/ jueves 6 de septiembre de 2018

Opinión Ciudadana

Amables lectores, vivimos en una ciudad hermosa por naturaleza, esa belleza natural que Dios nos dio, esos paisajes incomparables, unas playas de arenas y aguas tibias, un ardiente sol todos los días del año y una bahía realmente bella, segura y que se puede apreciar desde los rincones más alejados de la ciudad. Un clima que nos permite caminar, trotar, trabajar, pasear sin tantas comodidades, sólo basta una bermuda, una playera, un par de sandalias y nadie nos critica. Podemos andar como queramos, pero por desgracia las cualidades que tenemos las estamos dañando con ineptitudes, con indiferencia, con irresponsabilidades, no se tomaron en cuenta las prioridades de una ciudad en pleno desarrollo, con gran dinamismo y se dejó crecer como las enredaderas, es decir sin rumbo, para donde quiso jalar.

No hubo programa permanente de bacheo, de áreas verdes, para cuidar lo que tenemos y acrecentar lo necesario, se atendía cuando ya era insostenible algo, pero hoy vemos calles afectadas por fugas de agua que no se repararon al romper el pavimento, hay montones de escombro por todas partes, nuestras banquetas invadidas a más no poder, cientos de cantinas en todas partes, el alcoholismo en crecimiento desmedido, un transporte publico caótico, plantones, marchas, protestas de toda índole, eso demuestra que no se atendió a los trabajadores municipales, se violentaron sus derechos laborales, no se cumplió con el pago de las cuotas al ISSSTE, a otras dependencias, por lo tanto se afectó a la clase trabajadora, siempre se les pagó atrasado, no se vio un cambio de lo que teníamos, será por ineptitud, por mala suerte, por ineficacia.

¿Dónde está el dinero que se recauda por los impuestos que pagamos?, tenemos una planta laboral abultada, se favoreció a los familiares, amigos, parientes, concubinas, pero abandonó al pueblo, nos sigue faltando agua, las calles de las colonias están sucias, apesta por todas partes, el alcalde con problemas con todo mundo, demandas en su contra, alertas de salubridad por desechos en plena vía pública.

¡Qué vergüenza, de verdad!, me siento defraudado, triste, porque mi ciudad ya no recibe turismo de alto perfil económico, las cifras han ido bajando, nunca se coordinó el gobierno municipal con el estatal, menos con el federal, cada quien jaló por su lado, el puerto carece de muchas cosas y el Estado cada vez tiene más poder dentro del municipio.

El otrora “CICI”, hoy denominado “El Rollo”, no es municipal; el Parque Ignacio Manuel Altamirano (Papagayo), lo controla el Estado; la Unidad Deportiva Acapulco la controla el Estado, las playas las controla el Estado, la Av. Escénica la controla el Estado, el Bulevar de Las Naciones lo controla el Estado, el transporte público lo controla el Estado, la iluminación está en manos del Estado, la seguridad está a cargo de las fuerzas castrenses y estatales, la Policía municipal y la turística (orgullo de Evodio) no sirven para nada, sólo los veo bajo la sombra de los árboles y con el celular en la mano, ese dinero nos serviría para arreglar otras cosas, el equipamiento urbano sucio y abandonado, las calles destrozadas, aguas negras por todas partes, dónde quedaron sus programas “Construyendo el nuevo Acapulco”

Sí, pero lleno de basura, “La Ciudad más iluminada de México”, ¿Dónde?, obras sin ton ni son, lo poco o mucho que se hizo lo hizo el Gobierno Estatal con fondos federales, Sinfonía del Mar, entre otras. No hubo apoyos de la federación porque el Gobierno Municipal no supo solicitarlos, no presentó programas bien definidos, la administración se caracterizó por el abandono y el raterismo del que todo mundo habla, no sé si con razón o sin ella, pero dice el refrán… “Cuando el río suena… y las deudas no se pudieron pagar, mintió a todos, se peleó con todos, le faltó autoridad, le faltó personalidad jurídica, no se ganó el respeto de la población, ojalá y no lo vayan a meter a la cárcel, lo sentiría por sus hijos, por sus familiares y por la sociedad acapulqueña.

Concluyo: “El pueblo tiene el gobierno que se merece”, ¿Lo cree así? Gracias.


