/ viernes 24 de noviembre de 2023

Héroes de verdad

Después del huracán Otis, la preocupación de la población derrotada; sí, aquella que tiene valores y que no saqueó los comercios de todo tipo y que, si lo hizo solo fue para tomar comida y agua para solventar una necesidad imperiosa que era comer y beber en los próximos días ante la magnitud del desastre que estábamos viviendo.

El momento era de urgencia humanitaria, por lo que el gobierno de los tres niveles debía movilizarse y traer desde donde fuera , cocinas y potabilizadoras del vital líquido que dieran comida caliente y agua a la población, ante la hambruna y la sed que ya se estaba presentando.

Todo urgía en ese momento. La luz y el gas eran necesarios para guardar y calentar los alimentos.

De pronto apareció la Comisión Federal de Electricidad con todo un ejército de cascos amarillos y uniforme beige que trabajaron 24-7; el daño era tremendo: postes, cables, láminas, espectáculares, más los árboles caídos hacia pesado el trabajo. Se tuvo que traer en helicóptero, los postes y material necesario para poder dar la energía eléctrica de manera rápida dentro de lo posible.

Afortunadamente Acapulco se está iluminando en tiempo récord, salvo algunas colonias de paracaidistas en lo alto del anfiteatro que aún faltan. Pero eso no es todo, World Central Kitchen (WCK) una organización no gubernamental sin ánimo de lucro dedicada al abastecimiento de comidas en todo el mundo después de desastres naturales que fue fundada en 2010 por el chef José Andrés para responder a la escasez de alimentos en Haití provocada por el terremoto que devastó la isla.
Su método de operar consiste en, primeramente, responder a la necesidad más urgente y después, colaborar con los chefs locales movilizándolos para dar una solución efectiva al problema del hambre. En verdad es de aplaudirse por apoyar de manera desinteresada a los miles de personas que estaban hambrientas y sedientas.

Para lograrlo contratan a restaurantes, su equipo de cocineros y chefs incluso, para esta humanitaria labor. Gracias en verdad. Yo se los reconozco en nombre de los miles de personas que degustaron sus esquistos platillos. Y por último también reconocer a la Guardia Nacional, Ejército y Marina que limpiaron el escombro de las calles manualmente o con maquinaria. A la vez dieron seguridad ante la rapiña que se estaba dando en las colonias, aprovechando la oscuridad de las calles. Reconocimiento de igual forma a los cientos de personas que se contrataron para censar casas, barrer las calles ante la urgencia sanitaria que podría darse con el incremento de dengue y zika, lo cual se pudo evitar con estas acciones. No puedo dejar de reconocer a la benemérita Cruz Roja que desde la capital del país formó un puente para traer alimentos, medicinas y enceres a los más necesitados. Falta mucho aún y se requerirá de mucho dinero para que Acapulco pueda ofrecer una cara moderna, distinta y que sea atractiva para el turismo del cual vive el puerto y se sostiene el Estado.

Es la oportunidad que tenemos para modernizar al puerto y por qué no, transformarlo en una reserva verde, con una avenida costera limpia, con muchas áreas verdes, árboles frondosos, resistentes y hasta palmeras enanas o de las que no dan cocos. Luminarias inteligentes que se carguen con energía solar y se prendan al caer la noche.

Una red de agua potable nueva completamente que dure por lo menos 50 años y asegure a la población este líquido- recuérdese el proyecto de la presa de la Parota que está abandonado por la resistencia de unos cuantos-, un nuevo relleno sanitario con todas las medidas de protección al medio ambiente y con centros de transferencia de los desechos para ahorrar tiempo.

Calles mejor trazadas , pavimentadas con concreto, con nomenclatura. Un ambicioso programa de urbanización moderno. Liberar a los postes de cables y mudar al cableado subterráneo. Prohibir más construcciones en la franja de arena o de la playa y en su caso indemnizar a los propietarios de condominios, ávidos de vender lo que quedó de sus inmuebles, para derrumbarlos y destinarlos a áreas verdes de esparcimiento para toda la familia, además que permitirá ventilar mejor a la ciudad y de pilón darnos una mejor vista del océano. Ya no permitir negocios de comida en la zona federal que de igual manera impiden la vista y sembrar palmeras que den sombra en la arena de la playa. Impedir y en su caso bajar de los cerros los asentamientos humanos que estén dentro de los límites del parque nacional “el Veladero “ y darles la opción de que se ubiquen en áreas planas con todos los servicios.

Con ello se evitará el robo de electricidad y de agua. Reverdecer todo el puerto y los cerros con árboles distintos a los endebles ficus. Gracias, muchas gracias a todas aquellas personas y organizaciones gubernamentales y no gubernamentales que apoyaron en la emergencia a los pobladores de Acapulco y aún siguen haciéndolo. Los empresarios necesitan que el gobierno en verdad los exenten de pagos de impuesto, derechos y permisos para destinar sus ahorros a levantarse y no cerrar fuentes de empleo tan necesarias y entonces si, pagar a los organismos fiscales. De la misma forma y para atraer al turismo cautivo de la Cdmx, Edo. de México, Mórelos y Puebla se necesita que se permita el paso libre de la autopista desde la Cdmx hasta el puerto por lo menos 1 año.

