Durante tres años, Miguel Ángel dependió de una máquina de hemodiálisis, hasta que su hermano tomó la decisión al ver la situación en la que se encontró y le donó un riñón q ue le trasplantaron en el hospital general de El Quemado, hace un año.
Miguel Ángel de la Cruz de la Cruz de 34 años, estuvo durante tres años recibiendo hemodiálisis, cada tercer día y durante tres horas tuvo que soportar el dolor para poder mantenerse vivo.
Durante ese tiempo, la experiencia de estar dependiente de una máquina fue traumatizante al sufrir también problemas de la presión y el corazón.
Y es, que hace un año, en febrero del 2020, después de todo un proceso de estudio su hermano, de 35 años de edad, fue su donador de riñón, tomó la decisión al ver la situación que se busca.
“Me siento muy diferente de cuando depende de una máquina, es una experiencia. Sufrí de todo, la presión, el corazón ”.
Miguel Ángel, dice que la donación salva vidas y él es una prueba viviente, “porque la calidad de vida aumenta y las posibilidades para que una persona se realice son muchas”.
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“Una donación es el regaló más grande que puede hacer en vida a una persona, porque le regala salud, bienestar y más que nada el hecho de disfrutar a sus familiares y sus seres queridos”.
Al recibir un trasplante de riñón, la calidad de vida de Miguel Ángel ha mejorado pues ya puede trabajar y depender de él mismo, “ya no tengo que estar dependiendo de ninguna máquina, soy autosuficiente”.
Miguel, proveniente del municipio de Zihuatanejo, ahora puede practicar deporte como correr, jugar fútbol, nadar, bañarse porque eso no lo podía hacer cuando recibía la hemodiálisis , pues tenía que recibir ayuda.
Dijo que su hermano también hace su vida normal, “como si no le hubieran hecho nada y no está en tratamiento médico y yo si”.
A comparación a los medicamentos que tomaba cuando recibía hemodiálisis, Miguel Ángel dice que ahora sólo toma para la presión porque se ha vuelto un paciente hipertenso desde que le detectaron la enfermedad de insuficiencia renal que fue a los 29 años de edad.
Miguel es casado con un niño de 7 años y que ahora gracias a la donación de un riñón, puede disfrutar de su hijo y su familia.
Comentó que la alimentación la ha modificado y eso le ha ayudado a su organismo a estar más saludable, ha dejado la comida chatarra y no puede comer carne, embutidos, sal y grasa.
Dice que un estudio de rutina fue que detectaron insuficiencia renal y para dejar la hemodiálisis, una de las opciones era recibir un trasplante de riñón, el cual es un costo muy elevado.
Miguel Ángel, es un trabajador de la Secretaría de Salud y dijo que tuvo que ingresar a la lista de espera pero afortunadamente su hermano le salvó la vida al decidir donarle su riñón.
