Con pistola en mano y un trio de guitarras acompañándolo por sus giras de trabajo en la entidad, así era el día a día del ex gobernador Rubén Figueroa Figueroa, un político autoritario, excéntrico, y que se catalogó como un amante de las mujeres.
Se trata de un documental que lleva el nombre de “El señor gobernador” realizado por la Televisión Francesa y por el Institut national de l’audiovisuel, en una serie de cortos llamado “Un viaje a México”, en el que quedá plasmado en menos de una hora una muestra el ejercicio del poder en Guerrero después de la llamada Guerra Sucia.
El documental fue presentado en 1981, en la recta final del gobierno de Rubén Figueroa “padre”, como es conocido por la población, ya que su hijo Rubén Figueroa Alcocer (hijo), también fue gobernador en 1993.
El trabajo audiovisual muestra fragmentos de la vida pública del ex gobernador, su forma de hacer política, la manera en que recorría el territorio guerrerense y la relación que tenía con la ciudadania, de la que dijo que siempre velaba por los intereses de los pobres y no por el de los grupos elitistas.
Se divide en entrevistas hechas en la Residencia Oficial de Casa Guerrero en Chilpancingo, en Palacio de Gobierno y abordo de un camión.
En una parte del video, el ex gobernador toma una ducha en una alberca de la residencia oficial y desde ese lugar atiende asuntos del gobierno, como el caso de una escuela colapsada en Tenancingo en el municipio de Tlalchapa, que dejó como saldo tres personas muertas.
De un teléfono ordena las acciones a presidentes municipales, integrantes de gabinete y fuerzas armadas. Una de esas llamadas la hace a un coronel, a quien le da ordenes de que “traiga” y encarcele a unos presuntos secuestradores, también a modo de broma, le pide que se traslade hasta Casa Guerrero con un batallón y fusile al personal de la Televisión Francesa y remita los cadáveres a su país.
Antes de salir a una gira, degusta un vaso de leche con un toque de canela, una costumbre familiar heredada por su madre, de quien aprendió que no se le debe de temer a los muertos, sino a los vivos. Dicho esto se pone el sombrero, pide su pistola, y enseguida suelta: “dejad que los niños se acerquen a mi”.
Su traslado a los municipios lo hace abordo de un camión con los logos del PRI, el partido que nunca pierde, señala, mientras es escoltado por una patrulla de la policía.
Viaja con tres músicos, su sombrero, un gabán, y una pistola “para cuando se pongan difíciles las circunstancias”. También le acompaña un ayudante general, que aparte de ser fotógrafo también es un escolta personal.
Otro de los temas que se abordan es su opinión sobre el ejercicio en el poder, la guerrilla, y los logros que dejó a su gobierno, como el caso de que al termino de su sexenio no había ni una sola comunidad sin escuela.
Se describe como un amante de las mujeres, tanto como de la política, y se muestra como una persona cercana a la población, a quienes les regala dinero para atender enfermedades y quien recibe de ellos regalos.
El documental dura menos de una hora, y en la parte final de este, el político hace mención de que se siente satisfecho por haber alcanzado su meta política, por que deja un estado en paz, sin rebeldes y también por haber concluido su mandato, ya que hasta ese momento solo cuatro gobernantes habían terminado su sexenio “porque es un estado muy difícil de gobernar”.
