/ domingo 31 de mayo de 2020

Ni el efecto AMLO, ni el afecto de AMLO

Nicolás Maquiavelo escribió en El Príncipe que hay tres tipos de ingenio: el que entiende por sí mismo, el que lo hace por lo que otro discurre, y el que no entiende ni por sí mismo, ni por otros.

Héctor Astudillo Flores es de los primeros. Entendió el cambio con el arribo de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia de México, se alejó de la ruta de la confrontación y se dedicó a construir una relación de colaboración que maduró en el tema de seguridad pública en el que se redujeron los índices delictivos, misma que se ha fortalecido en la gestión de la emergencia sanitaria por el Covid-19.

No es la primera vez que el mandatario reconoce la gestión del gobernador de Guerrero como lo hizo este miércoles al hablar de que se resolvió el tema de la alta ocupación de camas Covid en los hospitales del estado.

Nuevamente fue correspondido y Guerrero se mantendrá alineado con la federación respecto al reinicio de actividades, contrario a otros estados que decidieron implementar sus propios semáforos. La colaboración es antes que nada un acto de reciprocidad.

Así lo han entendido los gabinetes del presidente y el gobernador, con algunas deshonrosas excepciones como es el caso del destituido ex coordinador del Programa del Fertilizante Jorge Gage Francois quien hizo un desastre en Guerrero.

La relación entre López Obrador y Héctor Astudillo ha ido prosperando pese a la mala intención de aquellos que organizaron un abucheo al gobernador en una de sus primeras visitas como presidente, en las cuales Andrés Manuel se disculpó con el priísta diciéndole: “estos no entienden”.

Por cierto, para complementar lo escrito por Maquiavelo sobre los tres tipos de ingenio, el gran pensador florentino consideraba que el primero es brillantísimo, el segundo brillante, y el tercero, el que de ninguna manera entiende, como inútil.

Nicolás Maquiavelo escribió en El Príncipe que hay tres tipos de ingenio: el que entiende por sí mismo, el que lo hace por lo que otro discurre, y el que no entiende ni por sí mismo, ni por otros.

Héctor Astudillo Flores es de los primeros. Entendió el cambio con el arribo de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia de México, se alejó de la ruta de la confrontación y se dedicó a construir una relación de colaboración que maduró en el tema de seguridad pública en el que se redujeron los índices delictivos, misma que se ha fortalecido en la gestión de la emergencia sanitaria por el Covid-19.

No es la primera vez que el mandatario reconoce la gestión del gobernador de Guerrero como lo hizo este miércoles al hablar de que se resolvió el tema de la alta ocupación de camas Covid en los hospitales del estado.

Nuevamente fue correspondido y Guerrero se mantendrá alineado con la federación respecto al reinicio de actividades, contrario a otros estados que decidieron implementar sus propios semáforos. La colaboración es antes que nada un acto de reciprocidad.

Así lo han entendido los gabinetes del presidente y el gobernador, con algunas deshonrosas excepciones como es el caso del destituido ex coordinador del Programa del Fertilizante Jorge Gage Francois quien hizo un desastre en Guerrero.

La relación entre López Obrador y Héctor Astudillo ha ido prosperando pese a la mala intención de aquellos que organizaron un abucheo al gobernador en una de sus primeras visitas como presidente, en las cuales Andrés Manuel se disculpó con el priísta diciéndole: “estos no entienden”.

Por cierto, para complementar lo escrito por Maquiavelo sobre los tres tipos de ingenio, el gran pensador florentino consideraba que el primero es brillantísimo, el segundo brillante, y el tercero, el que de ninguna manera entiende, como inútil.