Para la familia Diego Sánchez, el Sábado de Gloria fue amargo porque ya no encontraron hospedaje y sus quince integrantes, temen que su primera noche sea a la luz de la luna, quizá en la playa o en algún lugar en donde puedan acomodarse, pero esto no será factor que les impida disfrutar de sus vacaciones de Semana Santa.
Los integrantes de esta numerosa familia, arribó este sábado por la mañana de la Ciudad de México a este destino de playa, en una línea de autobuses, cargando su equipaje se dieron a la tarea de buscar un hotel barato, pues no traen mucho dinero, según confesó uno de los capitalinos.
Todos llegaron al trébol de la vía rápida y bajo uno de los toldos de concreto, depositaron sus maletas y aprovecharon ese momento para prepararse un desayuno, a base de arroz con huevo, salchicha y jamón, acompañado con Pan Bimbo y bolillo.
En el rostro de los cuatro hermanos y sus respectivas esposas, era notoria su preocupación, porque no habían encontrado dónde hospedarse, porque todo está ocupado desde el viernes, según sus propias palabras.
El empleado de una dependencia de gobierno de la ciudad de México, Arturo Diego, reveló que todos los años se organizan y se vienen a disfrutar sus vacaciones en este puerto, pero no habían tenido problemas de hospedaje.
Llegamos y no hemos podido encontrar un hotelito que se ajuste a nuestra economía, dice el oriundo de la ciudad de los Imecas, quien, sin embargo, aseguró que esto no les impedirá que disfruten del mar y del sol.
Confesó que la noche la podrían pasar al cielo abierto, aunque no en la playa porque no se les permite, pero podría ser en el interior del parque Papagayo, en donde sabe que cuando hay problemas por falta de hotel, les permiten quedarse a pernoctar.
Dijo que, a sus hermanos y a él, les preocupan los niños, por eso tratarán de buscar un hotel en el centro de la ciudad, en donde esperan poder hallar habitaciones disponibles y si no, pues a quedarse en un espacio público.
Los cuatro hermanos, se reunieron para ver sus posibilidades, en tanto que sus menores hijos, ajenos al problema, corrían en el pasillo y se paraban a ver la bahía, así como el circular de los vehículos por la costera Miguel Alemán, que es una de las más transitadas en este periodo de vacaciones de Semana Santa.