/ miércoles 26 de febrero de 2020

Opinión Ciudadana

El empoderamiento de las mujeres.

Amables lectores, a lo largo de la historia de la humanidad ha habido mujeres muy valientes y valiosas, que en su momento nadie apoyo, vaya ni las mismas mujeres. Uno de esos ejemplos lo tenemos en la poeta o poetiza Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, mejor conocida como Sor Juana Inés De la Cruz, sin duda una sabia de su tiempo que dejó un gran legado literario. A Sor Juana no se le permitía entrar a la Real y Pontificia Universidad en época de la colonia, se tenía que vestir como hombre para poder entrar, todos la odiaban por su sabiduría, hasta el obispo estuvo en su contra. Para mi es la primera “feminista” de América, su talento no fue comprendido y tuvo que ingresar a un convento donde finalmente murió ayudando a sus hermanas por una grave enfermedad que padecían.

En la época de Don Porfirio Díaz hubo una enfermera que quería concluir sus estudios para ser doctora y todos estaban en contra de ella por ser mujer, Don Porfirio se enteró y la apoyo en todo, tanto así que asistió a su examen profesional y a su graduación. En la mayoría de los casos son las mujeres las que están en contra de las mujeres, por ello me da gusto saber que se están organizando para defenderse de tantas agresiones y maltrato del cual son víctimas, sobre todo de como las están matando en esos injustos crímenes clasificados como “feminicidios”, es justo que se unan y defiendan para frenar en lo posible ese flagelo mortal.

El cambio generacional se está dando, pero se necesita un cambio denominado “transculturación”, el cambio no se dará por decreto ni por orden de nadie, debe iniciar en cada uno de nosotros. Qué bueno que se organicen para lograr sus objetivos, pero la lucha no es contra hombres, sino de gente buena contra gente mala. Unidos hombres y mujeres pueden lograr todo, enfrentados será complicado. Lamentablemente el mexicano no ha podido despojarse de ese “machismo” mal entendido, se acostumbró a que la mujer debe obedecer al marido o esposo, por desgracia también muchas de ellas así lo aceptaron. Es una larga historia que debemos ir cambiando por el futuro de las nuevas generaciones, en la medida que las mujeres se superen cada vez más en todos los ámbitos de su vida, lograran alcanzar más rápido sus objetivos, porque siempre luchan con sus mejores armas: su intelecto, la fortaleza para salir adelante, su profesionalismo, la responsabilidad y el empeño que ponen en cada una de las actividades que desarrollan en su día. Cada vez están más involucradas en la ciencia, la tecnología, la industria, el empresariado y en las fuerzas armadas. Siempre buscan nuevas alternativas para ser mejorar.

Hoy en día las dos cámaras legislativas federales son presididas por mujeres y desde ahí están logrando muchos cambios, buscando el bienestar de la sociedad, no es con gritos ni marchas que nada bueno aportan. Hay que dignificar sus proyectos de superación, existe un amplio terreno fértil para ellas, es importante que se vea en cada una de ellas la oportunidad de alcanzar primero el reconocimiento de ellas mismas y después de la sociedad en su conjunto…El empoderamiento es por méritos propios y no por dadivas de nadie, tiene que ser con decoro y capacidad siempre. ¡Que vivan las mujeres!

Gracias.

El empoderamiento de las mujeres.

Amables lectores, a lo largo de la historia de la humanidad ha habido mujeres muy valientes y valiosas, que en su momento nadie apoyo, vaya ni las mismas mujeres. Uno de esos ejemplos lo tenemos en la poeta o poetiza Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, mejor conocida como Sor Juana Inés De la Cruz, sin duda una sabia de su tiempo que dejó un gran legado literario. A Sor Juana no se le permitía entrar a la Real y Pontificia Universidad en época de la colonia, se tenía que vestir como hombre para poder entrar, todos la odiaban por su sabiduría, hasta el obispo estuvo en su contra. Para mi es la primera “feminista” de América, su talento no fue comprendido y tuvo que ingresar a un convento donde finalmente murió ayudando a sus hermanas por una grave enfermedad que padecían.

En la época de Don Porfirio Díaz hubo una enfermera que quería concluir sus estudios para ser doctora y todos estaban en contra de ella por ser mujer, Don Porfirio se enteró y la apoyo en todo, tanto así que asistió a su examen profesional y a su graduación. En la mayoría de los casos son las mujeres las que están en contra de las mujeres, por ello me da gusto saber que se están organizando para defenderse de tantas agresiones y maltrato del cual son víctimas, sobre todo de como las están matando en esos injustos crímenes clasificados como “feminicidios”, es justo que se unan y defiendan para frenar en lo posible ese flagelo mortal.

El cambio generacional se está dando, pero se necesita un cambio denominado “transculturación”, el cambio no se dará por decreto ni por orden de nadie, debe iniciar en cada uno de nosotros. Qué bueno que se organicen para lograr sus objetivos, pero la lucha no es contra hombres, sino de gente buena contra gente mala. Unidos hombres y mujeres pueden lograr todo, enfrentados será complicado. Lamentablemente el mexicano no ha podido despojarse de ese “machismo” mal entendido, se acostumbró a que la mujer debe obedecer al marido o esposo, por desgracia también muchas de ellas así lo aceptaron. Es una larga historia que debemos ir cambiando por el futuro de las nuevas generaciones, en la medida que las mujeres se superen cada vez más en todos los ámbitos de su vida, lograran alcanzar más rápido sus objetivos, porque siempre luchan con sus mejores armas: su intelecto, la fortaleza para salir adelante, su profesionalismo, la responsabilidad y el empeño que ponen en cada una de las actividades que desarrollan en su día. Cada vez están más involucradas en la ciencia, la tecnología, la industria, el empresariado y en las fuerzas armadas. Siempre buscan nuevas alternativas para ser mejorar.

Hoy en día las dos cámaras legislativas federales son presididas por mujeres y desde ahí están logrando muchos cambios, buscando el bienestar de la sociedad, no es con gritos ni marchas que nada bueno aportan. Hay que dignificar sus proyectos de superación, existe un amplio terreno fértil para ellas, es importante que se vea en cada una de ellas la oportunidad de alcanzar primero el reconocimiento de ellas mismas y después de la sociedad en su conjunto…El empoderamiento es por méritos propios y no por dadivas de nadie, tiene que ser con decoro y capacidad siempre. ¡Que vivan las mujeres!

Gracias.

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