/ lunes 29 de abril de 2024

Surrealismo Político | Acapulco ¿siempre Acapulco?

No pude evitar sentir nostalgia mientras caminaba las calles de Acapulco, al venir a mi memoria el Acapulco alegre, pujante, próspero, el del turismo internacional y nacional y encontrar en esta visita, otro Acapulco.

Mientras miraba edificios que muestran los estragos de los vientos de Otis a seis meses de su fuerte entrada al puerto, casas que están desteñidas, con cartones como ventanas, con cortinas de tela que se mecen para dejar entrar aire pero que en la realidad intentan mantener una frontera entre la calle y el espacio privado de la familia ante la falta de elementos tanto económicos como de materiales y mano de obra para solucionarlo.

Recorrí varias calles, estuve en algunas colonias y encontré en todos esos espacios el mismo rostro desaliñado de un puerto que parece fue víctima de una bomba que le borró la sonrisa a su infraestructura y evidentemente el cambio el rostro al puerto.

Los comentarios fueron casi los mismos: no hay material para la reconstrucción. No hay personal especializado para trabajar la reconstrucción. No hay mano de obra local para trabajar en la reconstrucción del puerto. Hay mano foránea que llegaron para trabajar duro y en un 70 por ciento, dicen, son los que están trabajando para levantar al puerto.

Les doy la razón cuando sobre la costera Miguel Alemán también ha cambiado el rostro de quienes transitan, no son turistas los que caminan despacio para disfrutar el puerto. Los restaurantes son ocupados en su mayoría por un amplio grupo de trabajadores de la construcción, los mismos que también están ocupando en su gran mayoría los bares que están abriendo para encontrar un momento de reposo tras la jornada de trabajo en la reconstrucción.

Pero ¿y los turistas?

Sí, sí hay turistas, hay eventos que fueron un respiro importante tras la devastación que ocasionó Otis al puerto de Acapulco, en este caso citado por razón de comentario porque hay otros municipios con sus respectivas localidades afectadas, pero esos espacios fueron relevantes para el mensaje nacional e internacional de llamar al turismo a que vuelvan al puerto donde están levantando la infraestructura, pero evidentemente no está toda de pie.

Prueba de ello es el llamado de al menos dos grupos que claman por ayuda: la AHETA, Asociación de Hoteles y Empresas Turísticas de Acapulco, así como de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo de Acapulco, CANACO – SERVYTUR que señalan hay cuando menos unas mil 200 embarcaciones en lo profundo de la bahía de Acapulco.

Ambas organizaciones empresariales coinciden en esto: No han recibido apoyo para levantar hoteles, restaurantes, rescatar yates. Quizá el gobierno estatal no pueda otorgar tantos créditos, pero señalan que no se ha dado vínculo alguno con organizaciones, etc., que permita visualizar la ayuda, hasta para rescatar los yates que no solo están dejando sin empleo a un gran número de trabajadores especializados en la materia, sino además están contaminando la bahía.

Debo reconocer que la Gobernadora Evelyn Salgado Pineda hizo y está haciendo su parte para que el turismo, fuente fundamental de ingreso del puerto, regrese; como también lo es que los señalamientos de las y los empresarios deben ser tomados en cuenta o este puerto colapsado, tardará más años de los previstos para levantarse. ¿Surrealismo?

No pude evitar sentir nostalgia mientras caminaba las calles de Acapulco, al venir a mi memoria el Acapulco alegre, pujante, próspero, el del turismo internacional y nacional y encontrar en esta visita, otro Acapulco.

Mientras miraba edificios que muestran los estragos de los vientos de Otis a seis meses de su fuerte entrada al puerto, casas que están desteñidas, con cartones como ventanas, con cortinas de tela que se mecen para dejar entrar aire pero que en la realidad intentan mantener una frontera entre la calle y el espacio privado de la familia ante la falta de elementos tanto económicos como de materiales y mano de obra para solucionarlo.

Recorrí varias calles, estuve en algunas colonias y encontré en todos esos espacios el mismo rostro desaliñado de un puerto que parece fue víctima de una bomba que le borró la sonrisa a su infraestructura y evidentemente el cambio el rostro al puerto.

Los comentarios fueron casi los mismos: no hay material para la reconstrucción. No hay personal especializado para trabajar la reconstrucción. No hay mano de obra local para trabajar en la reconstrucción del puerto. Hay mano foránea que llegaron para trabajar duro y en un 70 por ciento, dicen, son los que están trabajando para levantar al puerto.

Les doy la razón cuando sobre la costera Miguel Alemán también ha cambiado el rostro de quienes transitan, no son turistas los que caminan despacio para disfrutar el puerto. Los restaurantes son ocupados en su mayoría por un amplio grupo de trabajadores de la construcción, los mismos que también están ocupando en su gran mayoría los bares que están abriendo para encontrar un momento de reposo tras la jornada de trabajo en la reconstrucción.

Pero ¿y los turistas?

Sí, sí hay turistas, hay eventos que fueron un respiro importante tras la devastación que ocasionó Otis al puerto de Acapulco, en este caso citado por razón de comentario porque hay otros municipios con sus respectivas localidades afectadas, pero esos espacios fueron relevantes para el mensaje nacional e internacional de llamar al turismo a que vuelvan al puerto donde están levantando la infraestructura, pero evidentemente no está toda de pie.

Prueba de ello es el llamado de al menos dos grupos que claman por ayuda: la AHETA, Asociación de Hoteles y Empresas Turísticas de Acapulco, así como de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo de Acapulco, CANACO – SERVYTUR que señalan hay cuando menos unas mil 200 embarcaciones en lo profundo de la bahía de Acapulco.

Ambas organizaciones empresariales coinciden en esto: No han recibido apoyo para levantar hoteles, restaurantes, rescatar yates. Quizá el gobierno estatal no pueda otorgar tantos créditos, pero señalan que no se ha dado vínculo alguno con organizaciones, etc., que permita visualizar la ayuda, hasta para rescatar los yates que no solo están dejando sin empleo a un gran número de trabajadores especializados en la materia, sino además están contaminando la bahía.

Debo reconocer que la Gobernadora Evelyn Salgado Pineda hizo y está haciendo su parte para que el turismo, fuente fundamental de ingreso del puerto, regrese; como también lo es que los señalamientos de las y los empresarios deben ser tomados en cuenta o este puerto colapsado, tardará más años de los previstos para levantarse. ¿Surrealismo?