En Acapulco contamos con un patrimonio natural, prehispánico, colonial, cultural, etcétera. Poco es de lo que se habla y se cuida de este patrimonio en materia turística. Desde el observatorio turístico siempre se da seguimiento al proceso de la complejidad del destino en todas sus áreas, sin embargo, se observa que las autoridades prefieren vivir en el auto-engaño y justificar sus tiempos políticos culpando a otros de los errores continuos del no cuidado de nuestro patrimonio.
Según los diccionarios el patrimonio es: La mayoría de los autores trazan el origen de la teoría del patrimonio a la obra de Aubry y Rau de 1873.[] Ellos definen patrimonio como “el conjunto de relaciones jurídicas valorables en dinero, que son los activos o pasivos de una misma persona, y que se considera una universalidad jurídica” (“l’ensemble des rapports de droit appréciables en argent, qui ont pour sujet actif ou passif une même personne et qui sont envisagé comme formant une universalité juridique”).
El patrimonio es el conjunto de bienes y derechos, cargas y obligaciones, pertenecientes a una persona, física o jurídica. Existen diferentes tipos de patrimonio humano que va desde el material, el financiero y los valores, así como los naturales.
Mis alumnos me han preguntado constantemente el por qué teniendo tantos sitios y recursos que son considerados o pueden ser patrimonios, no se ha tomado en cuenta nuestra riqueza natural y patrimonial en el destino turístico de Acapulco.
En Acapulco contamos con un patrimonio natural, prehispánico, colonial, cultural, etcétera. Poco es de lo que se habla y se cuida de este patrimonio en materia turística. Desde el observatorio turístico siempre se da seguimiento al proceso de la complejidad del destino en todas sus áreas, sin embargo, se observa que las autoridades prefieren vivir en el auto-engaño y justificar sus tiempos políticos culpando a otros de los errores continuos del no cuidado de nuestro patrimonio.
Uno de ellos es el agua, un patrimonio vital para los habitantes y para el turismo de Acapulco. Todos los espacios de agua que tenía la bahía fueron secados para dar espacio a la plusvalía de los bienes y raíces. Se creó una dependencia que administrara y distribuyera el agua para los acapulqueños. Todavía existen sitios donde la población acudía a tomar agua como el Pozo de la Nación y el denominado Pozo del Rey. Posteriormente se fueron creando o haciendo pozos de agua a todo lo largo y ancho de la bahía donde la población se surtía de este preciado líquido. El gobierno municipal y el estatal, así como el federal, crearon un organismo que evolucionó en su nombre, pero no en sus funciones y que hoy es conocido por CAPAMA.
Sin embargo, este preciado patrimonio es y ha sido saqueado como botín de piratas avecindados en estos puestos; en administraciones pasadas el municipio recibió 20 millones de euros para apoyar el abasto de agua y evacuación de su drenaje sin resultados que permitan satisfacer las necesidades y eliminar la corrupción de esa dependencia.
CAPAMA ha sido ocupada como “la caja chica” de funcionarios, y el espacio lúdico para las amigas de varios exfuncionarios.
Acapulco requiere salvar su patrimonio cultural, arquitectónico, natural, financiero, etcétera. Tenemos que salvar el patrimonio militar del Fuerte de San Diego y los restos del Fortín creado por Morelos, así como espacios como Caleta, Caletilla, La Roqueta, La Quebrada, los morros y todas nuestras playas que son patrimonio fundamental con la que vive Acapulco como destino turístico. Más de 40 vertientes de desagüe urbano llegan a la bahía sin tratarse ni impedirse.
Acapulco pierde su patrimonio, salvémoslo.