/ lunes 12 de julio de 2021

“O cambiamos o nos cambian: JFRM”

El extinto Gobernador de Guerrero, José Francisco Ruíz Massieu, se distinguió por realizar un trabajo administrativo innovador y modernizador, al incorporar, por ejemplo, al quehacer diario la defensa de los derechos humanos, al otorgar a las mujeres un rango de igual a igual en la atención de una problemática tratada como ajena y privada, al impulsar el desarrollo social, el trabajo de la juventud, a la cultura, la coordinación a zonas de pueblos originarios. Impulsó leyes, propició el debate, dio espacio a grupos antagónicos a su partido y pensamiento para incorporarlos a su gabinete, impulsarlos en el Congreso local, becarlos en el extranjero para que se preparan, y dejó un legado ideológico.

Una de sus muchas frases, antes de que una mano cruzara con la muerte su brillante cerebro, fue ser sensible a escuchar y observar el desarrollo de las personas en los partidos políticos y sobre todo, el suyo, el PRI, a quienes les dijo “o cambiamos, o nos cambian”.

Hace unos días, pasado el proceso electoral que fue adverso para el partido en el poder, el PRI, este partido lanzó una campaña que rubrica “el PRI si sabe gobernar”. Yo volví la mirada a este promocional cuando en una mesa contigua a la que me encontraba, estallaba la carcajada a tal grado que fue inevitable volver la mirada hacia ellos que hizo uno de ellos se acercara a mi mesa y me mostrara este spot al tiempo que agregó “sale tarde y… si sabe gobernar, por qué perdieron?” La carcajada siguió y en mi mesa el desayuno retomó por breve momento este tema.

A solas retomé el promocional y trajo mi memoria un ejercicio intentando encontrar al nuevo semillero ideológico del PRI. Busqué la nueva herencia ideológica que dejan. Mi mente buscó los cuadros políticos con los que estará los próximos años representado. Y mi edad y trabajo de registro periodístico me trajo una reveladora y triste verdad. No hay.

A nivel nacional el PRI está ausente de una idea de conciliación, de una convocatoria ideológica que concite a sus pares a ser parte de ellos, está distante de la problemática que aquejan a sus militantes y patean a quienes fueron sus aliados. En el estatal, pasada la elección deciden “refrescar” la memoria al pueblo para poner en sus labios –cual vituperio- que “saben gobernar”, cuando se les vio lejos del proceso electoral y que en su oportunidad asentamos en una reflexión de Surrealismo Político.

Si la esencia guerrerense tiene en su vena la ideología, la lucha, la resistencia, qué le pasó al PRI y a quienes hicieron grupos excluyentes para centralizar decisiones y alejar simpatías, es evidente, no había ni compromiso ni ideología. O nos van a decir que sí saben gobernar cuando fueron alejados del poder?

En Guerrero la división tiene sus reales en este momento, hace falta el liderazgo que cohesione, hace falta el aliento que fortifique una militancia que aún cree en que valen la pena, y en cambio, sacan los cuchillos para traspasar a quienes ven como adversarios y persiguen como enemigos.

Parece que no hay herencia ideológica sino parental. Parece que las decisiones equivocadas hacen sacar una parte de sí mismos más primitiva para evitar que la cercanía con quienes tienen idea y ganas de trabajar los opaque. Parece que están al filo de una decisión que será vital para su próxima vida política, y pesa sobre ellos la sentencia ”o cambiamos, o nos cambian”. Surrealismo?

El extinto Gobernador de Guerrero, José Francisco Ruíz Massieu, se distinguió por realizar un trabajo administrativo innovador y modernizador, al incorporar, por ejemplo, al quehacer diario la defensa de los derechos humanos, al otorgar a las mujeres un rango de igual a igual en la atención de una problemática tratada como ajena y privada, al impulsar el desarrollo social, el trabajo de la juventud, a la cultura, la coordinación a zonas de pueblos originarios. Impulsó leyes, propició el debate, dio espacio a grupos antagónicos a su partido y pensamiento para incorporarlos a su gabinete, impulsarlos en el Congreso local, becarlos en el extranjero para que se preparan, y dejó un legado ideológico.

Una de sus muchas frases, antes de que una mano cruzara con la muerte su brillante cerebro, fue ser sensible a escuchar y observar el desarrollo de las personas en los partidos políticos y sobre todo, el suyo, el PRI, a quienes les dijo “o cambiamos, o nos cambian”.

Hace unos días, pasado el proceso electoral que fue adverso para el partido en el poder, el PRI, este partido lanzó una campaña que rubrica “el PRI si sabe gobernar”. Yo volví la mirada a este promocional cuando en una mesa contigua a la que me encontraba, estallaba la carcajada a tal grado que fue inevitable volver la mirada hacia ellos que hizo uno de ellos se acercara a mi mesa y me mostrara este spot al tiempo que agregó “sale tarde y… si sabe gobernar, por qué perdieron?” La carcajada siguió y en mi mesa el desayuno retomó por breve momento este tema.

A solas retomé el promocional y trajo mi memoria un ejercicio intentando encontrar al nuevo semillero ideológico del PRI. Busqué la nueva herencia ideológica que dejan. Mi mente buscó los cuadros políticos con los que estará los próximos años representado. Y mi edad y trabajo de registro periodístico me trajo una reveladora y triste verdad. No hay.

A nivel nacional el PRI está ausente de una idea de conciliación, de una convocatoria ideológica que concite a sus pares a ser parte de ellos, está distante de la problemática que aquejan a sus militantes y patean a quienes fueron sus aliados. En el estatal, pasada la elección deciden “refrescar” la memoria al pueblo para poner en sus labios –cual vituperio- que “saben gobernar”, cuando se les vio lejos del proceso electoral y que en su oportunidad asentamos en una reflexión de Surrealismo Político.

Si la esencia guerrerense tiene en su vena la ideología, la lucha, la resistencia, qué le pasó al PRI y a quienes hicieron grupos excluyentes para centralizar decisiones y alejar simpatías, es evidente, no había ni compromiso ni ideología. O nos van a decir que sí saben gobernar cuando fueron alejados del poder?

En Guerrero la división tiene sus reales en este momento, hace falta el liderazgo que cohesione, hace falta el aliento que fortifique una militancia que aún cree en que valen la pena, y en cambio, sacan los cuchillos para traspasar a quienes ven como adversarios y persiguen como enemigos.

Parece que no hay herencia ideológica sino parental. Parece que las decisiones equivocadas hacen sacar una parte de sí mismos más primitiva para evitar que la cercanía con quienes tienen idea y ganas de trabajar los opaque. Parece que están al filo de una decisión que será vital para su próxima vida política, y pesa sobre ellos la sentencia ”o cambiamos, o nos cambian”. Surrealismo?