/ lunes 28 de enero de 2019

Surrealismo Político

En Guerrero en los días del gobierno de Rubén Figueroa Alcocer, el fertilizante cobró mayor relevancia. Por un lado, la atención a un sector de la población fundamental para la subsistencia humana, el campo, y por el otro relacionado con el surrealismo, el fertilizante formaba parte de un negocio familiar que iniciara Don Rubén Figueroa Figueroa, incluso antes de que fuera gobernador.

En manos de una familia de gran poder en el Estado, con un fuerte vínculo con la política que dominaba el país desde el centro del país, se decía que este insumo entraba en las negociaciones con políticos regionales y estatales. Algo así como un trueque surrealista de la política que no ha logrado controlar Rubén Figueroa Smutny, que quizá quiso separarse de las dos historias que acompañan a sus antecesores, pero ha logrado hasta el momento dividir y le ha pegado en su propia historia política.

Por otro lado, el campo ha tenido una relevancia distinta. A veces está en lo alto de la atención para luego convertirse en rehén y botín. Dividiendo los campos en zonas de cultivo de sustancias aún no autorizadas, como la marihuana, y llevando al cultivo de maíz al plano de la autosuficiencia alimentaria y en la diversificación de cultivos en esta zona, con grave riesgo de supervivencia para el café, la jamaica, etc.

Ahora, campesinos y campesinas quedan en medio de un nuevo diferendo, en este caso, el económico.

La Cámara de Diputados federal aprobó en el presupuesto destinado para el rubro del fertilizante en Guerrero 650 millones de pesos. Para el Estado, en voz del mandatario estatal, esto significa poco menos del 50 por ciento de lo que se ha venido ejerciendo, es decir, 1 mil 100 millones de pesos que se consideró en el presupuesto 2018.

El diferendo entre las cantidades va acompañado de dos posiciones.

Mientras el Gobierno del Estado señala que este presupuesto es insuficiente para atender al campo sólo en la materia que nos ocupa, el fertilizante. Para el Gobierno Federal, en voz del propio presidente López Obrador, lo asignado alcanza para atender el rubro.

En medio del debate está la oportunidad del campesinado que hace posible la siembra del maíz para surtir el mercado alimentario de Guerrero, que algunos dicen no es posible incluso todavía, ya que se importa maíz de otras partes del país, está la posición del Gobierno Federal que dice, esta cantidad sí alcanza.

Si volvemos el tema al tiempo en el que el ahora presidente de México recorría la República Mexicana en busca del voto y sustentó, entre otros grupos, en el campo, la zona rural, así como la suburbana y grupos intelectuales su triunfo. ¿Le alcanzó el tiempo para conocer de viva voz cuánto recibían de fertilizante e hizo números? Siendo así, ¿se considera que hay excedente económico?

Pobre del campo. En el jaloneo de los números queda en medio. Como queda también así la alimentación y se otorga valor al dicho de que la migración de los campos de cultivo para convertirse en jornaleros agrícolas tiene también sustento en la falta de correlación entre un insumo comprado, entregado y los montos. ¿Surrealismo?

En Guerrero en los días del gobierno de Rubén Figueroa Alcocer, el fertilizante cobró mayor relevancia. Por un lado, la atención a un sector de la población fundamental para la subsistencia humana, el campo, y por el otro relacionado con el surrealismo, el fertilizante formaba parte de un negocio familiar que iniciara Don Rubén Figueroa Figueroa, incluso antes de que fuera gobernador.

En manos de una familia de gran poder en el Estado, con un fuerte vínculo con la política que dominaba el país desde el centro del país, se decía que este insumo entraba en las negociaciones con políticos regionales y estatales. Algo así como un trueque surrealista de la política que no ha logrado controlar Rubén Figueroa Smutny, que quizá quiso separarse de las dos historias que acompañan a sus antecesores, pero ha logrado hasta el momento dividir y le ha pegado en su propia historia política.

Por otro lado, el campo ha tenido una relevancia distinta. A veces está en lo alto de la atención para luego convertirse en rehén y botín. Dividiendo los campos en zonas de cultivo de sustancias aún no autorizadas, como la marihuana, y llevando al cultivo de maíz al plano de la autosuficiencia alimentaria y en la diversificación de cultivos en esta zona, con grave riesgo de supervivencia para el café, la jamaica, etc.

Ahora, campesinos y campesinas quedan en medio de un nuevo diferendo, en este caso, el económico.

La Cámara de Diputados federal aprobó en el presupuesto destinado para el rubro del fertilizante en Guerrero 650 millones de pesos. Para el Estado, en voz del mandatario estatal, esto significa poco menos del 50 por ciento de lo que se ha venido ejerciendo, es decir, 1 mil 100 millones de pesos que se consideró en el presupuesto 2018.

El diferendo entre las cantidades va acompañado de dos posiciones.

Mientras el Gobierno del Estado señala que este presupuesto es insuficiente para atender al campo sólo en la materia que nos ocupa, el fertilizante. Para el Gobierno Federal, en voz del propio presidente López Obrador, lo asignado alcanza para atender el rubro.

En medio del debate está la oportunidad del campesinado que hace posible la siembra del maíz para surtir el mercado alimentario de Guerrero, que algunos dicen no es posible incluso todavía, ya que se importa maíz de otras partes del país, está la posición del Gobierno Federal que dice, esta cantidad sí alcanza.

Si volvemos el tema al tiempo en el que el ahora presidente de México recorría la República Mexicana en busca del voto y sustentó, entre otros grupos, en el campo, la zona rural, así como la suburbana y grupos intelectuales su triunfo. ¿Le alcanzó el tiempo para conocer de viva voz cuánto recibían de fertilizante e hizo números? Siendo así, ¿se considera que hay excedente económico?

Pobre del campo. En el jaloneo de los números queda en medio. Como queda también así la alimentación y se otorga valor al dicho de que la migración de los campos de cultivo para convertirse en jornaleros agrícolas tiene también sustento en la falta de correlación entre un insumo comprado, entregado y los montos. ¿Surrealismo?