/ viernes 17 de mayo de 2024

Ágora | El síndrome del huracán Otis

Muchos acapulqueños, después de haber sufrido la noche oscura de devastación, temor y lamento provocada por el huracán Otis, aún sufren daños psicológicos que les provoca miedo y ansiedad a grado tal de revivir su sufrimiento.

Para ellos, la noticia de los próximos huracanes que se anuncian por la autoridad y dependiendo del grado de la experiencia negativa que vivieron, les provoca ansiedad y angustia. Otros más, no se recuperan del daño material, porque nunca recibieron apoyo oficial alguno y por el mal diseño del programa, fueron víctimas de las personas que rentaban sus propiedades, los cuales de mala fe, cobraron el apoyo oficial, gastándoselo sin aplicarlo para la reconstrucción de la vivienda.

Por lo que estos propietarios van restaurando sus pérdidas poco a poco conforme a sus posibilidades. Todos, incluyéndome, estamos paralizados por no saber qué esperar de estos fenómenos meteorológicos, aunque si sabemos que hacer como es el almacenar agua, comida en latas, baterías, lámparas, gas, poner a salvo los documentos más importantes en bolsas selladas.

Por otro lado, debemos, en la medida de lo posible, tapiar las ventanas con madera y resguardar a las mascotas en un área cerrada. En el momento el evento, desconectar la energía eléctrica y el gas. De igual manera, las personas debemos saber que tenemos que resguardarnos en el baño o una habitación cerrada lejos de los vidrios, láminas, árboles y cables.

Pero lo que “NO” debemos hacer por ningún motivo es saquear los comercios y robos en casa habitación, como sucedió con el huracán Otis, ya que no hay pretexto alguno válido. En verdad y de todo corazón espero que hayamos aprendido la lección

Muchos acapulqueños, después de haber sufrido la noche oscura de devastación, temor y lamento provocada por el huracán Otis, aún sufren daños psicológicos que les provoca miedo y ansiedad a grado tal de revivir su sufrimiento.

Para ellos, la noticia de los próximos huracanes que se anuncian por la autoridad y dependiendo del grado de la experiencia negativa que vivieron, les provoca ansiedad y angustia. Otros más, no se recuperan del daño material, porque nunca recibieron apoyo oficial alguno y por el mal diseño del programa, fueron víctimas de las personas que rentaban sus propiedades, los cuales de mala fe, cobraron el apoyo oficial, gastándoselo sin aplicarlo para la reconstrucción de la vivienda.

Por lo que estos propietarios van restaurando sus pérdidas poco a poco conforme a sus posibilidades. Todos, incluyéndome, estamos paralizados por no saber qué esperar de estos fenómenos meteorológicos, aunque si sabemos que hacer como es el almacenar agua, comida en latas, baterías, lámparas, gas, poner a salvo los documentos más importantes en bolsas selladas.

Por otro lado, debemos, en la medida de lo posible, tapiar las ventanas con madera y resguardar a las mascotas en un área cerrada. En el momento el evento, desconectar la energía eléctrica y el gas. De igual manera, las personas debemos saber que tenemos que resguardarnos en el baño o una habitación cerrada lejos de los vidrios, láminas, árboles y cables.

Pero lo que “NO” debemos hacer por ningún motivo es saquear los comercios y robos en casa habitación, como sucedió con el huracán Otis, ya que no hay pretexto alguno válido. En verdad y de todo corazón espero que hayamos aprendido la lección