¿Cómo fue posible realizar el Tianguis Turístico 2024 en Acapulco a menos de seis meses de los daños causados por Otis? La pregunta hecha por muchas personas refleja sorpresa y agrado ante aquello en apariencia difícil de lograr.
En promedio, la recuperación en ciudades dañadas por el impacto de huracanes ha sido de al menos cinco años y no en su totalidad, por ello, hubo quienes se plantearon suspender diversas actividades a realizarse este año.
El puerto ya dio cabida al Tianguis, antes al Abierto Mexicano de Tenis y está listo para la 87 Convención Bancaria, donde se espera la asistencia del Presidente Andrés Manuel López Obrador.
Hay un ritmo constante y acelerado de reconstrucción, impulsado por la disposición de los gobiernos federal y estatal, la necesaria participación empresarial, así como la resiliencia de la población.
Tan solo basta con recorrer los más de tres kilómetros entre el Baby’O y la glorieta de la Diana Cazadora para observar las decenas de personas dedicadas al restablecimiento de hoteles, restaurantes, comercios o calles.
Somos una nación donde las tragedias han dejado grandes enseñanzas de solidaridad. Lo vimos con los sismos de 1985 o 2017, por ejemplo, en la Ciudad de México, cuando la organización ciudadana ocupó la ausencia de atención institucional de las autoridades de entonces.
Es cierto. Acapulco no está recuperado en su totalidad; los cuartos de hotel están a un 45 por ciento —de acuerdo con las estimaciones de la Secretaría de Turismo— y aún hay inmuebles dañados.
Sin embargo, como dicen coloquialmente, todas y todos están echados para adelante con la reconstrucción y la promoción, con voluntad y resiliencia. Basta ver las imágenes de Expo Mundo Imperial tras el paso de Otis y compararlas con la inauguración del Tianguis Turístico, cuya derrama económica se estima en 80 millones de pesos solo para Guerrero.
La gobernadora Evelyn Salgado lo consideró el ave fénix que pasará a la historia como el evento del cual pensaron no se iba a realizar.
