/ sábado 2 de marzo de 2024

Para que no llegue el día cero, ¡ciérrale!

Tal vez la información que se está dando de que está próximo el día cero sobre la escasez de agua potable, pretende hacer conciencia o provocar alarma en la población, lo que seguramente no logrará ni lo uno, ni lo otro, en virtud de que desde hace algún tiempo han existido varias campañas como aquel del niño que decía ¡ciérrale! al referirse a cerrar la llave de agua, y ni así cambiaron los hábitos de su uso.

¿De donde viene esta afirmación del Día Cero?, pues según se sabe que la Fundación The Social Water fue la que lo declaró y el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua hizo la transcripción de que no está muy lejos el momento en que nos quedaremos sin este elemento que pueda satisfacer plenamente las necesidades básicas.

Desde hace varios años la Ciudad de México se ha visto con problemas de abastecimiento de lo que llamamos “vital líquido”. No obstante, hay que aclarar que el problema no es únicamente la Ciudad de México, sino de todo el país y de todo el mundo. Pero hoy nos vamos a enfocar a esta gran urbe Además de toda una problemática a su alrededor en la que son varios los factores que provocan esta crisis. Por ejemplo, en el año 2015 que ya estaba el problema, eran 8,815,000 millones de habitantes y en el año 2023, de acuerdo con INEGI 9,209,944. Lo que quiere decir que la misma agua que abastecía hace ocho años, ahora tiene que abastecer a un millón de habitantes más.

Esto sucede con las demás entidades, si antes el suministro era para cierta cantidad de personas, ahora que surgen otras colonias y otras unidades habitacionales, la demanda, como es de suponerse, crece. Y en este crecimiento poblacional se suman los terrenos que algunos líderes reparten en un afán político, donde primero los llevan a lugares inhóspitos sin tener ningún servicio y luego que ya están instalados, exigen a los gobiernos que les instalen tuberías y les lleven agua; si no, toman las calles y bloquean las vialidades.

Otro factor que contribuye con el problema son los miles de litros de agua que se desperdician con las fugas de tuberías rotas; otro, que las autoridades de los gobiernos no trazan un plan estratégico para poder solventar estos problemas de fugas de agua por toda la ciudad; y se agrega que por parte de los ciudadanos, hacemos mal uso de nuestro vital líquido y para eso se tiene que educar a la gente, para que se tenga conciencia de lo que está pasando.

El desabasto de agua afecta a la población mundial, sin embargo, aquí hago un paréntesis, para comentar que las primeras en sufrir esta falta de suministro de agua son las mujeres, debido a que son ellas las encargadas de la lavada de la ropa de sus hijas e hijos, son ellas las que la utilizan para hacer la comida, lavar trastes, bañar a los bebés, lavar ropa y la limpieza en general, además de otros usos. Son ellas las que en zonas rurales tienen que caminar muchos kilómetros, como antiguamente, que llevaban su cántaro al rio o sus cubetas para extraer de algunos manantiales agua para beber. Ahora ellas andan tras las pipas de agua o de donde existan tomas clandestinas cuando menos.

De acuerdo con datos de la Organización de las Naciones Unidas y encuestas en 45 países, son las mujeres y las niñas las que asumen estas tareas que impacta en lo doméstico. Y que el tiempo promedio de estas mujeres de ida y vueltas es de aproximadamente 30 minutos o en muchos casos todo el día, tiempo que puede destinarse a otras actividades o simplemente al descanso.

Pero volviendo a la situación de la que estamos hablando, quienes hacen mención al día cero, refieren que el suministro es de la presa del sistema Cutzamala que ha bajado su nivel considerablemente y que por ello se colapsará y no habrá este servicio. Sin embargo, no es únicamente del sistema de agua de Cutzamala de donde llega a la capital de la República. Según información de Conagua, es sólo un 25.5 por ciento, el resto es de acuíferos de esta ciudad en un 66.3 por ciento; 6.3 del sistema Lerma y 1.8 de la presa Madín. Lo difícil de esta situación es que tanto el Estado de México, como Michoacán son beneficiados también con el sistema Cutzamala, de allí que los niveles estén bajando, además de las escasas lluvias.

Se atribuye a los cambios climáticos lo que está pasando; sin embargo, otro problema con el que se encuentran al tratar de llevar agua potable a la Ciudad de México es que los gobiernos de esta entidad en busca de soluciones se han encontrado con que los pobladores cercanos a varias presas se oponen a que se lleven “su agua” a otro lugar, debido a que consideran que el agua es suya.

Es de suponerse, entonces, aunque no es nada fácil, que el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua debe tomar cartas en el asunto y no solamente enfocarse a la predicción. Por ejemplo, reunirse con otras instituciones, gobiernos, dependencias para trazar ese plan estratégico que como simple ciudadana me imagino que debe empezar por reforestar más; o mejorar los materiales que transportan el agua para evitar fugas, y finalmente que haya una ley de construcción para que las casas o edificios tengan captadores de agua a fin de que se pueda almacenar el agua de la lluvia que se desperdicia o causa inundaciones y que se va por los drenajes o las coladeras. Aquí en Acapulco, en el museo Fuerte de San Diego existe un sistema de captación de agua que la transporta a un aljibe y tienen agua todo el año, por lo menos para la limpieza y los baños. Aclaro, tal vez no sea tan sencillo.

