/ miércoles 27 de marzo de 2024

No te bañes ni laves, ¡es pecado! Mitos de Jueves y Viernes Santos

Cuenta la leyenda que si te bañabas o lavabas la ropa en Jueves o Viernes Santo, podrías convertirte en pescado o algún animal de cuatro patas. Pero ¿sabes de dónde viene este mito?, aquí te lo decimos

A través de los tiempos han existido mitos y leyendas, algunos se convirtieron en reglas no escritas como la de no bañarse o lavar la ropa el Jueves y Viernes Santo, porque podías convertirte en pescado o en algún animal de cuatro patas.

¿Pero cómo nació esta creencia? Bueno, todo se remonta a la Edad Media, la Iglesia Católica en aquellos tiempos ejercía un férreo control y exigía obediencia absoluta a los creyentes, incluso, esto dio pie sacrificios y castigos bajo el argumento de la fe.

Durante la conquista española estas tradiciones llegaron al país, en donde predominaron reglas estrictas y entre estas fue el del agua, pues para la Iglesia era un signo sacramental por excelencia, principalmente en el periodo de Semana Santa.

Los curas de aquella época, cultivaron la cultura entre sus feligreses que no importa que el agua sea potable o impotable. Lo que vale es que esté bendita, porque esto los protege contra espíritus malignos.

Lee también: ¿Sabes por qué los viernes de vigilia no se come carne?

A medida que se fue arraigando estas creencias se empezó a hacer popular que el jueves y viernes santo, era mejor no bañarse, porque el agua era impura en virtud de que ese día Jesucristo murió y no hay quien la bendiga.

Tanto penetro esta creencia que por años se cumplió al pie de la letra, con la consabida consecuencia de que esto no era muy grato, pues los olores que desprende el cuerpo sudoroso eran pocos agradables, pero se tenía que obedecer para no ser víctima de un castigo divino.

La creencia era que no podía siquiera tocarse el agua, ya que se corría peligro. / Foto: Abraham Martínez | El Sol de Acapulco

Por tanto, tampoco se podía ir a nadar o a tomar un baño turco, con vapor pues, debido a que podrían correr la misma suerte de convertirse en pescado o en algún animal de cuatro patas, como el caballo, por ejemplo.

Por lo que en mercados o centros de reunión era costumbre que predominara el olor a pescado o tierra mojada, según la persona, pues se creía que el mal imperaba estos días y supuestamente se prestaba a ritos satánicos.

Por esa razón, se esperaba con ansias el sábado, dando pie a que las personas se lanzaran agua a cubetazos, fue como nació el sábado de gloria, por lo que también está cultura se hizo popular en todo el país y era común ver a gente con sus ropas mojadas.

Sin embargo, las autoridades pronto intervinieron y establecieron que era una falta administrativa el arrojarse agua, toda vez que escaseaba el vital liquido y no podía permitirse tal dispendio, por lo que al paso de los años esta costumbre se fue quedando en el olvido.

Actualmente, ya no se respeta esta creencia religiosa, aunque existen algunas regiones en el territorio nacional que continúan con la practica de arrojarse agua para lavar los pecados, por cierto, lo de convertirse en pescado o caballo, tampoco fue real y formó parte del mito que manejo la iglesia, dizque para no caer en posesión del chamuco.

A través de los tiempos han existido mitos y leyendas, algunos se convirtieron en reglas no escritas como la de no bañarse o lavar la ropa el Jueves y Viernes Santo, porque podías convertirte en pescado o en algún animal de cuatro patas.

¿Pero cómo nació esta creencia? Bueno, todo se remonta a la Edad Media, la Iglesia Católica en aquellos tiempos ejercía un férreo control y exigía obediencia absoluta a los creyentes, incluso, esto dio pie sacrificios y castigos bajo el argumento de la fe.

Durante la conquista española estas tradiciones llegaron al país, en donde predominaron reglas estrictas y entre estas fue el del agua, pues para la Iglesia era un signo sacramental por excelencia, principalmente en el periodo de Semana Santa.

Los curas de aquella época, cultivaron la cultura entre sus feligreses que no importa que el agua sea potable o impotable. Lo que vale es que esté bendita, porque esto los protege contra espíritus malignos.

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A medida que se fue arraigando estas creencias se empezó a hacer popular que el jueves y viernes santo, era mejor no bañarse, porque el agua era impura en virtud de que ese día Jesucristo murió y no hay quien la bendiga.

Tanto penetro esta creencia que por años se cumplió al pie de la letra, con la consabida consecuencia de que esto no era muy grato, pues los olores que desprende el cuerpo sudoroso eran pocos agradables, pero se tenía que obedecer para no ser víctima de un castigo divino.

La creencia era que no podía siquiera tocarse el agua, ya que se corría peligro. / Foto: Abraham Martínez | El Sol de Acapulco

Por tanto, tampoco se podía ir a nadar o a tomar un baño turco, con vapor pues, debido a que podrían correr la misma suerte de convertirse en pescado o en algún animal de cuatro patas, como el caballo, por ejemplo.

Por lo que en mercados o centros de reunión era costumbre que predominara el olor a pescado o tierra mojada, según la persona, pues se creía que el mal imperaba estos días y supuestamente se prestaba a ritos satánicos.

Por esa razón, se esperaba con ansias el sábado, dando pie a que las personas se lanzaran agua a cubetazos, fue como nació el sábado de gloria, por lo que también está cultura se hizo popular en todo el país y era común ver a gente con sus ropas mojadas.

Sin embargo, las autoridades pronto intervinieron y establecieron que era una falta administrativa el arrojarse agua, toda vez que escaseaba el vital liquido y no podía permitirse tal dispendio, por lo que al paso de los años esta costumbre se fue quedando en el olvido.

Actualmente, ya no se respeta esta creencia religiosa, aunque existen algunas regiones en el territorio nacional que continúan con la practica de arrojarse agua para lavar los pecados, por cierto, lo de convertirse en pescado o caballo, tampoco fue real y formó parte del mito que manejo la iglesia, dizque para no caer en posesión del chamuco.

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