Es un hecho innegable que a lo largo y ancho del territorio nacional se presenta una grave problemática en materia de seguridad pública, que ha repercutido atrozmente en la calidad de vida de las y los mexicanos con la expansión de la delincuencia y altos índices de impunidad que desafortunadamente no cesan aún en plena Pandemia.
Si bien es cierto que durante los últimos años se han implementado esfuerzos normativos de todo tipo buscando una mejor colaboración entre los tres órdenes de gobierno; también lo es que alcanzar los fines de la seguridad pública en cuanto a la prevención, persecución y sanción de los delitos, así como la reinserción social de los delincuentes no ha sido una tarea nada fácil, pues para logar un verdadero avance se debe realizar un integral acompañamiento a la estrategia de seguridad que examine las acciones y resultados alcanzados.
En este tenor, la labor de algunos gobiernos de las entidades federativas ha sobresalido por la inmediatez de sus resultados como es el caso del gobierno del Estado de Guerrero, donde gracias a la estrecha coordinación con las fuerzas de seguridad federal, estatal y municipal, el 2020 se convirtió en el año con menores indicadores delictivos en los últimos diez años, alejándose cada vez más de los primeros lugares a nivel nacional.
De acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, Guerrero se encuentra lejos de los 10 primeros lugares a nivel nacional en delitos de alto impacto. De hecho, con corte al 30 de noviembre, la entidad sureña ocupa el lugar número 24 en la estadística nacional del total de delitos.
En el caso de los cinco municipios prioritarios (Acapulco, Chilpancingo, Chilapa, Taxco y Zihuatanejo), existe una disminución en homicidios dolosos del 24.51 por ciento en comparación con el 2019. Es importante destacar, que en el caso de Chilpancingo, la baja fue del 47.48% en la comisión de delitos.
En el caso de delitos como el secuestro, Guerrero se posiciona como el número 14 a nivel nacional, con 22 casos, muy lejos de los 207 casos que se presentaron en el 2013.
Ahora bien, en el inicio del 2021 no han cesado los esfuerzos de las autoridades locales por mitigar los índices de criminalidad ya que los indicadores se mantienen a la baja con un promedio aún menor al que se observó en los últimos meses del año 2020.
Se trata de un importante comienzo en favor de salvaguardar la vida y patrimonio de las y los guerrerenses, que con la incansable labor del gobernador Héctor Astudillo Flores ha dado resultados reconocidos incluso por el gobierno federal. Sin embargo, el camino por recorrer aun es largo, pues la población exige continuar con los esfuerzos que brinden las seguridades necesarias para una mejor calidad de vida.
Sin duda alguna se ha iniciado un proceso de transformación en materia de seguridad pública del Estado de Guerrero, el cual es indispensable fortalecer con un cúmulo de acciones y estrategias coordinadas que garanticen el pleno ejercicio de los derechos humanos de los habitantes.
*Senador de la República
@manuelanorve
