/ martes 12 de marzo de 2024

Surrealismo Político | Mujeres, su lucha y la cultura

En Tlapa, iniciaba el siglo XXI cuando el pintor e historiador Guillermo Gonzalo Guerrero Calderón, plasmó un gran mural sobre la fachada del Ayuntamiento de Tlapa de Comonfort basado en el Códice Azoyú.

La memoria de La Montaña, la memoria de la cultura prehispánica, la que está relacionada con el presente, con sus costumbres, esa memoria empezó un deterioro que movió al autor a buscar financiamiento para su restauración, pero no alcanzó para formar a otros artistas, para su futura preservación, y tuvo que trabajar a marchas forzadas para que recobrara su belleza y la narración de la historia de esta región.

La obra resintió la incomprensión ciudadana que ante la falta de sensibilidad no reparaba en recargarse sobre la parte frontal del edificio dañándolo, incluso los mismos trabajadores colocan mesas y hasta periódicos murales impidiendo su apreciación.

Este 8 de marzo, el movimiento de mujeres que se pronunciaban para conmemorar el Día Internacional de la Mujer, mostró su poca comprensión con la cultura, con su propia cultura, y decidió estampar sobre el gran mural sus pintas de protesta.

Durante más de 30 años he dado cobertura a los movimientos sociales, he estado cerca de las que encabezaron mujeres, incluso participando activamente para sumar mi conciencia a su propuesta de igualdad, de respeto, de ampliación de derechos, de respeto a través del trabajo periodístico.

Me mantengo en la consciencia de que la mujer debe ser respetada, de que sus derechos deben ser plenos, de que su vida merece entornos de progreso. Pero como periodista no puedo ser ajeno a lo que hagan contrario a los principios que enarbolaron, a la crítica, no de género, si no al trabajo que en el poder realizan mal, o cuando en acciones como ésta atentan contra la cultura.

Si el Ayuntamiento en aras de “limpiar” los murales usara químicos, inevitablemente dañará la pintura. Para que recobre la historia donde están también las mujeres con sus ancestros, se requiere recursos económicos y trabajo profesional, porque el daño es irreversible.

La lucha de la defensa de los derechos no está reñida con la historia de la sociedad ni con su cultura.

Dañar la cultura de La Montaña es dañar la identidad de un pueblo de resistencia, pero es claro que estas mujeres no tienen la menor idea de lo que esto significa, quizá porque solo usan estos movimientos para hacerse visibles y no por que enarbolen una lucha que le es ajena porque la desconocen. ¿Surrealismo?

En Tlapa, iniciaba el siglo XXI cuando el pintor e historiador Guillermo Gonzalo Guerrero Calderón, plasmó un gran mural sobre la fachada del Ayuntamiento de Tlapa de Comonfort basado en el Códice Azoyú.

La memoria de La Montaña, la memoria de la cultura prehispánica, la que está relacionada con el presente, con sus costumbres, esa memoria empezó un deterioro que movió al autor a buscar financiamiento para su restauración, pero no alcanzó para formar a otros artistas, para su futura preservación, y tuvo que trabajar a marchas forzadas para que recobrara su belleza y la narración de la historia de esta región.

La obra resintió la incomprensión ciudadana que ante la falta de sensibilidad no reparaba en recargarse sobre la parte frontal del edificio dañándolo, incluso los mismos trabajadores colocan mesas y hasta periódicos murales impidiendo su apreciación.

Este 8 de marzo, el movimiento de mujeres que se pronunciaban para conmemorar el Día Internacional de la Mujer, mostró su poca comprensión con la cultura, con su propia cultura, y decidió estampar sobre el gran mural sus pintas de protesta.

Durante más de 30 años he dado cobertura a los movimientos sociales, he estado cerca de las que encabezaron mujeres, incluso participando activamente para sumar mi conciencia a su propuesta de igualdad, de respeto, de ampliación de derechos, de respeto a través del trabajo periodístico.

Me mantengo en la consciencia de que la mujer debe ser respetada, de que sus derechos deben ser plenos, de que su vida merece entornos de progreso. Pero como periodista no puedo ser ajeno a lo que hagan contrario a los principios que enarbolaron, a la crítica, no de género, si no al trabajo que en el poder realizan mal, o cuando en acciones como ésta atentan contra la cultura.

Si el Ayuntamiento en aras de “limpiar” los murales usara químicos, inevitablemente dañará la pintura. Para que recobre la historia donde están también las mujeres con sus ancestros, se requiere recursos económicos y trabajo profesional, porque el daño es irreversible.

La lucha de la defensa de los derechos no está reñida con la historia de la sociedad ni con su cultura.

Dañar la cultura de La Montaña es dañar la identidad de un pueblo de resistencia, pero es claro que estas mujeres no tienen la menor idea de lo que esto significa, quizá porque solo usan estos movimientos para hacerse visibles y no por que enarbolen una lucha que le es ajena porque la desconocen. ¿Surrealismo?