La muerte del actor Andrés García también dejará una huella de tristeza en Chilpancingo, pues aunque su vida prácticamente la vivió enamorado del puerto de Acapulco, en la capital de Guerrero vive el que fuera su compañero de escenario en muchas de las películas que protagonizó, me refiero al chimpancé Chucho-chucho, quien pasa su vejez en un microambiente del Zoochilpan.
Chucho Chucho, prácticamente fue la plataforma de lanzamiento de Andrés García, pues el chimpancé perfectamente adiestrado, resultó uno de los grandes atractivos en la película de Chanoc, que fue la primera en que participó el actor y se grabó en 1967, en la trama Andrés García, desarrolla un personaje que es una especie de Tarzán y tiene como inseparable amigo al chimpancé que en ese momento se le dio el mote de la Chita Mexicana.
De acuerdo con el personal del Zoológico, Chucho Chucho está próximo a cumplir 60 años de edad y para festejarlo se estaba planeando una gran fiesta en la que se buscaría invitar a personajes que en algún momento compartieron escenario y con ello también hacer un reconocimiento a los actores y se les podría invitar a que visitaran al primate, y uno de los que estaban propuestos para ser invitados era Andrés García.
Aunque no hay un registro, trabajadores del Zoochilpan, aseguran que hace ya varios años el actor se enteró que Chicho Chucho se encontraba en este parque y pasó a visitarlo, le estuvo hablando pero el primate no le respondió, esa habría sido la última vez que se vieron este par de actores que protagonizaron muchas películas juntos.
Los médicos del parque aseguran que Chucho Chucho, ya es un anciano que superó el periodo de vida de su especie que se calcula en 45 años y hasta 50 en cautiverio, pero en su caso este año llegará a los 60, por eso se proyectaba un gran festejo que quedó suspendido por la crisis en que se metió al zoológico tras revelarse irregularidades financieras y tráfico de especies, al grado que se comieron cabras pigmeas.
El chimpancé actualmente goza de buena salud, está recuperando pelaje que se le había caído pero su peor enemigo es la edad y la soledad en que se encuentra sentado siempre sólo en un tronco dentro su hábitat.