/ lunes 26 de febrero de 2024

Surrealismo Político | “La filtración”

El 25 de enero del año en curso, los nombres, números telefónicos, la identificación de 300 periodistas que cubren la conferencia Matutina La Mañanera, del Presidente Andrés Manuel López Obrador, fueron filtrados y expuestos al escrutinio público a través de una página en redes sociales. Ante el hecho, que se dijo tuvo que provenir del depositario de esos datos, Presidencia de la República, a través de la Dirección de Comunicación Social que encabeza Jesús Cuevas, fue rechazada la autoría y la SEGOB dijo que la acción había sido expuesta por un ex colaborador de esa área que ahora vive en España.

Ante este hecho, la organización ARTÍCULO 19 dijo que vulneraba de las y los periodistas, “no solo su dignidad, sino su seguridad física”. Y citaba datos como tener en el país 163 periodistas asesinados y 32 desaparecidos, es decir, una Nación con más afectaciones contra la prensa.

Si bien la justificación de la Secretaría de Gobernación intentaba quitar la autoría de tal hecho a la presidencia de la República, este mes los datos personales de la corresponsal del NYT en México fueron expuestos, entre ellos, su número celular. Ni tardo ni perezoso el propio Andrés Manuel López Obrador se defendió de la acción diciendo que podía hacerlo porque se le había calumniado y fue más allá, se fue a la amenaza a la prensa al decirle “bájenle una rayita a su soberbia”.

La reacción ha estado entre los temas de más interés del país y a nivel internacional, así como la respuesta de AMLO que en su acostumbrada narrativa vuelve a hacerse la víctima y vuelve a tirarse al suelo a patalear, mientras de su boca sale lo acostumbrado: veneno.

Y vino algo así como una respuesta social. El número celular de su hijo José fue filtrado y está, como el de las y los periodistas, en el dominio público, así como la reacción de un civil al que no se le conoce trabajo alguno, pero si su indignación “es una venganza” dijo José Ramón, para “hacerle daño y a su familia”.

De ahí se vino en cascada una filtración de números telefónicos, tanto que alcanzaron a las dos mujeres candidatas presidenciales, a la que representa el sistema con el partido en el poder, Morena, con Claudia Sheimbaum, y a la opositora Xóchitl Gálvez.

Qué viene? La reacción del INAI, Instituto Nacional de Acceso a la Información, que tiene también el peso del zapato del poder en el cuello con un Senado que obedece al Presidente para limitar su actuar y quien le pediría cuentas? La reacción de un López Obrador diciendo “lo volvería a hacer” así como lo ha hecho sistemáticamente a la Constitución?

AMLO sabe que en México no hay sanciones, hagan lo que hagan, que no se le va a tocar, porque para él la ley es de él y la doblega, la ensucia, la pisa, la deshonra, sin oposición al frente que le diga “bájele una rayita a su soberbia”. Surrealismo?

El 25 de enero del año en curso, los nombres, números telefónicos, la identificación de 300 periodistas que cubren la conferencia Matutina La Mañanera, del Presidente Andrés Manuel López Obrador, fueron filtrados y expuestos al escrutinio público a través de una página en redes sociales. Ante el hecho, que se dijo tuvo que provenir del depositario de esos datos, Presidencia de la República, a través de la Dirección de Comunicación Social que encabeza Jesús Cuevas, fue rechazada la autoría y la SEGOB dijo que la acción había sido expuesta por un ex colaborador de esa área que ahora vive en España.

Ante este hecho, la organización ARTÍCULO 19 dijo que vulneraba de las y los periodistas, “no solo su dignidad, sino su seguridad física”. Y citaba datos como tener en el país 163 periodistas asesinados y 32 desaparecidos, es decir, una Nación con más afectaciones contra la prensa.

Si bien la justificación de la Secretaría de Gobernación intentaba quitar la autoría de tal hecho a la presidencia de la República, este mes los datos personales de la corresponsal del NYT en México fueron expuestos, entre ellos, su número celular. Ni tardo ni perezoso el propio Andrés Manuel López Obrador se defendió de la acción diciendo que podía hacerlo porque se le había calumniado y fue más allá, se fue a la amenaza a la prensa al decirle “bájenle una rayita a su soberbia”.

La reacción ha estado entre los temas de más interés del país y a nivel internacional, así como la respuesta de AMLO que en su acostumbrada narrativa vuelve a hacerse la víctima y vuelve a tirarse al suelo a patalear, mientras de su boca sale lo acostumbrado: veneno.

Y vino algo así como una respuesta social. El número celular de su hijo José fue filtrado y está, como el de las y los periodistas, en el dominio público, así como la reacción de un civil al que no se le conoce trabajo alguno, pero si su indignación “es una venganza” dijo José Ramón, para “hacerle daño y a su familia”.

De ahí se vino en cascada una filtración de números telefónicos, tanto que alcanzaron a las dos mujeres candidatas presidenciales, a la que representa el sistema con el partido en el poder, Morena, con Claudia Sheimbaum, y a la opositora Xóchitl Gálvez.

Qué viene? La reacción del INAI, Instituto Nacional de Acceso a la Información, que tiene también el peso del zapato del poder en el cuello con un Senado que obedece al Presidente para limitar su actuar y quien le pediría cuentas? La reacción de un López Obrador diciendo “lo volvería a hacer” así como lo ha hecho sistemáticamente a la Constitución?

AMLO sabe que en México no hay sanciones, hagan lo que hagan, que no se le va a tocar, porque para él la ley es de él y la doblega, la ensucia, la pisa, la deshonra, sin oposición al frente que le diga “bájele una rayita a su soberbia”. Surrealismo?