/ lunes 22 de mayo de 2023

Tlacololeros independientes buscan mostrar la esencia de la danza [VIDEOS]

El amor a Chilpancingo y sus tradiciones es lo que une a la parada de Tlacololeros independiente “De los Bravos Tlacololeros”

Basada en los movimientos que hacen los campesinos al sembrar y cosechar, así como en los factores climáticos y ambientales que influyen en las labores del campo, la danza de los Tlacololeros se ha convertido representativa de Chilpancingo y sus festividades, sin embargo, ejecutarla y apegarse a la tradición no es nada sencillo por eso muchos fracasan en el intento.

La parada de Tlacololeros independiente “De los Bravos Tlacololeros” está conformada por una veintena de personas que en común lo único que tiene es el amor por Chilpancingo y sus tradiciones, entre ellos hay empresarios, profesionistas independientes, empleados de gobierno, profesores y de muy diversos ámbitos.

Su gusto por esta danza los llevó a investigar los orígenes y cada uno de los movimientos que se hacen pues a decir de Edgar Daniel Pastor, esta danza tiene mucha representación teatral que muchas veces dejan de incorporarse en los grupos y se pierde la esencia, también hay muchos personajes que ya no se incluyen en los grupos como el Tecorralero, el Teyolero y el Chocoyotillo, que en su parada sí están contemplados.

Los integrantes de esta danza, explicaron que en Chilpancingo hay mucho celo porque las danzas están bien identificadas con los barrios y para ser miembro de una danza hay que ser del barrio y prácticamente haber heredado el lugar de los padres, abuelos bisabuelos y otros ancestros, “entonces nosotros decidimos hacer una parada de Tlacololeros independiente y buscamos hacerlo lo más pegado a la tradición”.

Reveló que para poder formar su parada de Tlacololeros buscaron el apoyo de historiadores como Francisco Alarcón, Héctor Contreras y Efraín Vélez, este último incluso tiene un libro en el que hay mucha información sobre el origen y ejecución de la danza.

Los personales principales son cuatro, el tigre, el maizo, el salvador, y la perra maravilla, después viene personajes como el Jitomatero, Chile Verde, Colmenero, Rayo Seco, Ventarrón, Chocoyotillo, Teyolero y Tlacololero, entre otros que no están justificados en el origen pero que de alguna manera se han incorporado como la Changa, el Marrano y otros.

Uno de los movimientos básicos de la danza es mover la punta del pie sostenido en el talón, esto asemeja la labor del sembrador, que se desplaza en los terrenos inclinados que son la mayoría en el estado y donde para sembrar se usa el azadón, con él se abre la tierra, se deposita la semilla y se tapa con el pie.

El sonido de los chirriones emula el trueno que normalmente acompañas las lluvias que alimentan la siembra, y los personajes están basados en los productos del campo y en las labores, además de que se integran los elementos naturales que tiene que ver con la Flora, la Fauna y el clima.

De los Bravo Tlacololeros es una danza que sobrevive sin apoyo externo, que han logrado que sus atuendos no porten publicidad de alguna ferretería, de partidos políticos o cualquier otra cosa, pues cada uno de sus integrantes ha comprado su propio ajuar, para portarlo con orgullo.

Un ajuar de Tlacololero cuesta entre 5 y 10 mil pesos, empezando por la máscara que se cotiza en más de mil 500 pesos cada una. /Foto: Abel Miranda 1 El Sol de Acapulco.

Un ajuar de Tlacololero cuesta entre 5 y 10 mil pesos, empezando pro la máscara que se cotiza en más de mil 500 pesos cada una, y puede costar más si su origen es de un artesano reconocido, los costales con que se forma la camisa del Tlacololero en su interior llevan un forro de Cuascle que un material similar al que se usa debajo de la silla de montar, este es una especie de blindaje para que en la danza se puedan pegar chirrionazos y no se lastimen.

Las chaparreras se han integrado a todos los atuendos de Tlacololeros aunque originalmente sólo los llevaba el Maizo que representa al capataz, pasa lo mismo con los botines que ahora usan los personajes, pero que en antaño todos danzaban con huarachas, también utilizan un sombrero que cuesta cerca de mil pesos, usan toallas, paleacates y camisas uniformadas y un chirrión elaborado en forja con varillas de acero y forrado con pieles de animales.

En la parada de los Bravo Tlacololeros, participan también Eumir Vela, Edgar Daniel Pastor, Julio Cesar Martínez Parra, Daniel Rodríguez, Gustavo Gutiérrez Ramírez y el menor Esaú Nava Tapia, quien a sus escasos nueve años ya forma parte como el Chocoyotillo.

El apego que han tenido a las tradiciones ha logrado que esta danza se haya seleccionado para representar a Guerrero en algunos festivales nacionales e internacionales como el festival Cervantino y las Jornadas Alarconianas.

“El cervantino fue una experiencia singular, imagina el sonido de los chirriones en los callejones era algo impresionante, allá muchas personas se acercaron a preguntarnos qué significa la danza, qué representa cada personaje, afortunadamente ya estábamos documentados y pudimos responder, porque de eso se trata si estamos haciendo una labor cultural tenemos que hacerla bien”.

