/ viernes 17 de septiembre de 2021

No es un adiós

A lo largo de los últimos ocho años, El Sol de Acapulco me ha permitido registrar en sus prestigiadas páginas una serie de opiniones sobre los asuntos que han marcado a nuestro amado puerto, a Guerrero y al país.

Soy una voz emanada de la iniciativa privada , esa que contribuye a generar ingresos para las familias porteñas y no se doblega ante los momentos más críticos, sin sesgo ni compromisos políticos con personajes , partidos políticos o gobiernos.

Cada fin de semana desde 2013, lo mismo critiqué desaciertos de las últimas tres administraciones municipales que de los gobiernos estatales de Ángel Aguirre Rivero, Rogelio Ortega y el de Héctor Astudillo Flores en vías de concluir. También lo hice con el ex presidente Enrique Peña Nieto, su gabinete y la errática conducción de la economía, así como con el presidente Andrés Manuel López Obrador y los sinsabores de su Cuarta Transformación.

Nuestros primeros artículos, en esencia, pretendían cuestionar las malas decisiones en materia turística y contribuir con planteamientos e ideas a consolidar el fallido relanzamiento de este destino de playa en el mercado nacional e internacional . La crítica, cabe señalarlo, siempre ha sido constructiva.

Tristemente, los estragos causados por la devastadora tormenta Manuel y el Huracán Ingrid, en septiembre de 2013, obligaban a comentar en este espacio sobre los factores que recrudecieron la estela de desastre por la conjugación de ambos fenómenos, principalmente en el Acapulco Diamante y su desordenado crecimiento urbano, al igual que los deficientes trabajos de reconstrucción y apoyo hacia los damnificados.

Superado ese trance de manera parcial porque aún padecemos secuelas de esas tormentas, 2014 fue marcado por la noche aciaga del 26 de septiembre en la ciudad de Iguala, donde un grupo de estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa fue atacado con armas y 43 más siguen desaparecidos hasta la fecha.

Ese episodio abrió una de las heridas más profundas en nuestro de por sí lacerado estado de Guerrero y es una deuda histórica que ningún esfuerzo gubernamental ha logrado subsanar. Además de la salida abrupta del entonces gobernador Ángel Aguirre, los hechos derivados del caso Ayotzinapa también han sido recurrentes en nuestros artículos , principalmente el deliberado usufructo de este hecho para obtener beneficios personales de líderes y la radicalización de las protestas al amparo del dolor y la incertidumbre por el paradero de los normalistas.

Atestiguamos el recrudecimiento de la violencia criminal que motivó aquel controvertido eslogan de "orden y paz" enarbolado por Héctor Astudillo como candidato y el acelerado brote de grupos de autodefensa en diversas regiones del estado que tomaban las armas para combatir la delincuencia. El regreso del PRI al gobierno estatal en 2015, tras dos accidentadas gestiones del PRD y una interina, fue tema también desde distintas perspectivas en nuestra opinión dominical. En 2016, además de altas y bajas, expusimos no obstante una visible recuperación de la actividad turística en Acapulco que parecía imparable, con ocupaciones hoteleras superiores al 70 por ciento promedio en fines de semana.

En 2017 la naturaleza nuevamente nos castigó con un fuerte terremoto que avivó nuestros temores más recónditos sobre la advertencia histórica de un evento de fuerte intensidad en nuestras placas, las de mayor actividad sísmica en el país, y recordamos las medidas endebles necesarias en materia de protección civil a manera de tomar acción ante futuros fenómenos.

La elección histórica de 2018 y el escenario político subsecuente han sido de los temas más recurrentes en nuestros artículos porque la actuación del presidente Andrés Manuel López Obrador y el desarrollo de la Cuarta Transformación es asunto de agenda nacional indefectible.

La actividad turística en 2019 ya mostraba una mejoría estable, con eventos deportivos y congresos nacionales e internacionales, y para inicios de 2020 se afianzaba la anhelada recuperación económica.

Lamentablemente, llegó a nuestra realidad el Covid-19 y un asunto constante tratado aquí ha sido el efecto múltiple de la pandemia en la economía y nuestra dinámica de vida como sociedad.

Nuestra nueva normalidad a partir de este año en que el índice de contagios muestra una baja sensible a nivel mundial, sin que esto signifique la erradicación del peligro mortal del virus, advierte una reactivación de actividades pausadas y un restablecimiento de la convivencia social tan urgente a más de un año de confinamiento y de restricciones sanitarias.

En lo personal, mi nueva normalidad me obliga a tomar otros senderos y dejar reservada la publicación de mis opiniones.

Ha sido un transitar enriquecedor, de constante aprendizaje y enseñanzas inconmensurables que me obligan a agradecer a todos los lectores de este espacio su seguimiento, sus aportaciones y el eco que usen, en algunas ocasiones, hacer llegar mi humilde opinion a autoridades y sectores diversos para mejorar nuestras condiciones de vida en general.

Extiendo también un reconocimiento a los directivos de Organización Editorial Mexicana (OEM) por haber respetado íntegramente la publicación de mis artículos, por muy fuertes y duras que fuesen las críticas, sin corrección de puntos ni comas.

Dejo aquí, pues, un abrazo fraternal, mis mejores deseos y mi lealtad permanente con Acapulco.

