/ domingo 3 de diciembre de 2023

Surrealismo Político | Prensa con miedo pero sin rendirse

Cuando el pasado 28 de noviembre cuatro compañeros periodistas de Chilpancingo fueron agredidos a balazos, en un hecho de violencia sin precedente en la entidad de esta naturaleza, y tras el maltrato que recibieron las y los compañeros de la Delegación Federal de la Fiscalía General de la República, algo quedó en evidencia: la prensa en Guerrero no tiene garantías para el ejercicio de su actividad ni respeto a su integridad física.

Si no, veamos algo surrealista que vivió Jesús “N” uno de los periodistas que recibió dos balazos, uno de los cuales quedó alojado a unos milímetros de su médula ósea que, por el riesgo de extraerla, sin que esta aseveración sea un parte médico, el compañero vivirá con esa bala que le recordará el hecho de violencia.

El vocero de la Mesa para la Construcción de la Paz, Randy Suástegui, acudió al Hospital General “Raymundo Abarca Alarcón”, donde fueron internados dos de los cuatro periodistas, dos quedaron internados por lo grave de sus heridas y dos más, tras brindarles atención, fueron dados de alta. El vocero dijo ahí a familiares de los periodistas y compañeros de medios, que el gobierno estaría atento a lo que necesitaran, que se brindaría seguridad y acompañamiento, condenó a nombre del estado el atentado y dijo que se investigará y se hará justicia.

¿Por qué no habría que creerle si representaba al estado? ¿Si en el hospital se desplegó vigilancia?

Jesús fue dado de alta alrededor de las 3 de la mañana con 30 minutos, surrealismo ¿no?, y a esa hora, sin medios fuera, ni familiares, Jesús salió solo del hospital, tomó un taxi y se fue a su casa. Sí, así es, así fue, sin garantías, sin el acompañamiento esperado, sin protocolo de seguridad por el hecho. El jueves 30 de noviembre salió por su pie. Y el surrealismo no se queda fuera del compañero que está hospitalizado, ya que se está pidiendo cooperación para ayudarle con gastos que no puede cubrir el hospital, es decir, está ausente el apoyo prometido.

Tras el hecho, la violencia no ha dejado de presentarse. A pesar de las protestas de compañeras y compañeros periodistas, no se ha hablado de algún protocolo que permita constatar esa preocupación por los medios. Pero tampoco, como medios, hemos dejado de dar cobertura a la noticia.

Es decir, nosotros como periodistas estamos comprometidos con la sociedad en decirle qué está sucediendo, analizando para que se tomen decisiones que puedan incidir en políticas públicas, y si, sí hay cierto miedo en las coberturas informativas, a pesar de que nosotros no somos voceros de ningún grupo, ni estamos en la ruta del ocultamiento de la realidad sino que mostramos lo que está sucediendo.

Decir que hay miedo no nos hace cobardes, nos hace responsables en la vida. Pero entendemos que nuestra función, y valga la comparación, como un médico ante un caso clínico infeccioso que pueda contagiarlo, debemos seguir. Pero creo que el estado, no ha mandado todos los mensajes necesarios para que se cumpla el cometido de ser respetuosos de la libertad de expresión. Con miedo pero sin rendirse. ¿Surrealismo?

Cuando el pasado 28 de noviembre cuatro compañeros periodistas de Chilpancingo fueron agredidos a balazos, en un hecho de violencia sin precedente en la entidad de esta naturaleza, y tras el maltrato que recibieron las y los compañeros de la Delegación Federal de la Fiscalía General de la República, algo quedó en evidencia: la prensa en Guerrero no tiene garantías para el ejercicio de su actividad ni respeto a su integridad física.

Si no, veamos algo surrealista que vivió Jesús “N” uno de los periodistas que recibió dos balazos, uno de los cuales quedó alojado a unos milímetros de su médula ósea que, por el riesgo de extraerla, sin que esta aseveración sea un parte médico, el compañero vivirá con esa bala que le recordará el hecho de violencia.

El vocero de la Mesa para la Construcción de la Paz, Randy Suástegui, acudió al Hospital General “Raymundo Abarca Alarcón”, donde fueron internados dos de los cuatro periodistas, dos quedaron internados por lo grave de sus heridas y dos más, tras brindarles atención, fueron dados de alta. El vocero dijo ahí a familiares de los periodistas y compañeros de medios, que el gobierno estaría atento a lo que necesitaran, que se brindaría seguridad y acompañamiento, condenó a nombre del estado el atentado y dijo que se investigará y se hará justicia.

¿Por qué no habría que creerle si representaba al estado? ¿Si en el hospital se desplegó vigilancia?

Jesús fue dado de alta alrededor de las 3 de la mañana con 30 minutos, surrealismo ¿no?, y a esa hora, sin medios fuera, ni familiares, Jesús salió solo del hospital, tomó un taxi y se fue a su casa. Sí, así es, así fue, sin garantías, sin el acompañamiento esperado, sin protocolo de seguridad por el hecho. El jueves 30 de noviembre salió por su pie. Y el surrealismo no se queda fuera del compañero que está hospitalizado, ya que se está pidiendo cooperación para ayudarle con gastos que no puede cubrir el hospital, es decir, está ausente el apoyo prometido.

Tras el hecho, la violencia no ha dejado de presentarse. A pesar de las protestas de compañeras y compañeros periodistas, no se ha hablado de algún protocolo que permita constatar esa preocupación por los medios. Pero tampoco, como medios, hemos dejado de dar cobertura a la noticia.

Es decir, nosotros como periodistas estamos comprometidos con la sociedad en decirle qué está sucediendo, analizando para que se tomen decisiones que puedan incidir en políticas públicas, y si, sí hay cierto miedo en las coberturas informativas, a pesar de que nosotros no somos voceros de ningún grupo, ni estamos en la ruta del ocultamiento de la realidad sino que mostramos lo que está sucediendo.

Decir que hay miedo no nos hace cobardes, nos hace responsables en la vida. Pero entendemos que nuestra función, y valga la comparación, como un médico ante un caso clínico infeccioso que pueda contagiarlo, debemos seguir. Pero creo que el estado, no ha mandado todos los mensajes necesarios para que se cumpla el cometido de ser respetuosos de la libertad de expresión. Con miedo pero sin rendirse. ¿Surrealismo?