En un intento de expandir aquella época del glamour y gala que dejó la Reseña Mundial de Cinematografía en Acapulco, en el 2011 el gobernador de Guerrero, Angel Heladio Aguirre Rivero, organizó la séptima edición del Festival Internacional de Cine, con el propósito de que este destino de playa fuera nuevamente referente de la cultura, el turismo y el cine.
Todavía flotaba en el ambiente el desfile de infinidad de artistas del séptimo arte, millonarios e invitados especiales, que desde 1959 a 1968, dieron un realce importante a la Reseña Mundial de Cinematografía en este balneario del Pacífico, que se hizo posible por el apoyo del entonces presidente de la República, Gustavo Díaz Ordaz, el gobernador, Raymundo Abarca Alarcón y el alcalde, Martín Heredia Merkley.
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En su segunda etapa, se la echo a cuestas el oriundo de Ometepec, con el respaldo del empresario Carlos Slim y Miguel Alemán Velasco, haciendo el anuncio oficial en el 2011, en conferencia de prensa, que tuvo verificativo en Casa Lamm en la colonia Roma, de la Ciudad de México, al lado del director del festival, Víctor Sotomayor.
Ahí, dio detalles del itinerario del Fica en sus diferentes sedes y los eventos que se tenían programados por parte del gobierno del estado, entre estos el Air Show y una pelea de box internacional, con la apuesta de recuperar al turismo internacional y el registro de una importante derrama económica.
En ese año el Fica se inauguró en dos sedes, Cinépolis Acapulco La Isla y la Casa de Cultura del Instituto Guerrerense de la Cultura que se suman a la tradicional sede de Cinépolis Galerías Diana. El Festival contó con cinco secciones: Homenaje, Reseña, Aquí se filmó en Guerrero, Documental Mexicano y Foro México.
Por cierto, también se contempló rendir un merecido homenaje por el centenario de su nacimiento a Mario Moreno Cantinflas y también al actor Fernando Allende, a quien se le dió un reconocimiento por 40 años de trayectoria artística.
Sobre los filmes a proyectar, se hizo una selección de las películas que formaron parte de la 52 Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional. Las cintas que contempla esta sección son Los olvidados de Luis Buñuel, (México, 1950) cinta por la que Buñuel obtuvo la Palma de Oro a Mejor Director en el Festival de Cannes; Anticristo, de Lars Van Trier (Dinamarca, 2009), Palma de Oro a Mejor Actriz del Festival de Cannes, 2010.
También en la Reseña se exhibió: Hahaha, de Hong Sang-soo (Corea del Sur 2010) Ganadora de la sección Una Cierta Mirada, Festival de Cannes 2010; Un hombre que llora de Mahamat-Saleh Hauron (Francia, Bélgica, Chad, 2010), Premio del Jurado del Festival de Cannes, 2010; Dulce hijo de Kornél Mundruczó (Hungría, 2010); El extraño caso de Angélica de Manoel de Oliveira (Portugal, Francia, España, Brasil, 2010); La mirada invisible de Diego Lerman; La Pivellina de Tizza Covi y Rainer Frimmel (Austria, 2010) y Submarino de Thomas Vinterberg (Dinamarca, 2010).
Es de destacar que se consideró producciones que se filmaron en Guerrero, entre estas El bolero de Raquel de Miguel M. Delgado (1952); La perla de Emilio Fernández (1947); La dama de Shangai de Orson Wells (1947), Simbad el mareado de Gilberto Martínez Solares (1950) y Don Juan 67 de Carlos Velo (1967).
El ex mandatario estatal, Aguirre Rivero, invitó a las máximas luminarias de Hollywood, de la talla de Sophía Loren, Alain Delon o Paz Vega, así como a todas las estrellas nacionales y les pidió que se sumarán a este festival que regresaba de nuevo al puerto de Acapulco.
En está edición se contó con la presencia de dos íconos del cine internacional: Sophia Loren y Alain Delon, para darle impulso y promoción al destino por excelencia y referente del turismo internacional.
Por cierto, el mismo Aguirre Rivero, contó cómo se logró una bella amistad entre el hombre más rico del mundo, Carlos Slim y la actriz Sophía Loren, que fue en una cena que ofreció de bienvenida en Casa Acapulco.
A pesar de todo este esfuerzo, el Fica no tuvo la respuesta que se esperaba y al parecer el cambio de las sedes a la zona Diamante, tuvo mucho que ver, en virtud que en nada se comparó con el escenario que fue el monumento colonial más importante del puerto como lo es el Fuerte de San Diego.
También se extrañó la presencia de la constelación de artistas, millonarios e invitados especiales, quienes vistiendo de gala y glamour, dieron un atractivo singular a este balneario del Pacifico, que fue de fiestas en sus mejores discotecas de aquella época, obviamente, recuerdos que no volverán y que murieron con el viejo Acapulco.