Se paralizó la reconstrucción de los restaurantes afectados por el huracán Otis, debido a que es difícil encontrar material para reparar las palapas y no hay mano de obra.
El presidente de Infraestructura del Consejo Consultivo de Turismo, Jesús Zamora Cervantes, explicó que a pesar de este inconveniente, el 50 por ciento ya están operando.
Los que tuvieron capacidad económica, hicieron reparaciones provisionales y comenzaron a colocar la palapa, además de hacer el retiro del escombro y todo el material que peligroso.
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"En los festejos del Año Nuevo afortunadamente tuvimos un lleno al cien por ciento y esto nos dio una bocanada de oxígeno, aunque trabajamos con limitaciones", precisó.
Es de destacar que tuvimos un 50 por ciento de turismo y el otro 50 fue de residentes, que hicieron un buen consumo durante estos festejos de fin de año y en consecuencia de una importante derrama económica, señaló.
Indicó que con estos recursos, la mayoría invertirá en la compra de material y para la contratación de la mano de obra, aunque estos momentos por la alta demanda escasearon los insumos y esto está haciendo más lento el proceso de reconstrucción, dijo.
El empresario del sector gastronómico, Zamora Cervantes, refirió que otro problema que están enfrentando los restauranteros es que carecen de liquidez, principalmente los que son pequeños negocios familiares y por ello es que están solicitando apoyo al gobierno federal.
Confirmó que tienen programadas reuniones con la presidenta municipal Abelina López Rodríguez y con funcionarios de la Secretaría del Bienestar del gobierno federal, para reanudar lo relacionado a los apoyos que solicitaron para poder reactivarse.
Precisó que necesitan de estos recursos, de otro modo ven muy complicado el que puedan levantar sus negocios antes del mes de marzo, pues la totalidad sufrieron una devastación de sus palapas y hasta el momento el 50 por ciento logró reabrir, pero con limitaciones, apuntó.
Cabe destacar que las rachas de viento de más de 300 kilómetros por hora arrasó con las palapas y toda la madera que servía de soporte, dejando devastados a todos los restaurantes que están a lo largo y ancho de la bahía de Acapulco.