/ martes 25 de octubre de 2022

Con una aleta y un visor lleva el sustento a su hogar

Antonio García Fuentes ha dedicado la mitad de su vida a bucear en la bahía de Acapulco en busca de pescados y mariscos que vende a turistas y porteños

A sus 49 años de edad, Antonio García Fuentes ha dedicado la mitad de su vida a bucear en la bahía de Acapulco para salir adelante y mantener a su familia conformada por su esposa e hijas.

Desde los 14 años inició el buceo en las profundidades del mar ya que su abuelo se dedicaba a la pesca y su padre a bucear para sacar el marisco de concha.

Comenta que es complicado nadar en las profundidades ya que la presión del agua lastima los oídos y regularmente lo hace tres días a la semana alrededor de 3 horas desde las siete de la mañana.

Lo único que necesita para bucear en una aleta y un visor, así como vestir un short y una playera de manga larga para proteger su cuerpo ya que en repetidas ocasiones se ha lastimado con piedras, así como la fauna y naturaleza marina, “uno se arriesga porque hay culebras morenas, una me medio rasguño en el dedo allá en La Roqueta”, recordó.

Toño, como lo conocen sus amigos, bucea a puro pulmón, logrando bajar más de 20 metros de profundidad, para poder traer consigo las conchas y comercializarlas preparadas en su puesto de venta de mariscos.

Es sobre la embarcación de nombre Flor Dalila, la cual fue heredará al padre de Don Antonio, y él se las heredó a sus hijos en dónde la adecuan para ofrecer sus platillos, la cual está en la playa Caletilla, en la zona Tradicional de Acapulco en donde gana de 400 a mil pesos los días que le toca vender, ya que comparte con su hermano dicho negocio.

Vende sus mariscos en las playas de Acapulco./ Foto: Heidi Nieves | El Sol de Acapulco


Ostión plata, ostión violeta, erizo, gorro chino, callo de hacha, pata de mula, callo de garra de león, garra de tigre, callo madre Perla, callo Margarita, el cual dijo está muy escaso y es caro debido a que se encuentra “encuevado” en el mar, son parte de las conchas que ofrece en su menú.

“El mar es muy bonito, es otro mundo es como si fueras al espacio pero en el agua, solo que es muy peligroso si no lo conoces”, narró el buzo.

Dijo que para poder llegar hasta el punto donde sacan la mercancía que venderá pagan cien pesos por persona a un compañero que tiene una lancha y regularmente van más de tres personas para que le pueda convenir al que los lleva.

La otra manera de trasladarse es con un kayak, con tabla para bucear o con una cámara de una llanta.

Padre de dos mujeres Detzamy Tamara de 12 años quien cursa la secundaria y Brisa Ashlyn de 19 años quien concluyó la preparatoria y actualmente estudia un curso de belleza ya que su meta era prepararse para enfermera sin embargo, no pudo ingresar a una pública y Don Toño, no le alcanza para solventar el gasto de pagar una escuela privada.

Su esposa ayuda en la economía del hogar laborando ciertas horas al día en una copiadora.

En tiempos de lluvias las ventas bajan mucho./ Foto: Heidi Nieves | El Sol de Acapulco


“El sector pesquero no tiene salario, lo que vas ganando es lo que vas gastando y ahí vas balanceando, sí te va bien un día pero luego tres días mal, aquí se va al día”, expresó Antonio con un sentir preocupante.

El pescador dijo que su padre quien le enseñó a bucear para poder subsistir en la vida actualmente tiene 80 años de edad y continúa desempeñándose como buzo y pescador.

El prestador de los servicios turísticos lamentó que en tiempos de lluvias sus ventas bajen mucho o cuando hay contaminación de la playa por aguas negras.

A sus 49 años de edad, Antonio García Fuentes ha dedicado la mitad de su vida a bucear en la bahía de Acapulco para salir adelante y mantener a su familia conformada por su esposa e hijas.

Desde los 14 años inició el buceo en las profundidades del mar ya que su abuelo se dedicaba a la pesca y su padre a bucear para sacar el marisco de concha.

Comenta que es complicado nadar en las profundidades ya que la presión del agua lastima los oídos y regularmente lo hace tres días a la semana alrededor de 3 horas desde las siete de la mañana.

Lo único que necesita para bucear en una aleta y un visor, así como vestir un short y una playera de manga larga para proteger su cuerpo ya que en repetidas ocasiones se ha lastimado con piedras, así como la fauna y naturaleza marina, “uno se arriesga porque hay culebras morenas, una me medio rasguño en el dedo allá en La Roqueta”, recordó.

Toño, como lo conocen sus amigos, bucea a puro pulmón, logrando bajar más de 20 metros de profundidad, para poder traer consigo las conchas y comercializarlas preparadas en su puesto de venta de mariscos.

Es sobre la embarcación de nombre Flor Dalila, la cual fue heredará al padre de Don Antonio, y él se las heredó a sus hijos en dónde la adecuan para ofrecer sus platillos, la cual está en la playa Caletilla, en la zona Tradicional de Acapulco en donde gana de 400 a mil pesos los días que le toca vender, ya que comparte con su hermano dicho negocio.

Vende sus mariscos en las playas de Acapulco./ Foto: Heidi Nieves | El Sol de Acapulco


Ostión plata, ostión violeta, erizo, gorro chino, callo de hacha, pata de mula, callo de garra de león, garra de tigre, callo madre Perla, callo Margarita, el cual dijo está muy escaso y es caro debido a que se encuentra “encuevado” en el mar, son parte de las conchas que ofrece en su menú.

“El mar es muy bonito, es otro mundo es como si fueras al espacio pero en el agua, solo que es muy peligroso si no lo conoces”, narró el buzo.

Dijo que para poder llegar hasta el punto donde sacan la mercancía que venderá pagan cien pesos por persona a un compañero que tiene una lancha y regularmente van más de tres personas para que le pueda convenir al que los lleva.

La otra manera de trasladarse es con un kayak, con tabla para bucear o con una cámara de una llanta.

Padre de dos mujeres Detzamy Tamara de 12 años quien cursa la secundaria y Brisa Ashlyn de 19 años quien concluyó la preparatoria y actualmente estudia un curso de belleza ya que su meta era prepararse para enfermera sin embargo, no pudo ingresar a una pública y Don Toño, no le alcanza para solventar el gasto de pagar una escuela privada.

Su esposa ayuda en la economía del hogar laborando ciertas horas al día en una copiadora.

En tiempos de lluvias las ventas bajan mucho./ Foto: Heidi Nieves | El Sol de Acapulco


“El sector pesquero no tiene salario, lo que vas ganando es lo que vas gastando y ahí vas balanceando, sí te va bien un día pero luego tres días mal, aquí se va al día”, expresó Antonio con un sentir preocupante.

El pescador dijo que su padre quien le enseñó a bucear para poder subsistir en la vida actualmente tiene 80 años de edad y continúa desempeñándose como buzo y pescador.

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