Amables lectores, vivimos en una ciudad hermosa por naturaleza, esa belleza natural que Dios nos dio, esos paisajes incomparables, unas playas de arenas y aguas tibias, un ardiente sol todos los días del año y una bahía realmente bella, segura y que se puede apreciar desde los rincones más alejados de la ciudad. Un clima que nos permite caminar, trotar, trabajar, pasear sin tantas comodidades, sólo basta una bermuda, una playera, un par de sandalias y nadie nos critica. Podemos andar como queramos, pero por desgracia las cualidades que tenemos las estamos dañando con ineptitudes, con indiferencia, con irresponsabilidades, no se tomaron en cuenta las prioridades de una ciudad en pleno desarrollo, con gran dinamismo y se dejó crecer como las enredaderas, es decir sin rumbo, para donde quiso jalar.

No hubo programa permanente de bacheo, de áreas verdes, para cuidar lo que tenemos y acrecentar lo necesario, se atendía cuando ya era insostenible algo, pero hoy vemos calles afectadas por fugas de agua que no se repararon al romper el pavimento, hay montones de escombro por todas partes, nuestras banquetas invadidas a más no poder, cientos de cantinas en todas partes, el alcoholismo en crecimiento desmedido, un transporte publico caótico, plantones, marchas, protestas de toda índole, eso demuestra que no se atendió a los trabajadores municipales, se violentaron sus derechos laborales, no se cumplió con el pago de las cuotas al ISSSTE, a otras dependencias, por lo tanto se afectó a la clase trabajadora, siempre se les pagó atrasado, no se vio un cambio de lo que teníamos, será por ineptitud, por mala suerte, por ineficacia.

¿Dónde está el dinero que se recauda por los impuestos que pagamos?, tenemos una planta laboral abultada, se favoreció a los familiares, amigos, parientes, concubinas, pero abandonó al pueblo, nos sigue faltando agua, las calles de las colonias están sucias, apesta por todas partes, el alcalde con problemas con todo mundo, demandas en su contra, alertas de salubridad por desechos en plena vía pública.

¡Qué vergüenza, de verdad!, me siento defraudado, triste, porque mi ciudad ya no recibe turismo de alto perfil económico, las cifras han ido bajando, nunca se coordinó el gobierno municipal con el estatal, menos con el federal, cada quien jaló por su lado, el puerto carece de muchas cosas y el Estado cada vez tiene más poder dentro del municipio.

El otrora “CICI”, hoy denominado “El Rollo”, no es municipal; el Parque Ignacio Manuel Altamirano (Papagayo), lo controla el Estado; la Unidad Deportiva Acapulco la controla el Estado, las playas las controla el Estado, la Av. Escénica la controla el Estado, el Bulevar de Las Naciones lo controla el Estado, el transporte público lo controla el Estado, la iluminación está en manos del Estado, la seguridad está a cargo de las fuerzas castrenses y estatales, la Policía municipal y la turística (orgullo de Evodio) no sirven para nada, sólo los veo bajo la sombra de los árboles y con el celular en la mano, ese dinero nos serviría para arreglar otras cosas, el equipamiento urbano sucio y abandonado, las calles destrozadas, aguas negras por todas partes, dónde quedaron sus programas “Construyendo el nuevo Acapulco”

Sí, pero lleno de basura, “La Ciudad más iluminada de México”, ¿Dónde?, obras sin ton ni son, lo poco o mucho que se hizo lo hizo el Gobierno Estatal con fondos federales, Sinfonía del Mar, entre otras. No hubo apoyos de la federación porque el Gobierno Municipal no supo solicitarlos, no presentó programas bien definidos, la administración se caracterizó por el abandono y el raterismo del que todo mundo habla, no sé si con razón o sin ella, pero dice el refrán… “Cuando el río suena… y las deudas no se pudieron pagar, mintió a todos, se peleó con todos, le faltó autoridad, le faltó personalidad jurídica, no se ganó el respeto de la población, ojalá y no lo vayan a meter a la cárcel, lo sentiría por sus hijos, por sus familiares y por la sociedad acapulqueña.

Concluyo: “El pueblo tiene el gobierno que se merece”, ¿Lo cree así? Gracias.


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