Guitarra en mano y afinando en todo momento la garganta, Bernabé sale en busca de potenciales clientes que quieran una canción interpretada muy a su estilo.
Acepta que es empírico y que lo poco que sabe de música lo aprendió escuchando a su hermano ya fallecido, por lo que no dudo en probar suerte hace 19 años y el resto es historia.
Nacido en el Barrio de La Candelaria, confesó que no le ha ido bien en los últimos años, pues perdió a su madre al contagiarse del Covid-19.
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A pesar que extraña mucho a su progenitora, sale a ganarse la vida cantando, pero cuando no hay clientes, se dedica a recolectar lámina galvanizada.
Sin dejar de rasgar las cuerdas de su guitarra y tararear algo un tanto incomprensible, orgulloso dice que cobra 50 y hasta cien pesos por canción.
Admite que no tiene una ruta definida, pues recorre las playas y hasta algunos bares, en donde lo contratan para escuchar como interpreta desde cumbias, boleros rítmicos y los éxitos gruperos.
Una de las canciones que más le piden es la del Pipiripau, aunque como no se ha aprendido la letra, improvisa y le pone, eso sí, mucho sentimiento y les gusta a la gente.
En prevención de contagiarse del virus que cobro la vida de la autora de sus días, utiliza un cubre bocas, aunque se lo quita para interpretar sus canciones y ganarse unos pesos.
Es tiempo de seguir con el trajinar diario y este hombre de 39 años de edad, se dirige a retar la selva de concreto, con el entusiasmo de siempre y de que lo escuchen cantar su repertorio en su peculiar estilo que combina entre lo lírico y popular.