“Dentro de mi yo sabía que algo malo le había pasado, algo me decía que mi hijo estaba muerto, por eso empecé a ponerle su ofrenda después de 4 meses que él desapareció”, narró con lágrimas en los ojos la señora Gloria, madre de Pablo, quien no es localizado desde hace 16 años.
Han transcurrido 16 años desde aquel 27 de julio del 2007 cuando el joven de 21 años Pablo César Maganda Hernández ya no volvió más de trabajar en su primer día un taxi en la zona Diamante de Acapulco, solo se localizó la unidad motriz con la puerta abierta en una huerta en Barra Vieja.
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Él tenía apenas escasamente semanas de haber regresado al puerto de ese “sueño americano”, para cumplir la promesa de llevarse a su esposa embarazada y a su hijo a los Estados Unidos.
Sin embargo, un supuesto secuestro que él hizo en contra de una señora de aquella zona y quien apareció sin vida, impidió que se cumpliera el compromiso que tenía de volver a su empleo en una construcción, en el país ubicado en el Norte del continente.
El primer Día de Muertos posteriormente a su desaparición fueron solo 4 meses tiempo suficiente para que su madre presintiera que él ya descansaba para siempre.
“Yo se que está descansando, dentro de todo mi dolor, siento un consuelo porque si a él lo mataron o lo torturaron sufrió mucho, y siento un consuelo de que ya no sufre, que ya esta muerto y ya no sufre y es lo bueno, mi hijo ya descansa”.
Gloria quien vive ausente, sin una razón y algún motivo, aún tiene muy vagamente “un rayito de esperanza” de encontrar a su hijo mayor vivo, porque “Dios hace milagros”.
No obstante, el paso de tantos años de su desaparición ha confirmado ese presentimiento de que Pablo, como ella le decía está sin vida.
Por ello, desde la primer fecha del “Día de Muertos”, le hizo a su hijo su altar con todos los alimentos que a él le gustaban como arroz con frijoles, mole verde con tamales nejos, pan, cerveza, dulces, flores y un vaso de agua para iluminar su camino cuando venga a visitar a las almas vivientes.
“Al poner el altar tengo sentimientos encontrados, desde que mi hijo no está solo vivo sin sentido, he recibido ayuda profesional para poder tratar de vivir, pero no avanzo”, expresó doña Gloria Maganda.
Ella ha querido darle seguimiento a la búsqueda de su hijo a través de las autoridades de gobierno, sin embargo, el expediente de la denuncia interpuesta en el ministerio público de Costa Azul está extraviado.
Por si fuera poco la señora Gloria no solo tiene a su progenitor desaparecido, sino también a su hermano Jorge Armando Maganda Hernández de 33 años quien desapareció a los 6 meses después de la desaparición de Pablo César al realizar su búsqueda, a quien también le pone ofrenda en el altar.