/ lunes 5 de octubre de 2020

Nuevos retos educativos

El artículo tercero de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece el derecho a la educación para todas las personas, donde corresponde al Estado en sus tres órdenes de gobierno, impartir y garantizar la educación desde el nivel preescolar hasta el superior, debiendo ejercer la rectoría de la misma, bajo las bases de ser obligatoria, universal, inclusiva, pública, gratuita y laica.


No obstante, es importante señalar que en 103 años de vigencia de nuestra Carta Magna, el derecho a la educación ha sido objeto de una importante evolución, ampliando a través de diversas reformas su enfoque y efectos, atendiendo a las nuevas realidades que requiere la sociedad mexicana.


En esta tesitura, podemos destacar la reforma constitucional del 30 de diciembre de 1946, en la que se incorporaron como principios rectores de la educación su alcance nacional; la contribución a la mejor convivencia humana; y, su espíritu democrático, apreciado no solo como estructura jurídica y régimen político, sino como un sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo; aspectos que a la fecha prevalecen como criterios orientadores que fundamentales para su ejercicio.


De igual forma, es loable recordar la relevante reforma constitucional del 9 de junio de 1980, que reconoció la plenitud y características de la autonomía universitaria; así como la modificación de 1993 que consagró la obligatoriedad educativa del nivel básico.


Ahora bien, un interesante punto de convergencia entre estas trascendentales reformas constitucionales se encuentra en que, entendiendo la coyuntura social que se vivía en la época, buscaron ampliar la esfera de protección y ejercicio del derecho a la educación, para ofrecer mejores oportunidades para las y los mexicanos.


Bajo este orden de ideas, en la actualidad nos encontramos en una nueva realidad, que ha obligado a todos los sectores tanto en el ámbito económico, como en el social, político y cultural a evolucionar como resultado de la pandemia del Covid-19.


El ámbito educativo no se ha mantenido ajeno a enfrentar una considerable serie de retos para la nueva forma en la que habrá de desahogarse en tiempos de pandemia, requiriendo hoy más que nunca de la suma de esfuerzos de todos los actores involucrados para que con un gran sentido de responsabilidad y compromiso no se generen afectaciones en esta transición que vive el binomio enseñanza-aprendizaje.


A ello hay que sumar, la necesidad de no dejar en el abandono a todas aquellas comunidades que por situaciones económicas o sociales enfrentan mayores rezagos para acceder a las nuevas formas en las que se imparte la educación.


Por ello, las autoridades educativas, los maestros, los padres de familia y los alumnos, deben sumar esfuerzos para trabajar en favor de que la educación no pierda en ningún momento los elementos clave que se han alcanzado a través de diversas reformas en el texto constitucional. Y nuestra labor debe seguir guiándose por la ruta de alcanzar un modelo educativo más sólido y de calidad que se erija como el máximo motor de movilidad social al alcance de todos.


*Senador de la República

@manuelanorve



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El artículo tercero de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece el derecho a la educación para todas las personas, donde corresponde al Estado en sus tres órdenes de gobierno, impartir y garantizar la educación desde el nivel preescolar hasta el superior, debiendo ejercer la rectoría de la misma, bajo las bases de ser obligatoria, universal, inclusiva, pública, gratuita y laica.


No obstante, es importante señalar que en 103 años de vigencia de nuestra Carta Magna, el derecho a la educación ha sido objeto de una importante evolución, ampliando a través de diversas reformas su enfoque y efectos, atendiendo a las nuevas realidades que requiere la sociedad mexicana.


En esta tesitura, podemos destacar la reforma constitucional del 30 de diciembre de 1946, en la que se incorporaron como principios rectores de la educación su alcance nacional; la contribución a la mejor convivencia humana; y, su espíritu democrático, apreciado no solo como estructura jurídica y régimen político, sino como un sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo; aspectos que a la fecha prevalecen como criterios orientadores que fundamentales para su ejercicio.


De igual forma, es loable recordar la relevante reforma constitucional del 9 de junio de 1980, que reconoció la plenitud y características de la autonomía universitaria; así como la modificación de 1993 que consagró la obligatoriedad educativa del nivel básico.


Ahora bien, un interesante punto de convergencia entre estas trascendentales reformas constitucionales se encuentra en que, entendiendo la coyuntura social que se vivía en la época, buscaron ampliar la esfera de protección y ejercicio del derecho a la educación, para ofrecer mejores oportunidades para las y los mexicanos.


Bajo este orden de ideas, en la actualidad nos encontramos en una nueva realidad, que ha obligado a todos los sectores tanto en el ámbito económico, como en el social, político y cultural a evolucionar como resultado de la pandemia del Covid-19.


El ámbito educativo no se ha mantenido ajeno a enfrentar una considerable serie de retos para la nueva forma en la que habrá de desahogarse en tiempos de pandemia, requiriendo hoy más que nunca de la suma de esfuerzos de todos los actores involucrados para que con un gran sentido de responsabilidad y compromiso no se generen afectaciones en esta transición que vive el binomio enseñanza-aprendizaje.


A ello hay que sumar, la necesidad de no dejar en el abandono a todas aquellas comunidades que por situaciones económicas o sociales enfrentan mayores rezagos para acceder a las nuevas formas en las que se imparte la educación.


Por ello, las autoridades educativas, los maestros, los padres de familia y los alumnos, deben sumar esfuerzos para trabajar en favor de que la educación no pierda en ningún momento los elementos clave que se han alcanzado a través de diversas reformas en el texto constitucional. Y nuestra labor debe seguir guiándose por la ruta de alcanzar un modelo educativo más sólido y de calidad que se erija como el máximo motor de movilidad social al alcance de todos.


*Senador de la República

@manuelanorve



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