Existe una creencia popular que afirma que practicar ejercicio antes de desayunar facilita la quema de grasa, pero que es peligroso para la salud por la fuerte exigencia que tiene el cuerpo.
Es necesario saber que el cuerpo humano tiene dos fuentes de energía, el glucógeno guardado en los músculos y la grasa contenida en los tejidos.
Estudios realizados indican que hacer ejercicio en ayunas puede ser hasta 20 por ciento más efectivo, que hacerlo después del desayuno.
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Por si fuera poco, mejora la sensibilidad a la insulina y fomenta la secreción de la hormona del crecimiento; también crea hábito en el organismo y, con el tiempo, esa quema de grasa se hace más efectiva.
Con lo anterior podemos deducir que es mejor practicar deporte sin desayunar si se busca la pérdida de grasa, pero debemos tener cuidado.
Está práctica agota las reservas de glucosa y obliga al cuerpo a obtenerla a partir de las proteínas de los músculos, lo que se traduce en la pérdida de grasa, pero también de masa muscular. También existe el riesgo de presentar calambres, mareos o incluso desmayos.
Para perder peso se debe tomar en cuenta que el ejercicio no es suficiente, ya que también se debe tener un adecuado programa alimenticio.
Podemos concluir que el ejercicio en ayunas debe ser moderado, sin someter al cuerpo a grandes esfuerzos, y dejar el trabajo pesado para después de ingerir alimento.