Quien no ha probado el chilate no puede considerarse un auténtico acapulqueño, esa exquisita bebida espumosa preparada a base de cacao, es un elíxir que deleita el paladar.
El chilate, también considerada como la “bebida de los dioses”, además de Acapulco también tiene mucho arraigo en poblaciones amuzgas, mixtecas, tlapanecas y afromexicanas en el estado de Guerrero
Su nombre proviene del náhuatl chiliatl, donde chilli es chile, y atl, agua; o sea “bebida de chile”, pero curiosamente no incluye chile ni es picosa. Se consume desde la época de la Colonia Española, entre el siglo XV y XVI.
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Ayutla de los Libres, que pertenece a la Costa Chica, es el principal productor de cacao y por lo tanto es considerado la cuna del chilate, donde cada domingo bajan los campesinos de la sierra para vender sus productos, como la jamaica, café, tamarindo y principalmente cacao.
Su sabor es fresco, dulce y espumoso; de textura ligeramente granulada y notas seductoras de canela, que deleitan y hechizan a cualquiera que tenga el privilegio de probarlo.
¿Cómo se prepara el chilate?
- Se tuestan las semillas de cacao en un comal de barro y se pelan
- Posteriormente, se ponen a remojar el arroz, la canela y el cacao limpio.
- Una vez remojados, se escurren y trituran hasta obtener una pasta uniforme que se disolverá en agua.
- Por último, se le agrega canela, piloncillo y suficiente hielo.
Para disfrutarlo al máximo el chilate debe ser espumoso, esto se logra sirviéndolo al recipiente desde una altura entre 30 y 50 centímetros.
Tiene una fecha de caducidad muy corta, puede durar de 3 a 5 días aproximadamente si es bien almacenado y refrigerado.
¿Dónde probar el chilate en Acapulco?
Lo puedes encontrar en prácticamente cualquier mercado del puerto, incluso en la playa nunca falta la señora que pasa vendiéndolo en una olla o recipiente que coloca sobre su cabeza. Se disfruta mejor acompañado de un bolillo con relleno.