/ sábado 1 de mayo de 2021

¡Desde Iztapalapa para… Guerrero!

En 2009, cuando se ostentaba como “presidente legítimo” de México, Andrés Manuel López Obrador forjó una estrategia política perversa y grotesca para zanjar impedimentos legales en la búsqueda de un cargo de elección popular.

Clara Brugada, entonces destacada integrante de su movimiento, fue bloqueada por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación para contender por la delegación de Iztapalapa, en la Ciudad de México. López Obrador recurrió entonces a los servicios de Rafael Acosta, un vendedor ambulante a quien bautizó como Juanito, para que fungiera como una suerte de prestanombres: aceptó ser candidato del PT, bajo el compromiso de pedir licencia inmediata para ceder su lugar a Brugada. Pese a algunas dificultades, todo resultó conforme lo planeado.

De esa figura, cuya autoría es única y exclusiva de quien hoy se asume como único depositario de la democracia nacional, se valieron posteriormente otros partidos políticos para burlar a las autoridades electorales.

Y esa misma invocó Morena este fin de semana para echar abajo los vericuetos legales que “frustraron”, al menos momentáneamente, la aspiración de Félix Salgado Macedonio a la gubernatura de Guerrero.

La dirigencia nacional de ese partido presentó ayer a Evelyn Salgado Pineda, hija del candidato defenestrado, como su candidata oficial al gobierno estatal.

Pareciera una burla, pero no lo es. Morena disfrazó la imposición con encuestas sobre preferencia electoral donde Evelyn Salgado aparece como la mejor medida frente a la senadora Nestora Salgado y una desaparecida María de la Luz Núñez Ramos.

La joven de escaso historial político y casi nula experiencia en la administración pública era la única opción viable para allanar la llegada de Félix Salgado a Casa Guerrero, al amparo de la legislación estatal que permite el ascenso del secretario de Gobierno ante una eventual licencia del gobernador en turno.

Son patrañas que atentan contra la inteligencia del electorado las afirmaciones de que el senador con licencia no asumirá la gubernatura ni estará detrás de la misma y que, por el contrario, regresará a su curul sin más. Tiempo al tiempo.

La designación de Evelyn Salgado, además del disimulado rechazo concitado al interior de Morena, atenta contra los estatutos de ese partido que en su artículo 43, relativo a los procesos electorales, establece en su párrafo D que “no se permitirá que los dirigentes promuevan a sus familiares hasta el cuarto grado en línea directa y hasta el segundo grado por afinidad.

Félix Salgado fue nombrado, en enero pasado, coordinador estatal de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación y, por tanto, funge como un dirigente más del partido, pero se trata de una omisión que Morena se permite pasar por alto en aras de acatar “los mandatos del pueblo”.

Finalmente, la enrevesada candidatura de Morena en Guerrero que brincó entre el Instituto Nacional Electoral y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación no frenó a Salgado y este caso permitió a López Obrador abrir un nuevo frente para consumar, en el terreno legislativo de dominancia morenista, la abrogación del INE y el Trife, a quienes declaró abiertamente como enemigos de la democracia.

Tres pájaros de un tiro, desde Palacio Nacional.

Pedro Kuri Pheres en Facebook

@pedrokuripheres en Twitter

acapulco.ok@gmail.com

En 2009, cuando se ostentaba como “presidente legítimo” de México, Andrés Manuel López Obrador forjó una estrategia política perversa y grotesca para zanjar impedimentos legales en la búsqueda de un cargo de elección popular.

Clara Brugada, entonces destacada integrante de su movimiento, fue bloqueada por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación para contender por la delegación de Iztapalapa, en la Ciudad de México. López Obrador recurrió entonces a los servicios de Rafael Acosta, un vendedor ambulante a quien bautizó como Juanito, para que fungiera como una suerte de prestanombres: aceptó ser candidato del PT, bajo el compromiso de pedir licencia inmediata para ceder su lugar a Brugada. Pese a algunas dificultades, todo resultó conforme lo planeado.

De esa figura, cuya autoría es única y exclusiva de quien hoy se asume como único depositario de la democracia nacional, se valieron posteriormente otros partidos políticos para burlar a las autoridades electorales.

Y esa misma invocó Morena este fin de semana para echar abajo los vericuetos legales que “frustraron”, al menos momentáneamente, la aspiración de Félix Salgado Macedonio a la gubernatura de Guerrero.

La dirigencia nacional de ese partido presentó ayer a Evelyn Salgado Pineda, hija del candidato defenestrado, como su candidata oficial al gobierno estatal.

Pareciera una burla, pero no lo es. Morena disfrazó la imposición con encuestas sobre preferencia electoral donde Evelyn Salgado aparece como la mejor medida frente a la senadora Nestora Salgado y una desaparecida María de la Luz Núñez Ramos.

La joven de escaso historial político y casi nula experiencia en la administración pública era la única opción viable para allanar la llegada de Félix Salgado a Casa Guerrero, al amparo de la legislación estatal que permite el ascenso del secretario de Gobierno ante una eventual licencia del gobernador en turno.

Son patrañas que atentan contra la inteligencia del electorado las afirmaciones de que el senador con licencia no asumirá la gubernatura ni estará detrás de la misma y que, por el contrario, regresará a su curul sin más. Tiempo al tiempo.

La designación de Evelyn Salgado, además del disimulado rechazo concitado al interior de Morena, atenta contra los estatutos de ese partido que en su artículo 43, relativo a los procesos electorales, establece en su párrafo D que “no se permitirá que los dirigentes promuevan a sus familiares hasta el cuarto grado en línea directa y hasta el segundo grado por afinidad.

Félix Salgado fue nombrado, en enero pasado, coordinador estatal de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación y, por tanto, funge como un dirigente más del partido, pero se trata de una omisión que Morena se permite pasar por alto en aras de acatar “los mandatos del pueblo”.

Finalmente, la enrevesada candidatura de Morena en Guerrero que brincó entre el Instituto Nacional Electoral y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación no frenó a Salgado y este caso permitió a López Obrador abrir un nuevo frente para consumar, en el terreno legislativo de dominancia morenista, la abrogación del INE y el Trife, a quienes declaró abiertamente como enemigos de la democracia.

Tres pájaros de un tiro, desde Palacio Nacional.

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