A lo largo de los últimos ocho años, El Sol de Acapulco me ha permitido registrar en sus prestigiadas páginas una serie de opiniones sobre los asuntos que han marcado a nuestro amado puerto, a Guerrero y al país.

Soy una voz emanada de la iniciativa privada , esa que contribuye a generar ingresos para las familias porteñas y no se doblega ante los momentos más críticos, sin sesgo ni compromisos políticos con personajes , partidos políticos o gobiernos.

Cada fin de semana desde 2013, lo mismo critiqué desaciertos de las últimas tres administraciones municipales que de los gobiernos estatales de Ángel Aguirre Rivero, Rogelio Ortega y el de Héctor Astudillo Flores en vías de concluir. También lo hice con el ex presidente Enrique Peña Nieto, su gabinete y la errática conducción de la economía, así como con el presidente Andrés Manuel López Obrador y los sinsabores de su Cuarta Transformación.

Nuestros primeros artículos, en esencia, pretendían cuestionar las malas decisiones en materia turística y contribuir con planteamientos e ideas a consolidar el fallido relanzamiento de este destino de playa en el mercado nacional e internacional . La crítica, cabe señalarlo, siempre ha sido constructiva.

Tristemente, los estragos causados por la devastadora tormenta Manuel y el Huracán Ingrid, en septiembre de 2013, obligaban a comentar en este espacio sobre los factores que recrudecieron la estela de desastre por la conjugación de ambos fenómenos, principalmente en el Acapulco Diamante y su desordenado crecimiento urbano, al igual que los deficientes trabajos de reconstrucción y apoyo hacia los damnificados.

Superado ese trance de manera parcial porque aún padecemos secuelas de esas tormentas, 2014 fue marcado por la noche aciaga del 26 de septiembre en la ciudad de Iguala, donde un grupo de estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa fue atacado con armas y 43 más siguen desaparecidos hasta la fecha.

Ese episodio abrió una de las heridas más profundas en nuestro de por sí lacerado estado de Guerrero y es una deuda histórica que ningún esfuerzo gubernamental ha logrado subsanar. Además de la salida abrupta del entonces gobernador Ángel Aguirre, los hechos derivados del caso Ayotzinapa también han sido recurrentes en nuestros artículos , principalmente el deliberado usufructo de este hecho para obtener beneficios personales de líderes y la radicalización de las protestas al amparo del dolor y la incertidumbre por el paradero de los normalistas.

Atestiguamos el recrudecimiento de la violencia criminal que motivó aquel controvertido eslogan de "orden y paz" enarbolado por Héctor Astudillo como candidato y el acelerado brote de grupos de autodefensa en diversas regiones del estado que tomaban las armas para combatir la delincuencia. El regreso del PRI al gobierno estatal en 2015, tras dos accidentadas gestiones del PRD y una interina, fue tema también desde distintas perspectivas en nuestra opinión dominical. En 2016, además de altas y bajas, expusimos no obstante una visible recuperación de la actividad turística en Acapulco que parecía imparable, con ocupaciones hoteleras superiores al 70 por ciento promedio en fines de semana.

En 2017 la naturaleza nuevamente nos castigó con un fuerte terremoto que avivó nuestros temores más recónditos sobre la advertencia histórica de un evento de fuerte intensidad en nuestras placas, las de mayor actividad sísmica en el país, y recordamos las medidas endebles necesarias en materia de protección civil a manera de tomar acción ante futuros fenómenos.

La elección histórica de 2018 y el escenario político subsecuente han sido de los temas más recurrentes en nuestros artículos porque la actuación del presidente Andrés Manuel López Obrador y el desarrollo de la Cuarta Transformación es asunto de agenda nacional indefectible.

La actividad turística en 2019 ya mostraba una mejoría estable, con eventos deportivos y congresos nacionales e internacionales, y para inicios de 2020 se afianzaba la anhelada recuperación económica.

Lamentablemente, llegó a nuestra realidad el Covid-19 y un asunto constante tratado aquí ha sido el efecto múltiple de la pandemia en la economía y nuestra dinámica de vida como sociedad.

Nuestra nueva normalidad a partir de este año en que el índice de contagios muestra una baja sensible a nivel mundial, sin que esto signifique la erradicación del peligro mortal del virus, advierte una reactivación de actividades pausadas y un restablecimiento de la convivencia social tan urgente a más de un año de confinamiento y de restricciones sanitarias.

En lo personal, mi nueva normalidad me obliga a tomar otros senderos y dejar reservada la publicación de mis opiniones.

Ha sido un transitar enriquecedor, de constante aprendizaje y enseñanzas inconmensurables que me obligan a agradecer a todos los lectores de este espacio su seguimiento, sus aportaciones y el eco que usen, en algunas ocasiones, hacer llegar mi humilde opinion a autoridades y sectores diversos para mejorar nuestras condiciones de vida en general.

Extiendo también un reconocimiento a los directivos de Organización Editorial Mexicana (OEM) por haber respetado íntegramente la publicación de mis artículos, por muy fuertes y duras que fuesen las críticas, sin corrección de puntos ni comas.

Dejo aquí, pues, un abrazo fraternal, mis mejores deseos y mi lealtad permanente con Acapulco.