Basada en los movimientos que hacen los campesinos al sembrar y cosechar, así como en los factores climáticos y ambientales que influyen en las labores del campo, la danza de los Tlacololeros se ha convertido representativa de Chilpancingo y sus festividades, sin embargo, ejecutarla y apegarse a la tradición no es nada sencillo por eso muchos fracasan en el intento.

La parada de Tlacololeros independiente “De los Bravos Tlacololeros” está conformada por una veintena de personas que en común lo único que tiene es el amor por Chilpancingo y sus tradiciones, entre ellos hay empresarios, profesionistas independientes, empleados de gobierno, profesores y de muy diversos ámbitos.

Su gusto por esta danza los llevó a investigar los orígenes y cada uno de los movimientos que se hacen pues a decir de Edgar Daniel Pastor, esta danza tiene mucha representación teatral que muchas veces dejan de incorporarse en los grupos y se pierde la esencia, también hay muchos personajes que ya no se incluyen en los grupos como el Tecorralero, el Teyolero y el Chocoyotillo, que en su parada sí están contemplados.

Los integrantes de esta danza, explicaron que en Chilpancingo hay mucho celo porque las danzas están bien identificadas con los barrios y para ser miembro de una danza hay que ser del barrio y prácticamente haber heredado el lugar de los padres, abuelos bisabuelos y otros ancestros, “entonces nosotros decidimos hacer una parada de Tlacololeros independiente y buscamos hacerlo lo más pegado a la tradición”.

Reveló que para poder formar su parada de Tlacololeros buscaron el apoyo de historiadores como Francisco Alarcón, Héctor Contreras y Efraín Vélez, este último incluso tiene un libro en el que hay mucha información sobre el origen y ejecución de la danza.

Los personales principales son cuatro, el tigre, el maizo, el salvador, y la perra maravilla, después viene personajes como el Jitomatero, Chile Verde, Colmenero, Rayo Seco, Ventarrón, Chocoyotillo, Teyolero y Tlacololero, entre otros que no están justificados en el origen pero que de alguna manera se han incorporado como la Changa, el Marrano y otros.

Uno de los movimientos básicos de la danza es mover la punta del pie sostenido en el talón, esto asemeja la labor del sembrador, que se desplaza en los terrenos inclinados que son la mayoría en el estado y donde para sembrar se usa el azadón, con él se abre la tierra, se deposita la semilla y se tapa con el pie.

El sonido de los chirriones emula el trueno que normalmente acompañas las lluvias que alimentan la siembra, y los personajes están basados en los productos del campo y en las labores, además de que se integran los elementos naturales que tiene que ver con la Flora, la Fauna y el clima.

De los Bravo Tlacololeros es una danza que sobrevive sin apoyo externo, que han logrado que sus atuendos no porten publicidad de alguna ferretería, de partidos políticos o cualquier otra cosa, pues cada uno de sus integrantes ha comprado su propio ajuar, para portarlo con orgullo.

Un ajuar de Tlacololero cuesta entre 5 y 10 mil pesos, empezando por la máscara que se cotiza en más de mil 500 pesos cada una. /Foto: Abel Miranda 1 El Sol de Acapulco.

Un ajuar de Tlacololero cuesta entre 5 y 10 mil pesos, empezando pro la máscara que se cotiza en más de mil 500 pesos cada una, y puede costar más si su origen es de un artesano reconocido, los costales con que se forma la camisa del Tlacololero en su interior llevan un forro de Cuascle que un material similar al que se usa debajo de la silla de montar, este es una especie de blindaje para que en la danza se puedan pegar chirrionazos y no se lastimen.

Las chaparreras se han integrado a todos los atuendos de Tlacololeros aunque originalmente sólo los llevaba el Maizo que representa al capataz, pasa lo mismo con los botines que ahora usan los personajes, pero que en antaño todos danzaban con huarachas, también utilizan un sombrero que cuesta cerca de mil pesos, usan toallas, paleacates y camisas uniformadas y un chirrión elaborado en forja con varillas de acero y forrado con pieles de animales.

En la parada de los Bravo Tlacololeros, participan también Eumir Vela, Edgar Daniel Pastor, Julio Cesar Martínez Parra, Daniel Rodríguez, Gustavo Gutiérrez Ramírez y el menor Esaú Nava Tapia, quien a sus escasos nueve años ya forma parte como el Chocoyotillo.

El apego que han tenido a las tradiciones ha logrado que esta danza se haya seleccionado para representar a Guerrero en algunos festivales nacionales e internacionales como el festival Cervantino y las Jornadas Alarconianas.

“El cervantino fue una experiencia singular, imagina el sonido de los chirriones en los callejones era algo impresionante, allá muchas personas se acercaron a preguntarnos qué significa la danza, qué representa cada personaje, afortunadamente ya estábamos documentados y pudimos responder, porque de eso se trata si estamos haciendo una labor cultural tenemos que hacerla bien”.

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