Después del huracán Otis, la preocupación de la población derrotada; sí, aquella que tiene valores y que no saqueó los comercios de todo tipo y que, si lo hizo solo fue para tomar comida y agua para solventar una necesidad imperiosa que era comer y beber en los próximos días ante la magnitud del desastre que estábamos viviendo.

El momento era de urgencia humanitaria, por lo que el gobierno de los tres niveles debía movilizarse y traer desde donde fuera , cocinas y potabilizadoras del vital líquido que dieran comida caliente y agua a la población, ante la hambruna y la sed que ya se estaba presentando.

Todo urgía en ese momento. La luz y el gas eran necesarios para guardar y calentar los alimentos.

De pronto apareció la Comisión Federal de Electricidad con todo un ejército de cascos amarillos y uniforme beige que trabajaron 24-7; el daño era tremendo: postes, cables, láminas, espectáculares, más los árboles caídos hacia pesado el trabajo. Se tuvo que traer en helicóptero, los postes y material necesario para poder dar la energía eléctrica de manera rápida dentro de lo posible.

Afortunadamente Acapulco se está iluminando en tiempo récord, salvo algunas colonias de paracaidistas en lo alto del anfiteatro que aún faltan. Pero eso no es todo, World Central Kitchen (WCK) una organización no gubernamental sin ánimo de lucro dedicada al abastecimiento de comidas en todo el mundo después de desastres naturales que fue fundada en 2010 por el chef José Andrés para responder a la escasez de alimentos en Haití provocada por el terremoto que devastó la isla.
Su método de operar consiste en, primeramente, responder a la necesidad más urgente y después, colaborar con los chefs locales movilizándolos para dar una solución efectiva al problema del hambre. En verdad es de aplaudirse por apoyar de manera desinteresada a los miles de personas que estaban hambrientas y sedientas.

Para lograrlo contratan a restaurantes, su equipo de cocineros y chefs incluso, para esta humanitaria labor. Gracias en verdad. Yo se los reconozco en nombre de los miles de personas que degustaron sus esquistos platillos. Y por último también reconocer a la Guardia Nacional, Ejército y Marina que limpiaron el escombro de las calles manualmente o con maquinaria. A la vez dieron seguridad ante la rapiña que se estaba dando en las colonias, aprovechando la oscuridad de las calles. Reconocimiento de igual forma a los cientos de personas que se contrataron para censar casas, barrer las calles ante la urgencia sanitaria que podría darse con el incremento de dengue y zika, lo cual se pudo evitar con estas acciones. No puedo dejar de reconocer a la benemérita Cruz Roja que desde la capital del país formó un puente para traer alimentos, medicinas y enceres a los más necesitados. Falta mucho aún y se requerirá de mucho dinero para que Acapulco pueda ofrecer una cara moderna, distinta y que sea atractiva para el turismo del cual vive el puerto y se sostiene el Estado.

Es la oportunidad que tenemos para modernizar al puerto y por qué no, transformarlo en una reserva verde, con una avenida costera limpia, con muchas áreas verdes, árboles frondosos, resistentes y hasta palmeras enanas o de las que no dan cocos. Luminarias inteligentes que se carguen con energía solar y se prendan al caer la noche.

Una red de agua potable nueva completamente que dure por lo menos 50 años y asegure a la población este líquido- recuérdese el proyecto de la presa de la Parota que está abandonado por la resistencia de unos cuantos-, un nuevo relleno sanitario con todas las medidas de protección al medio ambiente y con centros de transferencia de los desechos para ahorrar tiempo.

Calles mejor trazadas , pavimentadas con concreto, con nomenclatura. Un ambicioso programa de urbanización moderno. Liberar a los postes de cables y mudar al cableado subterráneo. Prohibir más construcciones en la franja de arena o de la playa y en su caso indemnizar a los propietarios de condominios, ávidos de vender lo que quedó de sus inmuebles, para derrumbarlos y destinarlos a áreas verdes de esparcimiento para toda la familia, además que permitirá ventilar mejor a la ciudad y de pilón darnos una mejor vista del océano. Ya no permitir negocios de comida en la zona federal que de igual manera impiden la vista y sembrar palmeras que den sombra en la arena de la playa. Impedir y en su caso bajar de los cerros los asentamientos humanos que estén dentro de los límites del parque nacional “el Veladero “ y darles la opción de que se ubiquen en áreas planas con todos los servicios.

Con ello se evitará el robo de electricidad y de agua. Reverdecer todo el puerto y los cerros con árboles distintos a los endebles ficus. Gracias, muchas gracias a todas aquellas personas y organizaciones gubernamentales y no gubernamentales que apoyaron en la emergencia a los pobladores de Acapulco y aún siguen haciéndolo. Los empresarios necesitan que el gobierno en verdad los exenten de pagos de impuesto, derechos y permisos para destinar sus ahorros a levantarse y no cerrar fuentes de empleo tan necesarias y entonces si, pagar a los organismos fiscales. De la misma forma y para atraer al turismo cautivo de la Cdmx, Edo. de México, Mórelos y Puebla se necesita que se permita el paso libre de la autopista desde la Cdmx hasta el puerto por lo menos 1 año.