A principios del siglo pasado, el cerro de Los Dragos, hoy conocido como La Pinzona, fue un punto vital en la guerra de independencia de nuestro país, pues en la cima se instaló el cuartel el general José María Morelos y Pavón y años después se construyó una torre de acero que servía para la comunicación del telégrafo, que era utilizado para guiar a los barcos que se hacían a la mar.
De acuerdo a los cronistas de la ciudad, esta colina se bautizó como el cerro de los Dragos, debido a que alguien de las tropas reales sembró un árbol cuyas características es que es de un espeso follaje y floración de un amarillo salmón, que sobresalía del resto de las plantas endémicas que predominaban en el paisaje.
Cuentan que esta especie es originaria de Centroamérica, fue traído a México durante La Colonia para plantarlo a la vera de los “caminos reales”, precisamente por su fresca sombra y por no necesitar de riego, pues solos buscan la forma de abastecerse de agua.
Es precisamente esta cualidad que da origen a su nombre, pues las raíces del Drago penetran el subsuelo, dragando auténticamente, hasta encontrar una corriente subterránea. Luego la hacen brotar en la superficie dando lugar a los aguajes.
Por otro lado, es precisamente la vista que abarcaba toda la bahía que se elige para colocar enormes vigas de acero y le dan forma a la torre, por órdenes del entonces presidente de la República, Porfirio Díaz, con el propósito de modernizar las comunicaciones.
Lee también: La Botica de Acapulco, primer farmacia del puerto
Aunque antes, fue refugió del generalísimo José María Morelos y Pavón, quien desde ese punto planeó tomar el fuerte de San Diego, incluso, se cuenta que un obús disparado desde la fortaleza cae en su albergue, pero no hubo desgracias que lamentar.
Tiempo después, se colocó la enorme torre de más de cien metros de altura, que también fue objeto de un intenso fuego de cañón desde un barco, que interrumpió el desfile del cinco de mayo de 1920 y que solo dejó daños a viviendas, así como al ayuntamiento.
Los vecinos del lugar, al notar que no había cables en la estructura de acero, la empezaron a llamar como la inalámbrica, que es el nombre de una de sus calles principales, hoy en día comunica al hotel Casa Blanca y al hotel El Roble.
Cuentan que se contrató a varias personas para que le dieran mantenimiento a la torre, pero no todos lograron escalar, pues se mareaban y a fin de no exponer su integridad física mejor renunciaban a tan peligroso trabajo.
Hasta que la noticia le llegó a un personaje que por no poder hablar, era conocido como el “mudo Balboa”, quien se le veía como arriesgaba la vida al escalar a lo más alto y cumplir con su labor, aunque no fue por mucho tiempo.
En 1938, el puerto de Acapulco fue azotado por un ciclón y lo que no pudieron hacer los disparos de cañón, lo logró la naturaleza y la enorme torre fue derribada, sin embargo, conservó el nombre su avenida principal y es aquí de donde parte el nombre actual del cerro.
Según los historiadores, después de que fue sofocado el movimiento, el general, Eutimio Pinzón, oriundo de Corral Falso, compró el cerro para fincar su hogar. A su muerte lo heredó a su única hija Estéfana Pinzón, quien lo habita.
Sin embargo, al pretender invadir parte de sus tierras o por tomar agua de su manantial sin su permiso, actúo con mano firme para castigar a los que osaban ingresar a la brava a su propiedad, por lo que con el tiempo se fue ganando una fama de mujer dura y la empezaron a ver con rencor.
Muchos atribuyen que esta fue la causa que cuando la gente se refería a su persona, no lo hacían con su nombre de pila sino con su apellido en femenino: “La Pinzona” y así se conoce a este cerro hasta la actualidad.