Generar empatía entre la sociedad con los grupos de personas discapacitadas ha sido una de las funciones que cumple el trenecito infantil que desde hace una década ha operado en el centro de Chilpancingo, este vehículo además es didáctico para la población del centro de Guerrero en la que el ferrocarril sólo llegó en proyectos del siglo pasado.
Durante el gobierno municipal de Marco Antonio Leyva se compró el tren que, originalmente se movía con un motor de podadora, jalaba cuatro vagones y podía transitar por cualquier parte del zócalo, con el paso de los años el aparato se sustituyó por uno montado sobre el chasis de un automóvil tipo Volkswagen.
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El tren se concibió para generar empatía entre la población con los grupos de personas discapacitadas, debido a que su operación desde el inicio fue para que este sector poblacional tuviera espacios de trabajo.
En su momento hubo hasta 14 personas trabajando en el tren, actualmente sólo puede ofrecer actividad laboral para ocho personas, entre estas, las que conducen el vehículo, los que venden los boletos y otros que abanderan las esquinas para que se detengan los autos al pasar el tren.
El director de grupos vulnerables, Juan Pablo López Madrigal, indicó que el personal que opera el tren está recibiendo capacitación para buscar que la población general tenga empatía con ellos y ofrezcan lo mismo de manera recíproca.
Un viaje en el trenecito cuesta 10 pesos por persona y el recurso no ingresa directamente al ayuntamiento, se utiliza para pagar los salarios de los operadores, las refacciones, del vehículo, combustibles, aceites y otros gastos que se generan en la operación.
ANTECEDENTE DEL FERROCARRIL
Durante el gobierno de Porfirio Díaz, el Estado de Guerrero estaba siendo beneficiado con inversión del gobierno federal para construir la línea del ferrocarril que recorrería desde México hasta Acapulco, en septiembre de 1898, fue inaugurada la estación de Iguala y había obras en diversas partes del Estado para concluir la línea, pero todas se detuvieron cuando inició el movimiento armado de la revolución.
De esta forma se canceló el proyecto que traería el tren a Chilpancingo y Acapulco, de tal manera que en estos lugares sólo de manera didáctica conocemos los aparatos.
En la capital incluso se tiene un vagón y un cabús que en su momento fueron arrastrados para que funcionaran como bibliotecas y espacios para fomentar la ciencia y tecnología, pero actualmente se encuentran abandonados, uno en el Circyc y otro en el centro escolar Vicente Guerrero, en este último incluso se tiene una réplica de una estación de ferrocarril y al aparato se le conoce como el tren que nunca llegó a su destino porque la ruta debería ser hasta acapulco y este único vagón llegó a Chilpancingo.
