La fiesta nocturna que iluminaba la bahía de Acapulco y que se disfrutaba a bordo de embarcaciones con música y luces multicolores sucumbió ante el embate del huracán Otis a finales de octubre pasado, y sólo quedó un yate en servicio que recorre el gran espejo de agua por las noches en este puerto.
En los años 60 y 70 el puerto de Acapulco vivía por las noches un gran ambiente de fiesta a bordo de dos grandes embarcaciones que se convertían en famosas discotecas flotantes con luces multicolores que se dejaban ver desde la zona de arena de cada una de las playas de este puerto.
Eran el yate fiesta Bonanza y el famoso catamaran Acatiki, conocido así en ese entonces hasta que surgió el Acarey, estas eran las 2 embarcaciones que recorrían la bahía con grandes espectáculos en los que consideraban conciertos con imitadores hasta bailes y danzas.
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Hoy, luego del paso del huracán Otis que arrasó con cientos de embarcaciones por los fuertes vientos, la bahía solo es recorrida por una embarcación: el yate Bonanza, barco que llegó a este destino de playa en los años 60, luego que la familia Braun Díaz lo adquiriera para empezar este proyecto que resultó con el tiempo todo un éxito económico y de imagen turística para Acapulco.
Desde el pasado diciembre, dos meses después del paso del huracán Otis, el yate Bonanza, con matrícula 120222644147, reinició sus recorridos nocturnos por la bahía de Acapulco y hasta la fecha sigue dando este servicio de calidad a miles de turistas nacionales, extranjeros y hasta propios acapulqueños que disfrutan de la diversión nocturna en alta mar.
El emblemático yate Bonanza, construido con lámina de acero, fue adquirido a la Marina de los Estados Unidos y llegó al puerto para iniciar su travesía de viajes de recreo en los años 60, cuando Acapulco vivió una gran época de oro.
Acapulco pierde uno de sus yates más icónicos
El catamaran Acatiki fue uno de los yates de recreo que navegó por varios años la bahía de Acapulco, terminó su historia un 23 de marzo del 2003 cuando por una falla se hundió a diez metros de distancia del malecón.
Posteriormente el Acatiki se convirtió en el yate de recreo Acarey, mismo que también terminó en el fondo del mar tras el paso del huracán Otis junto a varios de sus tripulantes que fueron considerados como desaparecidos.
Después del hundimiento del Acarey, el puerto solo cuenta con una embarcación con una capacidad de más de 100 personas para disfrutar de veladas inolvidables sobre el gran espejo de agua que representa la bahía de Acapulco.