En un foco de contaminación se ha convertido el rastro municipal de Chilpancingo, principalmente para vecinos que habitan los alrededores de estas instalaciones, que de acuerdo con el gobierno municipal están “obsoletas”.
Las instalaciones se encuentran en la calle Tepecoacuilco, de la colonia Lucia Alcocer de Figueroa, al norte de la ciudad.
El predio sobre el que esta construido alberga también el Corralón Municipal, así como el Centro de Control Canino y Felino.
Lee también: Pide diputado utilizar rastro de Acapulco que costó 160 mdp
Las quejas han sido permanentes hacia esas instalaciones, dado que prolifera una importante plaga de ratas, aparte los malos olores provenientes de desechos de los animales que ahí son sacrificados inundan las viviendas.
En un recorrido realizado, se observa que hay poca higiene en las actividades que se realizan y que prácticamente la mitad de lugar, se ha convertido en un depósito de vehículos chatarra.
En el Plan de Desarrollo Municipal de Chilpancingo, que presentó la alcaldesa Norma Otilia Hernández Martínez al inicio de su administración, propuso la construcción de un “Rastro tipo TIF” con una inversión de 95 millones de pesos.
Este rastro sería para uso de los municipios de Chilpancingo, Eduardo Neri (Zumpango) y Tixtlam, y según el Plan, este abatiría los “rezagos ecológicos y contaminación,
“El inmueble que ocupa el Rastro municipal es obsoleto, generando problemas sociales y de salud para toda la capital del Estado”, se destaca en el documento oficial.
Es tal el abandono, que la fachada que alguna vez contó con el nombre del lugar, ahora ya no lo tiene, y se ha convertido en un criadero de perros callejeros.