De familia de pescadores, don Luis Palma Hernández, orgulloso presume que toda su vida ha vivido del mar y que de buzo sacó adelante a sus hijos, actualmente administra un pequeño restaurante que le heredó su padre, pero también trabaja como prestador de servicios turísticos.
Con 73 años a cuestas, don Luis recuerda que su padre fue un buzo experimentado en Puerto Marqués, a los 10 años le empezó a enseñar el oficio y poco a poco aprendió a sumergirse en las profundidades del mar para sacar almejas, pulpo y langosta, pero también una rica variedad de pescados.
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Yo no pude aprender a mover la barriga para ganarme unas monedas como lo hacían otros muchachos de mi edad, lo mío era meterme a lo hondo y sacar todo lo que se podía comer y vender al lado de mi viejo que en paz descanse, dice.
Refirió que tenían una lancha y en esa se hacían a la mar, al llegar a un lugar de alto oleaje, ahí bajaban a bucear a pulmón, porque en esos sitios eran bancos de peces, además atrapaban la almeja y en ocasiones el camarón, pero siempre el mar los proveia de alimento.
Don Luis está consciente de que la edad lo alcanzó, pero eso no ha sido obstáculo para seguir ganándose la vida de lo que más ama en la vida, el mar , pero ahora como prestador de servicios turísticos y realiza paseos en lancha, “voy a trabajar en el mar hasta que muera”.
“Quienes busquen degustar un buen pescado o disfrutar los mariscos papá, está el restaurante que me dejo mi, ahí mis tres hijos y mis hermanos atendemos al turista, también a los paisanos, son todos bienvenidos”, apuntó este viejo lobo de mar.