/ domingo 6 de junio de 2021

¡A votar!

La elección más grande de la historia de este domingo también será la más polarizada. La abierta intromisión de la Presidencia de la República en las campañas, los vericuetos en Morena, la formación de amplias coaliciones opositoras al partido en el poder y la violencia política exacerbada surtirán efectos indefectibles en los resultados de la votación. A esos ingredientes que revistieron de complejidad el proceso electoral deben agregarse la pandemia y el temor fundado entre buena parte de la población en lista nominal de ser contagiada de Covid-19 si acude a las urnas. El semáforo epidemiológico en color verde que ya prevalece en casi todo el territorio nacional no erradica el riesgo de contraer el virus.

La vacunación en Guerrero ha cubierto a la mayoría de la población mayor de 50 años de edad, al sector médico y al magisterio, pero ciudadanos de entre 18 y 49 años de edad -un universo significativo del electorado- son más vulnerables a potenciales contagios.

Aunque las autoridades electorales han garantizado con antelación seguridad sanitaria en las casillas para quienes acudan a emitir su sufragio, el riesgo persiste en el traslado a las mismas y en sus filas, si no se preserva la sana distancia.

A nivel nacional, se estima que más de 19 mil personas no podrán sufragar por padecer síntomas relacionados al Covid-19.

Evitar la enfermedad es un argumento lógico para no salir a votar, pero si tomamos en cuenta el copioso número de personas que nutrieron mítines, marchas y cierres de campaña como antaño, en franco reto al coronavirus, el nivel de abstencionismo será mínimo.

La violencia, en tanto, tampoco causa un desánimo generalizado, aparentemente, pese a que las campañas han estado marcadas por actos de intimidación, amenazas, ataques, asesinatos y raptos contra aspirantes, candidatos, miembros de equipos de campaña y simpatizantes.

De acuerdo con la consultora Etelleket, al cierre de las campañas habían sido asesinados 35 aspirantes o candidatos a puestos de representación popular; del total de crímenes políticos, 14 fueron perpetrados contra mujeres. Con esas cifras, esta elección sería la segunda más violenta de la historia, antecedida por la del 2000 en que murieron 48 aspirantes y candidatos.

La elección de 2018 sería el referente más inmediato para destacar la poca efectividad de la estrategia del "voto del miedo". Sin embargo, las condiciones actuales son diametralmente distintas a aquella jornada electoral. Lo que priva hoy es una fuerte crispación social atizada desde Palacio Nacional que advierte con radicalizarse si los resultados de la jornada de hoy resultan desfavorables al proyecto político dominante.

Guerrero, en particular, será una elección sumamente vigilada. La sustitución del candidato de Morena a la gubernatura y la violencia característica de esta entidad, además del interés particular manifiesto del presidente de la República, atraen los reflectores mediáticos.

El interés será mayor ahora que, la víspera, se han dado a conocer fallas en el funcionamiento del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) para alimentar, aunque no de forma intencional, la especulación y zozobra sobre el resultado de la elección de gobernador que algunas encuestas lo anticipan con margen muy cerrado entre los dos candidatos punteros.

El contexto en general apremia a una participación razonada de los votantes este domingo porque la estabilidad política, la gobernabilidad y la recuperación económica de nuestro estado dependerá de la persona que ocupará Casa Guerrero por los próximos seis años.

También será decisivo lo que ocurra a nivel municipal porque los alcaldes son la autoridad local inmediata, ni qué decir de los diputados locales y federales hacia la construcción de un Poder Legislativo federal y local equilibrado que represente un verdadero contrapeso.

Al votar este domingo no hay cabida a ligerezas. El sufragio se reflexiona sin despensa, dádivas ni simpatías absurdas de por medio. Ya no más.

Pedro Kuri Pheres en Facebook

@pedrokuripheres en Twitter

acapulco.ok@gmail.com

La elección más grande de la historia de este domingo también será la más polarizada. La abierta intromisión de la Presidencia de la República en las campañas, los vericuetos en Morena, la formación de amplias coaliciones opositoras al partido en el poder y la violencia política exacerbada surtirán efectos indefectibles en los resultados de la votación. A esos ingredientes que revistieron de complejidad el proceso electoral deben agregarse la pandemia y el temor fundado entre buena parte de la población en lista nominal de ser contagiada de Covid-19 si acude a las urnas. El semáforo epidemiológico en color verde que ya prevalece en casi todo el territorio nacional no erradica el riesgo de contraer el virus.

La vacunación en Guerrero ha cubierto a la mayoría de la población mayor de 50 años de edad, al sector médico y al magisterio, pero ciudadanos de entre 18 y 49 años de edad -un universo significativo del electorado- son más vulnerables a potenciales contagios.

Aunque las autoridades electorales han garantizado con antelación seguridad sanitaria en las casillas para quienes acudan a emitir su sufragio, el riesgo persiste en el traslado a las mismas y en sus filas, si no se preserva la sana distancia.

A nivel nacional, se estima que más de 19 mil personas no podrán sufragar por padecer síntomas relacionados al Covid-19.

Evitar la enfermedad es un argumento lógico para no salir a votar, pero si tomamos en cuenta el copioso número de personas que nutrieron mítines, marchas y cierres de campaña como antaño, en franco reto al coronavirus, el nivel de abstencionismo será mínimo.

La violencia, en tanto, tampoco causa un desánimo generalizado, aparentemente, pese a que las campañas han estado marcadas por actos de intimidación, amenazas, ataques, asesinatos y raptos contra aspirantes, candidatos, miembros de equipos de campaña y simpatizantes.

De acuerdo con la consultora Etelleket, al cierre de las campañas habían sido asesinados 35 aspirantes o candidatos a puestos de representación popular; del total de crímenes políticos, 14 fueron perpetrados contra mujeres. Con esas cifras, esta elección sería la segunda más violenta de la historia, antecedida por la del 2000 en que murieron 48 aspirantes y candidatos.

La elección de 2018 sería el referente más inmediato para destacar la poca efectividad de la estrategia del "voto del miedo". Sin embargo, las condiciones actuales son diametralmente distintas a aquella jornada electoral. Lo que priva hoy es una fuerte crispación social atizada desde Palacio Nacional que advierte con radicalizarse si los resultados de la jornada de hoy resultan desfavorables al proyecto político dominante.

Guerrero, en particular, será una elección sumamente vigilada. La sustitución del candidato de Morena a la gubernatura y la violencia característica de esta entidad, además del interés particular manifiesto del presidente de la República, atraen los reflectores mediáticos.

El interés será mayor ahora que, la víspera, se han dado a conocer fallas en el funcionamiento del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) para alimentar, aunque no de forma intencional, la especulación y zozobra sobre el resultado de la elección de gobernador que algunas encuestas lo anticipan con margen muy cerrado entre los dos candidatos punteros.

El contexto en general apremia a una participación razonada de los votantes este domingo porque la estabilidad política, la gobernabilidad y la recuperación económica de nuestro estado dependerá de la persona que ocupará Casa Guerrero por los próximos seis años.

También será decisivo lo que ocurra a nivel municipal porque los alcaldes son la autoridad local inmediata, ni qué decir de los diputados locales y federales hacia la construcción de un Poder Legislativo federal y local equilibrado que represente un verdadero contrapeso.

Al votar este domingo no hay cabida a ligerezas. El sufragio se reflexiona sin despensa, dádivas ni simpatías absurdas de por medio. Ya no más.

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