de parte de lo organizadores.