Tal vez la información que se está dando de que está próximo el día cero sobre la escasez de agua potable, pretende hacer conciencia o provocar alarma en la población, lo que seguramente no logrará ni lo uno, ni lo otro, en virtud de que desde hace algún tiempo han existido varias campañas como aquel del niño que decía ¡ciérrale! al referirse a cerrar la llave de agua, y ni así cambiaron los hábitos de su uso.

¿De donde viene esta afirmación del Día Cero?, pues según se sabe que la Fundación The Social Water fue la que lo declaró y el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua hizo la transcripción de que no está muy lejos el momento en que nos quedaremos sin este elemento que pueda satisfacer plenamente las necesidades básicas.

Desde hace varios años la Ciudad de México se ha visto con problemas de abastecimiento de lo que llamamos “vital líquido”. No obstante, hay que aclarar que el problema no es únicamente la Ciudad de México, sino de todo el país y de todo el mundo. Pero hoy nos vamos a enfocar a esta gran urbe Además de toda una problemática a su alrededor en la que son varios los factores que provocan esta crisis. Por ejemplo, en el año 2015 que ya estaba el problema, eran 8,815,000 millones de habitantes y en el año 2023, de acuerdo con INEGI 9,209,944. Lo que quiere decir que la misma agua que abastecía hace ocho años, ahora tiene que abastecer a un millón de habitantes más.

Esto sucede con las demás entidades, si antes el suministro era para cierta cantidad de personas, ahora que surgen otras colonias y otras unidades habitacionales, la demanda, como es de suponerse, crece. Y en este crecimiento poblacional se suman los terrenos que algunos líderes reparten en un afán político, donde primero los llevan a lugares inhóspitos sin tener ningún servicio y luego que ya están instalados, exigen a los gobiernos que les instalen tuberías y les lleven agua; si no, toman las calles y bloquean las vialidades.

Otro factor que contribuye con el problema son los miles de litros de agua que se desperdician con las fugas de tuberías rotas; otro, que las autoridades de los gobiernos no trazan un plan estratégico para poder solventar estos problemas de fugas de agua por toda la ciudad; y se agrega que por parte de los ciudadanos, hacemos mal uso de nuestro vital líquido y para eso se tiene que educar a la gente, para que se tenga conciencia de lo que está pasando.

El desabasto de agua afecta a la población mundial, sin embargo, aquí hago un paréntesis, para comentar que las primeras en sufrir esta falta de suministro de agua son las mujeres, debido a que son ellas las encargadas de la lavada de la ropa de sus hijas e hijos, son ellas las que la utilizan para hacer la comida, lavar trastes, bañar a los bebés, lavar ropa y la limpieza en general, además de otros usos. Son ellas las que en zonas rurales tienen que caminar muchos kilómetros, como antiguamente, que llevaban su cántaro al rio o sus cubetas para extraer de algunos manantiales agua para beber. Ahora ellas andan tras las pipas de agua o de donde existan tomas clandestinas cuando menos.

De acuerdo con datos de la Organización de las Naciones Unidas y encuestas en 45 países, son las mujeres y las niñas las que asumen estas tareas que impacta en lo doméstico. Y que el tiempo promedio de estas mujeres de ida y vueltas es de aproximadamente 30 minutos o en muchos casos todo el día, tiempo que puede destinarse a otras actividades o simplemente al descanso.

Pero volviendo a la situación de la que estamos hablando, quienes hacen mención al día cero, refieren que el suministro es de la presa del sistema Cutzamala que ha bajado su nivel considerablemente y que por ello se colapsará y no habrá este servicio. Sin embargo, no es únicamente del sistema de agua de Cutzamala de donde llega a la capital de la República. Según información de Conagua, es sólo un 25.5 por ciento, el resto es de acuíferos de esta ciudad en un 66.3 por ciento; 6.3 del sistema Lerma y 1.8 de la presa Madín. Lo difícil de esta situación es que tanto el Estado de México, como Michoacán son beneficiados también con el sistema Cutzamala, de allí que los niveles estén bajando, además de las escasas lluvias.

Se atribuye a los cambios climáticos lo que está pasando; sin embargo, otro problema con el que se encuentran al tratar de llevar agua potable a la Ciudad de México es que los gobiernos de esta entidad en busca de soluciones se han encontrado con que los pobladores cercanos a varias presas se oponen a que se lleven “su agua” a otro lugar, debido a que consideran que el agua es suya.

Es de suponerse, entonces, aunque no es nada fácil, que el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua debe tomar cartas en el asunto y no solamente enfocarse a la predicción. Por ejemplo, reunirse con otras instituciones, gobiernos, dependencias para trazar ese plan estratégico que como simple ciudadana me imagino que debe empezar por reforestar más; o mejorar los materiales que transportan el agua para evitar fugas, y finalmente que haya una ley de construcción para que las casas o edificios tengan captadores de agua a fin de que se pueda almacenar el agua de la lluvia que se desperdicia o causa inundaciones y que se va por los drenajes o las coladeras. Aquí en Acapulco, en el museo Fuerte de San Diego existe un sistema de captación de agua que la transporta a un aljibe y tienen agua todo el año, por lo menos para la limpieza y los baños. Aclaro, tal vez no sea tan sencillo.

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