/ viernes 24 de diciembre de 2021

Exigimos saber…

Por más que lo pienso, no logro entenderla estrategia de las autoridades de Salud de los estados y del gobierno federal en materia de vacunación contra el COVID en sus distintas variantes, ya que según las noticias oficiales, tenemos más o menos 50 millones de vacunas guardadas para inocular a las personas.

Sin embargo, inexplicablemente los estados redujeron el número de aplicaciones a la población que necesita el refuerzo y peor aún, las sedes para que las personas acudan a inocularse.

Es lastimoso e inhumano, ver las escenas donde se aprecia a los ancianos y minusválidos cargados por otras personas para que las vacunen o verlos que estos se encuentran al rayo del sol, del frío y hasta la lluvia, esperando su turno en la fila para ser vacunados.

No pretendo saber más que el doctor Gatell, que es el encargado de la estrategia de la vacunación contra el COVID en sus distintas manifestaciones, pero en una lógica simple, de cualquier mortal nos preguntaríamos ¿por qué no se amplía el número de sedes en cada municipio y así reducir las largas filas, molestias e incomodidades de las personas que necesitan la vacuna.

En la medida que se vacune más pronto a la mayoría de la población, se reducirá drásticamente el número de contagios, y con ello las muertes que nadie desea.

Estamos ante la amenaza de la nueva variante del COVID llamada Ómicron, misma que se contagia de forma mas rápida y que, si bien es cierto, sus efectos son menos complicados, eso no quiere decir que no produzca la hospitalización y hasta la muerte.

Los gobiernos y la población no queremos el confinamiento, pero no se está haciendo lo necesario para que esto no suceda; esto es acelerar el ritmo de vacunación porque existen millones de vacunas, por lo menos en el papel, ya que no hay prueba física que en verdad existan, pero si así fuera, no se vale que miles de ellas se donen a otros países mientras aquí todavía faltamos millones de personas de sesenta y más años en ser vacunados con la tercera dosis.

En otros países como Israel, ya van por la cuarta dosis y en Mexico gracias al mencionado galeno -cuyo nombre no quiero repetir- vamos exageradamente lentos con el grave riesgo de hospitalización, entubación y hasta el deceso de cientos de miles de mexicanos, sin que parezca importarle en lo más mínimo.

Recordemos que las vacunas se adquieren en el extranjero con los recursos que las personas aportamos al pagar nuestros impuestos.

En Acapulco, es inexplicable que de pronto se suspenda la vacunación a las personas de sesenta años y más, cuyos apellidos comienzan con las letras H en adelante.

¿Quien los autorizó a hacer semejante tontería en perjuicio de la población?

La ciudadanía exige saber si hay o no suficientes vacunas, y si la respuesta es afirmativa, ¿por qué no se vacuna a las personas y se amplían las sedes?.

No estamos pidiendo que nos den limosnas, sino exigimos un derecho que nos hemos ganado al pagar nuestros impuestos.

La ciudadanía exige saber quién o qué autoridad es la responsable de la estrategia de vacunación en el Estado.

Por más que lo pienso, no logro entenderla estrategia de las autoridades de Salud de los estados y del gobierno federal en materia de vacunación contra el COVID en sus distintas variantes, ya que según las noticias oficiales, tenemos más o menos 50 millones de vacunas guardadas para inocular a las personas.

Sin embargo, inexplicablemente los estados redujeron el número de aplicaciones a la población que necesita el refuerzo y peor aún, las sedes para que las personas acudan a inocularse.

Es lastimoso e inhumano, ver las escenas donde se aprecia a los ancianos y minusválidos cargados por otras personas para que las vacunen o verlos que estos se encuentran al rayo del sol, del frío y hasta la lluvia, esperando su turno en la fila para ser vacunados.

No pretendo saber más que el doctor Gatell, que es el encargado de la estrategia de la vacunación contra el COVID en sus distintas manifestaciones, pero en una lógica simple, de cualquier mortal nos preguntaríamos ¿por qué no se amplía el número de sedes en cada municipio y así reducir las largas filas, molestias e incomodidades de las personas que necesitan la vacuna.

En la medida que se vacune más pronto a la mayoría de la población, se reducirá drásticamente el número de contagios, y con ello las muertes que nadie desea.

Estamos ante la amenaza de la nueva variante del COVID llamada Ómicron, misma que se contagia de forma mas rápida y que, si bien es cierto, sus efectos son menos complicados, eso no quiere decir que no produzca la hospitalización y hasta la muerte.

Los gobiernos y la población no queremos el confinamiento, pero no se está haciendo lo necesario para que esto no suceda; esto es acelerar el ritmo de vacunación porque existen millones de vacunas, por lo menos en el papel, ya que no hay prueba física que en verdad existan, pero si así fuera, no se vale que miles de ellas se donen a otros países mientras aquí todavía faltamos millones de personas de sesenta y más años en ser vacunados con la tercera dosis.

En otros países como Israel, ya van por la cuarta dosis y en Mexico gracias al mencionado galeno -cuyo nombre no quiero repetir- vamos exageradamente lentos con el grave riesgo de hospitalización, entubación y hasta el deceso de cientos de miles de mexicanos, sin que parezca importarle en lo más mínimo.

Recordemos que las vacunas se adquieren en el extranjero con los recursos que las personas aportamos al pagar nuestros impuestos.

En Acapulco, es inexplicable que de pronto se suspenda la vacunación a las personas de sesenta años y más, cuyos apellidos comienzan con las letras H en adelante.

¿Quien los autorizó a hacer semejante tontería en perjuicio de la población?

La ciudadanía exige saber si hay o no suficientes vacunas, y si la respuesta es afirmativa, ¿por qué no se vacuna a las personas y se amplían las sedes?.

No estamos pidiendo que nos den limosnas, sino exigimos un derecho que nos hemos ganado al pagar nuestros impuestos.

La ciudadanía exige saber quién o qué autoridad es la responsable de la estrategia de vacunación en el Estado.