/ martes 21 de septiembre de 2021

El polémico tema de la interrupción del embarazo

Como un hecho histórico es considerado en nuestra sociedad que los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que preside el ministro Arturo Saldívar Lelo de Larrea han declarado inconstitucional penalizar la interrupción del embarazo en las mujeres de manera voluntaria.

Histórico porque la justicia siempre actuó con una venda en los ojos sobre los derechos de las mujeres, debido a que un embarazo, se juzgaba desde la perspectiva de que ellas se lo buscado por su liviandad. ; no obstante, las leyes se juzgaba y se sigue juzgando desde lo moral, pero en desequilibrio, porque si son dos personas las que engendran, debería ser que se exigiera el cumplimiento de la paternidad responsable a ambos y si de prisión se trata, entonces que se proceda con la pareja. Sin embargo, nuestra sociedad ha permitido y alcahueteado que los varones no asuman su responsabilidad, ni moral, ni económica, ni afectiva, dejando el problema en manos de la embarazada.

Cuando una mujer se encuentra ante la situación de afrontar ella sola el problema, y sobre todo cuando también la familia le da la espalda, su autoestima decae; en el plano social interferirá con sus relaciones de trabajo, y en algunas ocasiones si todavía estudia, también se verá afectado; por otro lado, psicológicamente, se rechaza a sí misma y rechazará al producto de su relación con su pareja.

Tal vez se enfrente, como millones de mujeres, a llevar su embarazo y crianza de los hijos sin ningún tipo de apoyo. Y tanto influye lo colectivo y desde el construccionismo social, que la misma mujer - también como millones de mujeres- creen que ellas pueden y no necesitan a un padre. Existe un anuncio en la televisión de una mujer que tiene que dejar amarrada a una cama a su hija, quien está llorando, porque tiene que ir a trabajar y el anuncio convoca a que hagas “donativos” para que eso no suceda y puedan apoyar a las mujeres en esta problemática. ¿No sería mejor hacer una campaña para buscar al padre de esa niña o niño a fin de que asuma su responsabilidad que le corresponde? Por eso digo que solapamos las irresponsabilidades de los que rechazan a su hijo antes de que nazca ¿y ese no es un aborto? ¿Y cuantos no viven la doble moral? por un lado tienen relaciones sexuales con cuanta mujer se encuentran y por otro lado, condenan la interrupción del embarazo. ¿Y cuántos de los que están leyendo este artículo practican esa doble moral?

Y desde esa visión también estos grupos que no están de acuerdo con las decisiones de los magistrados, los culparon del terremoto pasado ocurrido en Acapulco, el 7 de septiembre diciendo “Es castigo de Dios”.

Y para colmo de masculinos, todavía se criminalizaba a las mujeres y condenaba a prisión como sucedió en el Estado de Coahuila que castiga a las mujeres que interrumpen su embarazo y que la corte no lo apruebe. Claro que es histórico que ya los responsables de vigilar y crear leyes detengan esas injusticias, con un criterio abierto, con esa perspectiva de género y de los derechos humanos de todas y todos. Bien por el magistrado Arturo Saldívar quien defendió la dignidad, los derechos y las libertades de las mujeres, y quien en su discurso dijera: ”La discusión sobre el aborto no puede verse como un debate entre quienes están a favor de la vida o en contra de ella; estar a favor de la vida es respetar la dignidad y la libertad de las mujeres ”.

Como un hecho histórico es considerado en nuestra sociedad que los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que preside el ministro Arturo Saldívar Lelo de Larrea han declarado inconstitucional penalizar la interrupción del embarazo en las mujeres de manera voluntaria.

Histórico porque la justicia siempre actuó con una venda en los ojos sobre los derechos de las mujeres, debido a que un embarazo, se juzgaba desde la perspectiva de que ellas se lo buscado por su liviandad. ; no obstante, las leyes se juzgaba y se sigue juzgando desde lo moral, pero en desequilibrio, porque si son dos personas las que engendran, debería ser que se exigiera el cumplimiento de la paternidad responsable a ambos y si de prisión se trata, entonces que se proceda con la pareja. Sin embargo, nuestra sociedad ha permitido y alcahueteado que los varones no asuman su responsabilidad, ni moral, ni económica, ni afectiva, dejando el problema en manos de la embarazada.

Cuando una mujer se encuentra ante la situación de afrontar ella sola el problema, y sobre todo cuando también la familia le da la espalda, su autoestima decae; en el plano social interferirá con sus relaciones de trabajo, y en algunas ocasiones si todavía estudia, también se verá afectado; por otro lado, psicológicamente, se rechaza a sí misma y rechazará al producto de su relación con su pareja.

Tal vez se enfrente, como millones de mujeres, a llevar su embarazo y crianza de los hijos sin ningún tipo de apoyo. Y tanto influye lo colectivo y desde el construccionismo social, que la misma mujer - también como millones de mujeres- creen que ellas pueden y no necesitan a un padre. Existe un anuncio en la televisión de una mujer que tiene que dejar amarrada a una cama a su hija, quien está llorando, porque tiene que ir a trabajar y el anuncio convoca a que hagas “donativos” para que eso no suceda y puedan apoyar a las mujeres en esta problemática. ¿No sería mejor hacer una campaña para buscar al padre de esa niña o niño a fin de que asuma su responsabilidad que le corresponde? Por eso digo que solapamos las irresponsabilidades de los que rechazan a su hijo antes de que nazca ¿y ese no es un aborto? ¿Y cuantos no viven la doble moral? por un lado tienen relaciones sexuales con cuanta mujer se encuentran y por otro lado, condenan la interrupción del embarazo. ¿Y cuántos de los que están leyendo este artículo practican esa doble moral?

Y desde esa visión también estos grupos que no están de acuerdo con las decisiones de los magistrados, los culparon del terremoto pasado ocurrido en Acapulco, el 7 de septiembre diciendo “Es castigo de Dios”.

Y para colmo de masculinos, todavía se criminalizaba a las mujeres y condenaba a prisión como sucedió en el Estado de Coahuila que castiga a las mujeres que interrumpen su embarazo y que la corte no lo apruebe. Claro que es histórico que ya los responsables de vigilar y crear leyes detengan esas injusticias, con un criterio abierto, con esa perspectiva de género y de los derechos humanos de todas y todos. Bien por el magistrado Arturo Saldívar quien defendió la dignidad, los derechos y las libertades de las mujeres, y quien en su discurso dijera: ”La discusión sobre el aborto no puede verse como un debate entre quienes están a favor de la vida o en contra de ella; estar a favor de la vida es respetar la dignidad y la libertad de las mujeres ”.

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