/ jueves 26 de mayo de 2022

Réquiem por los inocentes

El asesinato masivo de más de 20 niños y adultos perpetrado por un joven de 18 años en contra de alumnos y empleados de una primaria en el poblado de Uvalde Texas ha sacudido a la comunidad internacional, salvo a la sociedad norteamericana que ve con buenos ojos que la mayoría de personas pueda adquirir armas de casi cualquier tipo y pero un tráelas consigo.

De que sirven las lágrimas hipócritas de los políticos y miles o millones de estadounidenses que avalan este comercio letal. ¡Murieron niños y personas adultas inocentes! Fue un ataque irracional de un joven cuyas motivaciones aún no se saben a ciencia cierta.

Lamentablemente este no es un hecho aislado, ya que esta conducta se repite cada vez más en el país vecino de las barras y las estrellas sin que se adopten políticas en contra de la comercialización de armas. Por supuesto que todos los sabemos de los millones de dólares que aportan los fabricantes a las campañas políticas de los candidatos a cargos de elección popular.

Solo cuando suceden estos eventos sangrientos sacan sus discursos en contra de la venta de armas que no solo se comercian a los carteles de la droga sino a chamacos con problemas psicológicos o psiquiátricos. Hasta el momento solo se leen y escuchan lamentos, pero ninguna acción concreta.

La vida de estos inocentes bien vale la pena de un cambio de actitud de la sociedad estadounidense. En pero , ellos se escudan diciendo que es parte de su cultura y por ello no van a cambiar. Pero a la par habría que cuestionar ¿y dónde estaban los padres de este joven asesino? ¿Por qué nadie advirtió los problemas psicológicos de este muchacho que no solo fue a la escuela a masacrar a los niños y adultos, sino que le disparó a su abuela?

Por supuesto que está fallando el sistema familiar estadounidense que desgraciadamente los mexicanos tendemos a imitar. La pregunta que se debe hacer es ¿Cuántos niños más tienen que morir para que los estadounidenses acepten limitar la venta de armas?

La respuesta es sencilla “los que sean”, ya que es un daño colateral de la segunda enmienda de su constitución en la cual se amparan estos fabricantes asesinos.

La asociación nacional del rifle es intocable para la cultura de aquel país o mejor dicho para la clase política gringa. Solo me resta concluir con un triste

QUE EN PAZ DESCANSEN ESTOS INOCENTES.

El asesinato masivo de más de 20 niños y adultos perpetrado por un joven de 18 años en contra de alumnos y empleados de una primaria en el poblado de Uvalde Texas ha sacudido a la comunidad internacional, salvo a la sociedad norteamericana que ve con buenos ojos que la mayoría de personas pueda adquirir armas de casi cualquier tipo y pero un tráelas consigo.

De que sirven las lágrimas hipócritas de los políticos y miles o millones de estadounidenses que avalan este comercio letal. ¡Murieron niños y personas adultas inocentes! Fue un ataque irracional de un joven cuyas motivaciones aún no se saben a ciencia cierta.

Lamentablemente este no es un hecho aislado, ya que esta conducta se repite cada vez más en el país vecino de las barras y las estrellas sin que se adopten políticas en contra de la comercialización de armas. Por supuesto que todos los sabemos de los millones de dólares que aportan los fabricantes a las campañas políticas de los candidatos a cargos de elección popular.

Solo cuando suceden estos eventos sangrientos sacan sus discursos en contra de la venta de armas que no solo se comercian a los carteles de la droga sino a chamacos con problemas psicológicos o psiquiátricos. Hasta el momento solo se leen y escuchan lamentos, pero ninguna acción concreta.

La vida de estos inocentes bien vale la pena de un cambio de actitud de la sociedad estadounidense. En pero , ellos se escudan diciendo que es parte de su cultura y por ello no van a cambiar. Pero a la par habría que cuestionar ¿y dónde estaban los padres de este joven asesino? ¿Por qué nadie advirtió los problemas psicológicos de este muchacho que no solo fue a la escuela a masacrar a los niños y adultos, sino que le disparó a su abuela?

Por supuesto que está fallando el sistema familiar estadounidense que desgraciadamente los mexicanos tendemos a imitar. La pregunta que se debe hacer es ¿Cuántos niños más tienen que morir para que los estadounidenses acepten limitar la venta de armas?

La respuesta es sencilla “los que sean”, ya que es un daño colateral de la segunda enmienda de su constitución en la cual se amparan estos fabricantes asesinos.

La asociación nacional del rifle es intocable para la cultura de aquel país o mejor dicho para la clase política gringa. Solo me resta concluir con un triste

QUE EN PAZ DESCANSEN ESTOS INOCENTES.