Desde hace seis meses después del paso del huracán Otis, Arturo Espinoza uno de los tantos trabajadores que fueron contratados desde la Ciudad de México para la reconstrucción de Acapulco, ha vivido en las alturas de los edificios de la Costera Miguel Alemán.
Atado de una cuerda a la cintura, sobre unas maderas amarradas por carruchas que sirven para subir y bajar o en los llamados andamios de fierro, Arturo, trabaja en la colocación de tablaroca, cabes o en su caso cristales y barandales en lo más alto de los condominios o de los hoteles que se encuentran en el proceso de reconstrucción.
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“Hemos aprendió a estar en las alturas, yo me encomiendo todas las mañanas a nuestro señor padre, y después vamos a los más alto, es peligrosos pero aquí se debe de trabajar para poder tener dinero y solventar las necesidades de la familia, se corre riesgo como en todos lados, pero hay que pensar que las cosas no van a pasar y trabajar bien para evitar todo lo malo”, expresó minutos antes de subir en un andamio a la parte alta del condominio Torre Azul.
Por lo menos un mes después del paso de Otis, Arturo junto a otros seis trabajadores llegaron de la Ciudad de México para trabajar en la reconstrucción de Acapulco, fue contratado en restaurantes para construir caballas en la parte alta de los negocios, posteriormente empezó en los hoteles y los condominios.
Hoy trabaja en la colocación de ventanas de vidrio en la parte alta de la Torre Azul ubicada a escasos metros de la Glorieta La Diana, desde donde dice ve toda la playa y parte de la ciudad y la zona turística aún con señas de la destrucción que dejó el huracán en este puerto que ya había conocido en dos ocasiones junto de visita con su familia.
Durante los meses que ha estado en Acapulco, Arturo junto con sus cuates como el los llama, han trabajado en otros hoteles de gran altura como el Krystal Beach, donde también estuvo en las altura colocando ventanas así como estructuras metálicas.
En ocasiones dice que este trabajo de altura, lo ve como una nueva aventura que aprendió aquí en la reconstrucción del puerto de Acapulco, destruido por el huracán Otis.