/ sábado 23 de marzo de 2024

Elena Larrea. Su espíritu queda en Cuacolandia 

Tal vez su nombre no les sea familiar por no estar imbuidos en el tema de protección a los animales, pero para quienes seguimos de cerca las acciones de amor y defensa del reino animal (no confundir con los políticos ) es todo un Icono.

Esta joven empresaria fue la creadora de un excelente santuario magníficamente equipado que llamó “Cuacolandia” , allá en el Estado de Puebla de Los Ángeles y además fue una gran impulsora para que se legislara sobre la zoofilia.

Por supuesto que es lógico suponer que para mantener un lugar de esta magnitud se necesita de mucho dinero para tener instalaciones adecuadas, personal técnico y profesional experimentado, así como, herramientas, medicamentos y alimento, donde se cuida, atiende, cura, alimenta y ama a los equinos.

Dinero que Elena Larrea conseguía de muchas maneras, como son los apoyos en dinero y especie, donaciones, pero sobre todo, por méritos propios ya que ella misma monetizaba a través de la página de Only fans modelando para sus seguidores.

“Cuacolandia” es el paraíso donde se levantó este santuario para los cuacos y en verdad que es sorprendente verlos llegar en huesos pegado al cuero y a punto de fallecer.

El amor y dedicación con que reciben y atienden a los cuadrúpedos es digno de elogiar y debería ser replicado por otras personas con recursos económicos para continuar preservando a todas las especies y protegerlas de los malos tratos y sacrificios dolorosos de parte de los humanos.

Está documentado la lucha que dio Elena Larrea para castigar a un zoofílico de nombre Liberio que sometía a una yegua de nombre “Mila” a sus bestiales desviaciones sexuales, logrando finalmente su castigo no sin antes pelear contra un juez que lo había dejado libre, logrando su remoción. Los acapulqueños le debemos recordar agradecidos, ya que ella decidió acoger a los equinos que eran sobre -explotados por quienes conducían las calandrias que paseaban en la avenida Costera Miguel Alemán en condiciones deplorables -mal comidos, sedientos, lesionados de sus patas por caminar en el piso ardiente de dicha arteria y por calzar herraduras que no eran las apropiadas para el asfalto.

Gracias a las leyes de protección animal y la disposición gubernamental se logró que las calandrias dejaran de ser jaladas por las bestias y se optó por que fueran jaladas con motocicletas. De no haber sido por el apoyo decidido y humano de Elena Larrea, seguramente se habrían sacrificado a las bestias que presentaban un cuadro de desnutrición grave.

No debemos olvidar que fuimos testigos de muchas muertes de los cuadrúpedos reventados en plena avenida Costera por el cansancio con el sol a plomo y en general, por las pésimas condiciones en que los tenían.

Desafortunadamente este ángel llamado Elena Larrea perdió la vida en una intervención quirúrgica el día 19 de marzo, a los escasos 30 años de edad. Vaya pues, no un minuto de silencio, sino todos los aplausos y reconocimientos para un ser humano que vivió para dar y servir. En paz descanse Elena Larrea.

Tal vez su nombre no les sea familiar por no estar imbuidos en el tema de protección a los animales, pero para quienes seguimos de cerca las acciones de amor y defensa del reino animal (no confundir con los políticos ) es todo un Icono.

Esta joven empresaria fue la creadora de un excelente santuario magníficamente equipado que llamó “Cuacolandia” , allá en el Estado de Puebla de Los Ángeles y además fue una gran impulsora para que se legislara sobre la zoofilia.

Por supuesto que es lógico suponer que para mantener un lugar de esta magnitud se necesita de mucho dinero para tener instalaciones adecuadas, personal técnico y profesional experimentado, así como, herramientas, medicamentos y alimento, donde se cuida, atiende, cura, alimenta y ama a los equinos.

Dinero que Elena Larrea conseguía de muchas maneras, como son los apoyos en dinero y especie, donaciones, pero sobre todo, por méritos propios ya que ella misma monetizaba a través de la página de Only fans modelando para sus seguidores.

“Cuacolandia” es el paraíso donde se levantó este santuario para los cuacos y en verdad que es sorprendente verlos llegar en huesos pegado al cuero y a punto de fallecer.

El amor y dedicación con que reciben y atienden a los cuadrúpedos es digno de elogiar y debería ser replicado por otras personas con recursos económicos para continuar preservando a todas las especies y protegerlas de los malos tratos y sacrificios dolorosos de parte de los humanos.

Está documentado la lucha que dio Elena Larrea para castigar a un zoofílico de nombre Liberio que sometía a una yegua de nombre “Mila” a sus bestiales desviaciones sexuales, logrando finalmente su castigo no sin antes pelear contra un juez que lo había dejado libre, logrando su remoción. Los acapulqueños le debemos recordar agradecidos, ya que ella decidió acoger a los equinos que eran sobre -explotados por quienes conducían las calandrias que paseaban en la avenida Costera Miguel Alemán en condiciones deplorables -mal comidos, sedientos, lesionados de sus patas por caminar en el piso ardiente de dicha arteria y por calzar herraduras que no eran las apropiadas para el asfalto.

Gracias a las leyes de protección animal y la disposición gubernamental se logró que las calandrias dejaran de ser jaladas por las bestias y se optó por que fueran jaladas con motocicletas. De no haber sido por el apoyo decidido y humano de Elena Larrea, seguramente se habrían sacrificado a las bestias que presentaban un cuadro de desnutrición grave.

No debemos olvidar que fuimos testigos de muchas muertes de los cuadrúpedos reventados en plena avenida Costera por el cansancio con el sol a plomo y en general, por las pésimas condiciones en que los tenían.

Desafortunadamente este ángel llamado Elena Larrea perdió la vida en una intervención quirúrgica el día 19 de marzo, a los escasos 30 años de edad. Vaya pues, no un minuto de silencio, sino todos los aplausos y reconocimientos para un ser humano que vivió para dar y servir. En paz descanse Elena Larrea.