/ jueves 7 de diciembre de 2023

Médula | Que Acapulco brille

La recuperación de Acapulco avanza contra todo pronóstico.

El pesimismo era justificado. Bastaba asomarse por donde estaban las ventanas o caminar un tramo de cualquier calle para ver lo titánica que sería tan solo la tarea de limpiar los escombros que estaban por dondequiera.

No se diga de reactivar los servicios de luz, agua, venta de alimentos, bancos, las fuentes de empleo.

Nadie lo creía. Cuando alguien publicaba que ya había luces en unas partes del puerto, había quien inmediatamente destacaba la oscuridad en otras; cuando llegó el agua a algunas colonias, en otras se preguntaban cuándo también tendrían. Y es comprensible. Otis nos quitó el mucho o poco confort que había en nuestras vidas.

Todos queríamos luz eléctrica, agua potable, señal de celular, pero sobre todo que hubiera alimentos luego de que saqueadores sin ningún tipo de empatía social cortaron la cadena de suministro con sus robos a comercios.

Pero la gobernadora Evelyn Salgado siempre confió en que el proceso de recuperación de Acapulco sería más rápido de lo que todo mundo aseguraba, y mira que había quienes le daban hasta medio año para que se restablecieran solamente los servicios básicos.

La luz y agua quedaron prácticamente restablecidos en un mes, y en las primeras tres semanas ya estaban abiertos algunos supermercados y cajeros automáticos. Ya están funcionando también 59 hospederías con mil 900 habitaciones disponibles.

Hay quienes verán el vaso a medio llenar, pero hace menos de mes y medio Otis lo había dejado no solo vacío, si no totalmente roto. Hecho pedazos.

Ojalá limpiar el gigantesco desastre fuera tan fácil como recoger unos cuantos vidros quebrados.

Se ha requerido de miles de manos, camiones, maquinaria y muchos recursos no solo del gobierno o de organizaciones altruistas, sino de la iniciativa privada, pero sobre todo, de la responsabilidad y entrega total de la gobernadora de Guerrero a quien el presidente Andrés Manuel López Obrador puso al frente de la reconstrucción.

Gestión que se ha visto reflejada en el restablecimiento de servicios, en el avance de la limpieza, la activación de las fuentes de abasto y empleo, así como en la recuperación de eventos internacionales como el Tianguis Turístico y la Convención Bancaria además de nuevas inversiones como lo es la construcción de un autódromo.

Que falta mucho por hacer, es muy cierto, pero también lo es que se ha avanzado más de lo que muchos esperábamos al ver el tamaño de la destrucción.

Si no lo cree, encienda la luz, vaya comprar, o al cajero por dinero, o simplemente salga a la calle y recuerde si ve lo mismo que hace un mes.

Que no es lo mismo que antes, obviamente no podría ser así en tan corto tiempo (nos golpeó severamente un huracán categoría 5 apenas hace mes y medio), pero destello a destello el puerto recuperará su brillo, y pienso que todos queremos que Acapulco brille. ¿O no?

La recuperación de Acapulco avanza contra todo pronóstico.

El pesimismo era justificado. Bastaba asomarse por donde estaban las ventanas o caminar un tramo de cualquier calle para ver lo titánica que sería tan solo la tarea de limpiar los escombros que estaban por dondequiera.

No se diga de reactivar los servicios de luz, agua, venta de alimentos, bancos, las fuentes de empleo.

Nadie lo creía. Cuando alguien publicaba que ya había luces en unas partes del puerto, había quien inmediatamente destacaba la oscuridad en otras; cuando llegó el agua a algunas colonias, en otras se preguntaban cuándo también tendrían. Y es comprensible. Otis nos quitó el mucho o poco confort que había en nuestras vidas.

Todos queríamos luz eléctrica, agua potable, señal de celular, pero sobre todo que hubiera alimentos luego de que saqueadores sin ningún tipo de empatía social cortaron la cadena de suministro con sus robos a comercios.

Pero la gobernadora Evelyn Salgado siempre confió en que el proceso de recuperación de Acapulco sería más rápido de lo que todo mundo aseguraba, y mira que había quienes le daban hasta medio año para que se restablecieran solamente los servicios básicos.

La luz y agua quedaron prácticamente restablecidos en un mes, y en las primeras tres semanas ya estaban abiertos algunos supermercados y cajeros automáticos. Ya están funcionando también 59 hospederías con mil 900 habitaciones disponibles.

Hay quienes verán el vaso a medio llenar, pero hace menos de mes y medio Otis lo había dejado no solo vacío, si no totalmente roto. Hecho pedazos.

Ojalá limpiar el gigantesco desastre fuera tan fácil como recoger unos cuantos vidros quebrados.

Se ha requerido de miles de manos, camiones, maquinaria y muchos recursos no solo del gobierno o de organizaciones altruistas, sino de la iniciativa privada, pero sobre todo, de la responsabilidad y entrega total de la gobernadora de Guerrero a quien el presidente Andrés Manuel López Obrador puso al frente de la reconstrucción.

Gestión que se ha visto reflejada en el restablecimiento de servicios, en el avance de la limpieza, la activación de las fuentes de abasto y empleo, así como en la recuperación de eventos internacionales como el Tianguis Turístico y la Convención Bancaria además de nuevas inversiones como lo es la construcción de un autódromo.

Que falta mucho por hacer, es muy cierto, pero también lo es que se ha avanzado más de lo que muchos esperábamos al ver el tamaño de la destrucción.

Si no lo cree, encienda la luz, vaya comprar, o al cajero por dinero, o simplemente salga a la calle y recuerde si ve lo mismo que hace un mes.

Que no es lo mismo que antes, obviamente no podría ser así en tan corto tiempo (nos golpeó severamente un huracán categoría 5 apenas hace mes y medio), pero destello a destello el puerto recuperará su brillo, y pienso que todos queremos que Acapulco brille. ¿O no?